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MALDITO BULO

El bulo que usa cifras falsas o descontextualizadas para afirmar que es más peligrosa la vacuna que la COVID-19

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Salud
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Literatura científica
Fuentes oficiales (comunicados, bases de datos, BOE)

“El 99,78% de los que han cogido la Covid-19 siguen vivos según la OMS, pero los efectos secundarios graves conocidos de la vacuna de Pfizer llegan al 4,6% de los vacunados sanos y jóvenes. Lo que significa que en España hay más probabilidad de caer enfermo por la vacuna que por el Covid-19” dice uno de los post de Facebook que están circulando en los últimos días. Pero es un bulo. La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) establece que las reacciones adversas severas como fatiga, fiebre o vómitos ocurrieron en un porcentaje menor o igual al 4,6% de los voluntarios de los ensayos de la vacuna de Pfizer-BioNTech de la COVID-19 menores de 55 años, pero “los casos serios de adversidad” representaron menos del 1%. Por otro lado, si hacemos los cálculos con las cifras proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los fallecidos representan el 2,21% de los casos confirmados por COVID-19. Por otro lado,

La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) califica síntomas como “resfriado”, “dolor de cabeza” o “fatiga”  de efectos adversos de la vacuna y estos se categorizan en ninguno, medio, moderado o severo

Según el contenido que circula en redes sociales “los efectos secundarios graves conocidos de la vacuna llegan al 4,6% de los vacunados sanos y jóvenes” pero son datos manipulados. Esta cifra ha sido extraída de un informe sobre la vacuna de la COVID-19 de Pfizer-BioNTech que publicó la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés), la agencia del Gobierno de los Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos, medicamentos, cosméticos, aparatos médicos, productos biológicos y derivados sanguíneos, el pasado 10 de diciembre. 

En este documento se explicaba (pág.6) que las “reacciones adversas severas se dieron entre el 0,0% y el 4,6% de los participantes” en el ensayo de la vacuna, y fueron menor o igual al 2,8% de los mayores de 55 años y menor o igual 4,6% de los jóvenes que participaron, siendo estas más frecuentes tras la segunda dosis de la vacuna.

Sin embargo, la FDA considera un efecto adverso (Adverse Event, AE) “cualquier acontecimiento médico adverso asociado con el uso de un fármaco en humanos, ya sea que se considere o no relacionado con el fármaco”. Si nos fijamos en el cuadro de “frecuencia de síntomas adversos en los 7 días posteriores a cada vacunación” de personas entre 18 y 55 años, se consideran efectos adversos: fiebre, fatiga, dolor de cabeza, resfriado, diarrea, dolor muscular y se categorizan en ninguno, medio, moderado o severo. Los síntomas de fatiga severa, tras la segunda dosis de la vacuna, los presentaron 97 personas (4,6%), mientras que los que no presentaron ningún síntoma de fatiga fueron 1.247 (59,5%). Dolor de cabeza severo lo padecieron 67 participantes; no obstante, fueron 1.085 personas las que no sufrieron dolor de cabeza.

Síntomas similares, aunque en menor porcentaje, también sufrieron aquellos que obtuvieron placebo en lugar de la vacuna: un 0,7% de los participantes menores de 55 años presentaron fatiga severa tras la segunda dosis o dolor de cabeza severo, también en un 0,7% de los voluntarios.

Entre los mayores de 55 años, ningún participante tuvo fiebre tras la segunda dosis y un 2,8% presentó fatiga severa y un 0,5% dolor de cabeza también severo.

Pero es importante mencionar que la FDA explica en el mismo informe que “los casos serios de adversidad” (serious adverse event, SAE) representaron menos del 1%, siendo el más común la apendicitis, (un total de 12 casos de 43.448 participantes, 4 de ellos entre los que recibieron placebo) y fueron “episodios médicos que ocurren en la población general en una frecuencia similar a la observada en el estudio”. La FDA define los casos serios de adversidad en un amplio espectro: cuando el resultado es la muerte, la hospitalización inicial o prolongada, cuando provoca la incapacidad o un daño permanente o se requiere  una intervención médica o quirúrgica para evitar el deterioro permanente de una función corporal o para evitar daños permanentes en una estructura corporal.

El informe también especifica que murieron 6 de los 43.448 participantes: 2 en el grupo de los que recibieron la vacuna, siendo estos mayores de 55 años y 4 entre los que recibieron placebo.

Según los datos que publica la OMS, han fallecido un 2,21% de las personas que han contraído el coronavirus

El contenido que circula en redes sociales también dice que “el 98,78% de los que han cogido la Covid-19 siguen vivos según la OMS”, esto quiere decir que sólo habría muerto un 1,22% de los contagiados. En el post no se menciona la cifra de contagiados por esta enfermedad, sino “los que han cogido la COVID-19” y “siguen vivos”, un dato que, además no es correcto. Si hacemos el cálculo con los datos que figuran en la página web de la organización, los fallecidos representan el 2,21% de los casos confirmados por COVID-19.

De acuerdo con el panel de la OMS sobre enfermedad por coronavirus, a 27 de diciembre se han notificado 79.062.802 casos de coronavirus en todo el mundo, de los cuales han fallecido 1.751.311 personas. Esto es, casi el 2,21% de los contagiados confirmados. Por tanto, un 97,79% de las personas que han sido diagnosticadas con coronavirus han sobrevivido. No obstante, no se conocen las cifras de aquellos que han fallecido por esta enfermedad sin haber sido diagnosticados.

Por lo tanto, es un bulo que en España haya “más probabilidad de caer enfermo por la vacuna que por el Covid-19”, ni queel 99,78% de los que han cogido la Covid-19 siguen vivos según la OMS” y los datos sobre los efectos secundarios graves conocidos de la vacuna de Pfizer están descontextualizados.

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