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MALDITO BULO

No, el texto “Cuando los padres nos quedamos huérfanos” no pertenece a Gabriel García Márquez

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"Cuando los padres nos quedamos huérfanos" es supuestamente el título de un texto del escritor Gabriel García Márquez que nos habéis hecho llegar a nuestro chatbot de WhatsApp (+34 644 22 93 19) en el que el autor hablaría de la experiencia de los padres cuando sus hijos crecen como "árboles mutantes y pájaros imprudentes". Es un bulo: no hay rastro del texto en las obras del escritor y la Fundación Gabo, creada por García Márquez en 1995, ha negado que el colombiano haya escrito esas palabras a Factchequeado, medio del que Maldita.es es cofundador junto con Chequeado.

Desde Maldita.es hemos realizado una búsqueda avanzada del texto y los únicos resultados que aparecen son publicaciones en redes sociales. No hemos encontrado ningún texto oficial, entrevista o declaración pública en la que García Márquez pronunciara el poema. Tampoco aparece recogido en el archivo de la Fundación Gabo, donde disponen de "más de seiscientas frases, reflexiones e ideas de Gabriel García Márquez".

Además, el presidente de la fundación, Jaime Abello Banfi, ha negado a Factchequeado que el autor escribiera ese poema: "Definitivamente falso. Otro texto inventado por alguien que se le atribuye".

“Bulos literarios” que se le adjudicaron a García Márquez

No es la primera vez que se le atribuye un texto falso al escritor colombiano. De hecho, la Fundación Gabo recopiló 4 “bulos literarios” de García Márquez que se le atribuyen erróneamente.

1. El cuento 'Las sandalias negras'

El relato de una madre que, antes de morir, le enseña a su hija una última lección: vivir la vida como si esta fuera a acabarse mañana. Su autora es en realidad Marisel Hilerio Rivera, una escritora puertorriqueña que concibió esta historia a finales de 2018 y que se volvió viral cuando la publicó en sus redes sociales.

2. Un manual para vivir la cuarentena en 'El amor en los tiempos del cólera'

Se trata de un diálogo entre el capitán de un barco con un mozo sobre las formas para afrontar la cuarentena. Sin embargo, en la novela de García Márquez no existe ningún diálogo parecido. Tampoco está presente en otros libros suyos. En este caso, el verdadero autor es el italiano Alessandro Frezza.

3. 'La marioneta'

Este fue uno de los primeros “bulos literarios” de García Márquez en la era del internet. Se propagó por correos electrónicos y cadenas de Power Point bajo el título “La marioneta”. Narraba el lamento en primera persona de un muñeco que va a morir y que le advierte a quienes siguen en el juego de la vida que disfruten al máximo.

García Márquez desmintió esta desinformación en una pequeña rueda de prensa. “Quiero decirles que estoy vivo y que lo único que me podría matar es que digan que yo escribí algo tan cursi”, dijo.

4. La carta de despedida

El linfoma que a García Márquez le detectaron en 1999 creó el rumor de que la vida del Premio Nobel de Literatura colombiano estaba llegando a su fin. Rápidamente las bandejas de entrada de los correos electrónicos se llenaron con una carta de despedida atribuida al escritor.

“Con una cursilería más propia de las telenovelas que de un novelista, el documento habla de vivir sin remordimientos ni ataduras. A veces aparece en internet en forma de poema y muchas de sus líneas han sido segmentadas para producir decenas de frases falsas de Gabo”, señalan desde la Fundación.

En definitiva, es un bulo que Gabriel García Márquez escribiera el poema "cuando los padres nos quedamos huérfanos" que se ha viralizado en WhatsApp.

Cadena desmentida por factchequeadoCUANDO LOS PADRES NOS QUEDAMOS HUERFANOS (Gabriel García Márquez) Hay un período cuando los padres quedamos huérfanos de nuestros hijos. Es que los niños crecen independientemente de nosotros, como árboles murmurantes y pájaros imprudentes. Crecen sin pedir permiso a la vida. Crecen con una estridencia alegre y, a veces, con alardeada arrogancia. Pero no crecen todos los días, crecen de repente. Un día se sientan cerca de ti y con una naturalidad increíble te dicen cualquier cosa que te indica que esa criatura de pañales, ¡ya creció! ¿Cuándo creció que no lo percibiste? ¿Dónde quedaron las fiestas infantiles, el juego en la arena, los cumpleaños con payasos? El niño crece en un ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil. Ahora estas allí, en la puerta de la discoteca esperando no sólo que no crezca, sino que aparezca. Allí están muchos padres al volante esperando que salgan. Y allí están nuestros hijos, entre hamburguesas y gaseosas. Con el uniforme de su generación y sus incómodas y pesadas mochilas en los hombros. Allá estamos nosotros, con los cabellos canos. Y esos son nuestros hijos, los que amamos a pesar de los golpes de los vientos, de las escasas cosechas de paz, de las malas noticias y la dictadura de las horas. Ellos crecieron amaestrados, observando y aprendiendo con nuestros errores y nuestros aciertos. Principalmente con los errores que esperamos no se repitan. Hay un periodo en que los padres vamos quedando huérfanos de los hijos. Ya no los buscaremos más en las puertas de las discotecas y del cine. Pasó el tiempo del piano, el fútbol, el ballet, la natación. Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante de sus propias vidas. Deberíamos haber ido más junto a su cama, al anochecer, para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sábanas de la infancia, y a los adolescentes, cubrecamas de aquellas piezas con calcomanías, afiches, agendas coloridas y discos ensordecedores. Pero crecieron sin que agotáramos con ellos todo nuestro afecto. Al principio fueron al campo, la playa, navidades, pascuas, piscinas y amigos. Sí, había peleas en el auto por la ventana, los pedidos de la música de moda. Después llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, un sufrimiento, no podían dejar a sus amigos y primeros enamorados. Quedamos los padres exiliados de los hijos. Teníamos la soledad que siempre deseamos, y nos llegó el momento en que sólo miramos de lejos, oramos mucho (en ese momento se nos había olvidado) para que escojan bien en la búsqueda de la felicidad y conquisten el mundo del modo menos complejo posible. El secreto es esperar. En cualquier momento nos darán nietos. El nieto es la hora del cariño ocioso y la picardía no ejercida en los propios hijos. Por eso, los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño. Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto. Así es. Los seres humanos sólo aprendemos a ser hijos después de ser padres; sólo aprendemos a ser padres después de ser. abuelos. En fin, pareciera que sólo aprendemos a vivir después de que la vida se nos va pasando. Disfrutemos de nuestros hijos en cada una de sus etapas mientras duremos vivos!! Gabriel Garcia Márquez
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