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Leche de vaca en niños mayores de un año: si causa diarrea y similares, ¿podría considerarse un indicio de intolerancia a la lactosa?

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La correcta alimentación del bebé es algo que preocupa a todos los progenitores. Tras dejar la alimentación exclusiva con leche materna, de fórmula o mixta a los seis meses, la duda que nos habéis hecho llegar es si la leche de vaca en mayores de un año puede generar problemas y si los posibles efectos que el cambio cause pueden ser síntomas derivados de la intolerancia a la lactosa.

La respuesta corta es que, de forma general, se recomienda el consumo de leche de vaca a partir del primer año y que la diarrea continuada, en caso de haberla, puede significar tanto intolerancia a la lactosa como alergia a la leche de vaca.

A partir de los 12 meses de edad, los niños pueden tomar leche de vaca. Ahora bien, lo ideal es que sea en su versión entera, o sea, con toda su grasa. Dado que en esta etapa los pequeños crecen muy deprisa pero, al mismo tiempo, su estómago aún tiene un tamaño reducido, conviene que tomen alimentos con muchas calorías. Y por el momento (salvo excepciones) el colesterol no es un riesgo para ellos. Además, la grasa de la leche favorece que se absorban mejor las vitaminas A y D.

Para los niños, la leche es una fuente clave de calcio, vitamina D, proteínas y micronutrientes. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos recomienda dos tazas (480 ml) de lácteos para niños de dos a tres años de edad. Después de los dos años, los niños pueden tomar leche baja en grasa o incluso leche desnatada si tienen sobrepeso.

Sin olvidar que, para mantener una alimentación equilibrada en la infancia, se recomienda consumir frutas, verduras y hortalizas diariamente, entre dos y tres porciones diarias de leche y/o lácteos, y aumentar el consumo semanal de pescado.

Ahora bien, los niños, como los adultos, también pueden tener alergia a la leche de vaca o intolerancia a la lactosa. La alergia puede provocar dolor abdominal o cólicos, náuseas, vómitos y diarrea e incluso sangrado intestinal. La intolerancia a los lácteos, por su parte, puede manifestarse a través de hinchazón del abdomen o diarrea, náuseas, vómitos, eructos y flatulencias.

Pese a ello, recuerda que beber leche no es antinatural ni malo para la salud (salvo para quienes presentan alguna de estas condiciones), pero tampoco es imprescindible en edad adulta: el calcio también se puede obtener de alimentos como pescados, frutos secos, legumbres y la col.

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