La miel es un alimento muy rico en glucosa (aunque sin pruebas de sus supuestas propiedades benéficas) producido por las abejas. ¿Cómo la fabrican? La clave está en el néctar de las flores y el proceso de transformación que sufre en el sistema digestivo de las abejas.
“Las abejas toman néctar y lo van acumulando en una especie de buche en su tubo digestivo. Hay ciertas enzimas [proteínas que catalizan reacciones] que se producen en glándulas en la cabeza y que en las obreras con cierta edad convierten la sacarosa en glucosa y fructosa y transforman el néctar en miel”, indica a Maldita.es Concepción Ornosa, profesora del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) especializada en abejas.
Al llegar a las colmenas, las abejas pasan este néctar poco tratado a otras abejas, que siguen poco a poco el mismo proceso dentro de su propio buche. “Cuando está más elaborado, dejan el néctar en las celdas con gran cantidad de agua, que se evapora por la elevada temperatura de las colmenas. Cuando no queda más del 20% de agua, las abejas tapan las celdas y así la pueden conservar durante todo el invierno. Esa miel tiene poca cantidad de agua y un pH bajo que evita el desarrollo de microorganismos. Así pueden posteriormente consurmirla”, resume Ornosa.
La experta aclara también que ni sólo la abeja de la miel (Apis mellifera) produce miel ni todas las abejas producen miel. Los abejorros y las conocidas como abejas sin aguijón también son fabricantes de miel. El declive de las abejas puede repercutir en una dieta menos equilibrada para los humanos por su importancia en polinizar frutas y hortalizas.
Este artículo es un despiece de nuestro 21º consultorio de Maldita Alimentación.
Primera fecha de publicación de este artículo: 13/04/2023