Los servicios meteorológicos de cada país son la primera línea de defensa de la sociedad ante fenómenos metorológicos extremos. Su misión es alertar sobre posibles catástrofes naturales y ofrecer asesorar al público sobre las precauciones a tomar durante esas emergencias. Sin embargo, dado que estas instituciones también suelen comunicar públicamente sobre la evidencia científica sobre el cambio climático, eso les convierte en blanco frecuente de campañas de desinformación y hace que sus científicos sean objeto de acoso en el ámbito digital.
Estos ataques inevitablemente minan la credibilidad de las agencias meteorológicas y socavan la confianza pública en sus alertas, poniendo así en peligro vidas y bienes materiales cuando sucede un desastre natural, ya que una parte de la población puede ignorar sus consejos si ha sido manipulada para creer que esas instituciones son propensas a la exageración o la mentira. Dado que las constantes campañas de desinformación contra ellas se dan en las principales plataformas digitales, esas empresas tienen la obligación legal de abordarlas, al menos en la Unión Europea.
Un riesgo y un fracaso
La pérdida de confianza en las alertas sobre potenciales desastres naturales encaja perfectamente en la categoría de «efectos negativos reales o previsibles sobre la seguridad pública [o] en la protección de la salud pública» que el Reglamento de Servicios Digitales de la UE (Digital Services Act o DSA) establece para identificar un riesgo sistémico derivado del uso y el diseño de las principales plataformas digitales y motores de búsqueda. Por ello, los obliga a establecer «medidas de reducción de riesgos razonables, proporcionadas y efectivas» como por ejemplo añadir paneles informativos o etiquetas de verificación de datos cuando los usuarios vean desinformación. A pesar de esto, según nuestra investigación, pocas de las principales plataformas lo hacen.
La Fundación Maldita.es ha analizado 169 publicaciones y vídeos de los últimos seis años que difundían información errónea sobre AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología de España, en cinco importantes plataformas digitales (X/Twitter, Facebook, Instagram, TikTok y YouTube). Los resultados completos muestran diferencias entre las distintas plataformas, pero en global sólo un 8% de los videos y publicaciones muestran algún tipo de etiqueta visible, nota de la comunidad o panel de información que pueda alertar a los usuarios sobre contenido manipulador o falso.
Un ejemplo es el de un tweet con más de 4 millones de visualizaciones que acusó falsamente a la AEMET de rebajar el umbral de temperatura necesario para declarar una alerta por calor para que parecieran más frecuentes. No tenía ninguna nota de la comunidad visible en la comunidad, a pesar de que varios usuarios las habían propuesto. También un vídeo de YouTube con 235.000 reproducciones decía que AEMET no tenía un radar operativo durante la DANA de Valencia cuando las inundaciones dejaron más de 200 fallecidos en octubre de 2024, una mentira que el canal también utilizó para solicitar donaciones económicas. Muchos más todavía han visto a la agencia “admitir” la manipulación artificial del clima o “fabricar” pruebas sobre el aumento de las temperaturas.
Contenidos virales similares han sido verificados en Francia sobre Météo-France, en Alemania sobre el Deutscher Wetterdienst o en Polonia acerca de IMGW-PIB, por nombrar solo tres ejemplos de servicios públicos de meteorología que se enfrentan a ataques de desinformación en la Unión Europea. Sin embargo, se trata de una tendencia global con campañas documentadas en diferentes países, particularmente en Estados Unidos, donde los ataques no solo se dirigen contra el servicio meteorológico, sino también contra los departamentos de protección civil como FEMA, en ocasiones con la participación de actores extranjeros.
Una estrategia sólida para abordar el riesgo sistémico bajo la DSA
Para diseñar un sistema eficaz de reducción de riesgos en este campo, las grandes plataformas y buscadores deben tener en cuenta varias consideraciones importantes:
Si bien desempeñan un papel crucial, las agencias de meteorología también son instituciones públicas que deben ser sometidas a un nivel particularmente alto de escrutinio y transparencia, por lo que cualquier estrategia de reducción de riesgos no puede enfocarse hacia la eliminación de contenidos digitales a menos que estos sean claramente ilegales (como amenazas, suplantación de identidad, fraude, etc.) evitando además caer en la narrativa interesada de una supuesta “censura”.
Pese a esto, las plataformas y buscadores pueden y deben realizar intervenciones contextuales para reducir los riesgos de desinformación, empoderando a sus usuarios a través de etiquetas de verificación de datos u otras ayudas contextuales similares en el momento en que interactúan con contenido falso o engañoso, para que puedan así tomar sus propias decisiones.
Dado que el papel de estas agencias es particularmente importante durante fenómenos meteorológicos extremos, las plataformas y buscadores deben garantizar que su información de servicio público durante esos períodos llegue ante los usuarios que más necesitan verla, por ejemplo, en función de su ubicación, a través del despliegue de paneles informativos u otros mecanismos similares.
Teniendo en cuenta estos principios, debería ser relativamente sencillo para las plataformas construir estrategias robustas de reducción de riesgos que se alineen plenamente con los estándares legales de la DSA, es decir, cuyas medidas sean razonables, proporcionadas, efectivas y adaptadas a los riesgos sistémicos específicos que presenta el servicio.
Un enfoque sistemático que se centre en mostrar información contextual en lugar de eliminar contenido es razonable y proporcionado, ya que dicha estrategia respeta totalmente la libertad de expresión de los usuarios al tiempo que reduce adecuadamente el riesgo de información errónea o desinformación, como indica la Comisión Europea en el contexto particular de la DSA en sus directrices sobre la mitigación de riesgos sistémicos para los procesos electorales.
Se han probado e implementado intervenciones similares en todo tipo de servicios digitales y han demostrado su eficacia en diferentes perfiles de riesgo, reduciendo tanto la difusión de la desinformación como su creencia, pero también impulsando la capacidad de detección y respuesta de las plataformas en comparación con otras estrategias como la moderación de contenido tradicional o los programas de notas de la comunidad.
El despliegue de paneles informativos para apoyar el alcance de estas agencias durante eventos meteorológicos extremos también es una intervención de reducción de riesgos perfectamente razonable y proporcionada, ya que la mayoría de las plataformas y buscadores han implementado recursos automatizados similares con información de terceros en algún momento, por ejemplo durante la pandemia del COVID-19.
Ofrecer a los usuarios información sobre fenómenos meteorológicos extremos en función su ubicación no solo es factible, sino que también es algo común que muchos otros proveedores de información relevantes hacen de forma rutinaria, y algunos incluso por obligación legal. Este es el caso de los medios de comunicación según la Ley de Protección Civil Española de 2015 y también en muchos países de las empresas de telecomunicaciones que comunican alertas de servicio público a teléfonos móviles dependiendo de la ubicación del aparato. Hasta donde sabemos, ninguna plataforma mostró paneles informativos, por ejemplo, a sus usuarios en Valencia sobre las alertas de AEMET durante la DANA de octubre de 2024.
En Fundación Maldita.es sabemos que la desinformación a menudo hace daño e incluso mata, y también que hay pocas situaciones en las que la información veraz sea más fundamental que durante y justo después de una catástrofe natural. La información meteorológica y las alertas de protección civil son, literalmente, un salvavidas en ese tipo de situaciones y, para que sean verdaderamente eficaces, deben concitar la máxima atención y confianza por parte del público.
Las agencias públicas de meteorología son por supuesto responsables de mantener una comunicación pública que les permita servir mejor a la ciudadanía cuando ocurren catástrofes, pero las grandes plataformas y buscadores también tienen que hacer su parte y garantizar que sus normas y la forma en la que se aplican estén a la altura de sus obligaciones legales y éticas.