"CEO de Moderna admite crímenes contra la humanidad”. Con mensajes como este se viraliza un vídeo de Stéphane Bancel, consejero delegado de Moderna, la farmacéutica que desarrolló unas de las vacunas utilizadas contra la COVID-19, supuestamente reconociendo que a causa de las vacunas “en Estados Unidos hay 16 millones de personas con 'Covid persistente’, en su mayoría jóvenes. Alguien que solía trotar 5 kilómetros ahora apenas puede caminar”. Pero es un bulo: durante el fragmento de vídeo que se comparte el CEO de Moderna no habla sobre las consecuencias de la aplicación de este fármaco, sino de los daños relacionados con la COVID-19 persistente, es decir, las secuelas de haber sufrido la COVID-19 y cuya aparición es previa a las campañas de vacunación. Tampoco lo dice en ningún otro momento de la intervención de la que está extraído el vídeo.
El CEO de Moderna habla del impacto de la COVID-19 persistente en la economía, no de las vacunas
Las declaraciones de Bancel sobre la COVID persistente provienen de la ‘Reunión especial en colaboración global, crecimiento y energía para el crecimiento’ organizada por el Foro Económico Mundial el 29 de abril de 2024 en Arabia Saudí. En el vídeo original se puede comprobar que de lo que en realidad habla Bancel en las imágenes que se han compartido en redes sociales es del impacto de la COVID-19 persistente en la economía, no de las vacunas.
Los casos de COVID-19 persistente comenzaron antes de la aprobación de las vacunas contra la enfermedad
Aunque algunos mensajes señalan que los efectos de la COVID-19 persistente son consecuencia de las vacunas, esto es falso. Mientras que las vacunas contra la COVID-19 se autorizaron a finales de diciembre de 2020, estas secuelas se conocen desde meses antes del inicio de su aplicación.
De hecho, fue en mayo de 2020 cuando los propios afectados por estos síntomas acuñaron en Twitter (ahora X) el término COVID persistente. El junio y agosto de 2020 el periodista científico Ed Yong publicó en The Atlantic dos reportajes, titulados ‘La COVID-19 puede durar varios meses’ y ‘Los pacientes largos están redefiniendo la COVID-19’, respectivamente. Por su cobertura de la pandemia, incluyendo estos dos reportajes, Yong ganó un Premio Pulitzer en 2021.
Desde la Red Española de Investigación en COVID persistente (REiCOP) señalan a Maldita.es que la COVID persistente se dio predominantemente tanto en la primera ola, como en los casos más graves, antes de la vacunación, aunque también se reportaron casos en el resto de olas.
Menos síntomas de COVID-19 persistente y menos probabilidad de desarrollar la enfermedad tras vacunarse
De hecho, una revisión en Reino Unido de 2022 concluyó que las personas con COVID-19 persistente tuvieron una mejora en los síntomas tras vacunarse. Las evidencias muestran que cuantas más vacunas se reciben, menor es la probabilidad de COVID-19 persistente.
Por lo tanto es un bulo que el CEO de Moderna haya admitido crímenes contra la humanidad en relación a la vacuna contra la COVID-19. En las imágenes virales, Stéphane Bancel se refiere a los efectos perjudiciales de la COVID-19 persistente, no de la vacuna contra la COVID-19. Esta enfermedad es anterior a la autorización de las vacunas y, además, la vacunación contra la COVID-19 se asocia con una mejora de los síntomas de la COVID-19 persistente y menor probabilidad de desarrollar esta enfermedad.