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MALDITO DATO

La foto fija de las condiciones de vida de los jóvenes españoles en 2023: la mitad vive de alquiler y uno de cada cuatro está en riesgo de pobreza

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Claves
  • La Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística estima que en 2023 la cuarta parte de los hogares jóvenes se encontraban en riesgo de pobreza
  • Cerca de la mitad no puede afrontar gastos imprevistos, un tercio no puede irse una semana de vacaciones y la cuarta parte no puede permitirse pagar la calefacción
  • Más de la mitad de los hogares compuestos por jóvenes viven de alquiler, cifra que no ha dejado de aumentar desde el estallido de la burbuja inmobiliaria

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¿Alguna vez te has fijado en las personas que protagonizan los anuncios de turismo? En muchas ocasiones, son personas alegres, jóvenes, que muestran a familias, grupos de amigos o parejas disfrutando de las actividades que ofrece una región. ¿Esta imagen es la realidad de la juventud en España? Para un tercio de ella, la respuesta es un rotundo no.

Los datos de 2023 que recoge la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran una imagen más precaria de las personas entre 16 y 29 años que la que podría deducirse de la publicidad comercial. Cerca de la mitad no puede afrontar gastos imprevistos (41,7%), uno de cada seis jóvenes ha tenido retrasos en el pago de las facturas de la vivienda en el último año (17,8%) y algo más de la cuarta parte se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social (27,4%).

El 27,4% de los jóvenes españoles estaban en riesgo de pobreza en 2023, una décima más que en 2022

La Unión Europea mide la pobreza y la exclusión social mediante un indicador que denomina tasa AROPE. Este tiene en cuenta tres dimensiones principales: sufrir una carencia material y social severa (no poder afrontar imprevistos, no poder irse de vacaciones, no poder comprar productos de primera necesidad…), estar en riesgo de pobreza (ganar menos que el 60% de los ingresos medianos del país) o vivir en un hogar con los miembros en el paro. Si cualquiera de estas tres dimensiones se cumple, se considera que el hogar se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social.

Más de la cuarta parte de los hogares jóvenes se encuentran en riesgo de pobreza (27,4%). Aunque el nivel ha descendido desde los máximos de la crisis financiera y de deuda de la década pasada (36,3% en 2016), en 2023 ha aumentado ligeramente con respecto a 2022, cuando se registró una décima menos (27,3%).

Esta situación se dio con dos de las principales coordenadas económicas de un país en tendencia positiva: el PIB (2% de variación interanual en el cuarto trimestre de 2023) y el empleo (157.600 ocupados más entre 16 y 29 años a cierre de 2023 con respecto al año anterior).

La inflación y la capacidad de los jóvenes para poner la calefacción o comer carne y pescado: la quinta parte no puede mantener la temperatura de su casa

En 2023, la quinta parte de los menores de 30 años (23,1%) contestó que no pudo permitirse mantener una temperatura adecuada en sus casas. Esta cifra se ha triplicado con respecto a las prepandémicas: en 2019, era del 8,2%. Todo esto ocurre en un contexto de aumento generalizado de los precios de los últimos años.

La mayoría de indicadores que miden la carestía también han aumentado en los últimos cuatro años. Por ejemplo, en 2023, el 36,4% de los jóvenes no podían irse de vacaciones al menos una semana al año, el 17,8% ha tenido retrasos en el pago de facturas y letras a plazo en los últimos 12 meses y el 6,9% no pudo permitirse una comida de carne o pescado al menos cada dos días.

La juventud independizada es inquilina: más de la mitad de los hogares de personas de menos de 30 años vive de alquiler

Desde que estalló la burbuja inmobiliaria, la cantidad de jóvenes que viven de alquiler (sea a precio de mercados o por debajo de este, como los alquileres sociales) no ha parado de aumentar: en 2006, el 28,2% de los hogares compuestos por personas de entre 16 y 29 años pagaban una renta, mientras que en 2023, eran el 56,6%.

Otro indicador de tenencia de vivienda que se ha incrementado en los últimos años es la cesión. El INE agrupa todos aquellos casos en los que una persona vive gratis en un piso que no es de su propiedad bajo esta etiqueta: se incluyen viviendas que un familiar deja a otro para que viva en él, empresas que pagan una vivienda para sus trabajadores desplazados o administraciones y ONG que ceden viviendas para personas en riesgo de exclusión, entre otras. 

En 2023, uno de cada siete hogares (el 14,3%) cuya persona con mayores ingresos era una persona entre 16 y 29 años habitaba una vivienda cedida. Esta cifra es inferior al máximo histórico registrado en 2019, cuando el 22,5% de los hogares jóvenes vivía en casas con este tipo de régimen de tenencia.

La situación de aumento de alquileres y de mayor presencia de la cesión de viviendas tiene correlación con uno de los principales escollos de la juventud: los altos precios de la vivienda, tanto para comprar como para alquilar. Un tercio de los hogares jóvenes dedican más del 30% de sus ingresos a pagar la renta (la media nacional es del 6,7%), lo que arrastra otras situaciones de escasez y pobreza, como las dificultades para pagar las facturas o no poder afrontar gastos imprevistos.

El aumento de los precios, pero no de los salarios, genera una presión cada vez mayor entre los jóvenes: el Consejo de la Juventud de España estima que una persona joven debería destinar el 94% de su salario para pagar un alquiler si quiere vivir sola.

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