Desde Maldita.es le hemos mandado hoy una carta a todos los grupos parlamentarios y partidos con representación en el Congreso de los Diputados para pedirles una reunión y hablar sobre desinformación. Podéis leer la carta completa al final de este artículo, pero os queremos explicar por qué la hemos enviado y qué queremos decirles a los políticos.
La desinformación no es un problema nuevo, pero con la pandemia se ha convertido en una emergencia. Ahora mismo, las malditas y los malditos nos hacéis llegar más de 1.000 contenidos sospechosos cada día, cinco o seis veces más que antes de que llegara el coronavirus. Al mismo tiempo, la política está interesándose cada vez más por la desinformación. Tanto en España como en las instituciones europeas hay iniciativas que quieren legislar contra este problema y en Maldita.es creemos que esa regulación debe estar basada en evidencia y datos, y no únicamente en posiciones políticas.
Ya formamos parte del Grupo de Expertos de Alto Nivel de la Comisión Europea sobre Desinformación y ahora también queremos colaborar aportando nuestro conocimiento. Por eso nos gustaría compartir con los políticos algunas cosas que hemos aprendido luchando contra la desinformación con la ayuda de nuestra comunidad de malditas y malditos:
- Hace falta consenso: cualquier medida contra la desinformación que provenga solamente de un gobierno o de un partido no será efectiva. Parecerá que defiende unos intereses políticos concretos y no tendrá crediblidad. Un problema de Estado necesita soluciones de Estado y debe incluir no solo a la oposición, también a la sociedad civil en forma de académicos, periodistas, medios de comunicación, verificadores....
- Hay cosas que deben hacer las plataformas y cosas que no: se puede y se debe exigir más a las grandes empresas de Internet. Deberían ser más transparentes con sus decisiones y procesos (quién decide que un contenido es desinformación, cómo lo decide, cuáles son las consecuencias...), pero ni pueden ni deben decidir que algo es ilegal. Eso corresponde a la justicia.
- No siempre hay un culpable y no siempre se le puede encontrar: la ley no puede perseguir a quien difunde desinformación por error o porque se la ha creído él mismo. Tampoco es sencillo, en la mayoría de los casos, establecer el origen exacto de una desinformación.
- Hay que educar: es importante mejorar los procesos para combatir la desinformación, pero nada contribuye más a luchar contra ella que un público mejor preparado para identificarla. La alfabetización mediática, la educación en tecnología y el desarrollo de una cultura crítica frente a las informaciones que recibimos tiene que ser una prioridad nacional.
Aquí os dejamos la carta que hemos enviado a todos los grupos parlamentarios y partidos con representación en el Congreso de los Diputados: