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MALDITO BULO

No, este accidente de coche no está relacionado con el uso de mascarilla por la COVID-19: es de 2019 y las mascarillas no provocan hipoxia

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Circula por redes una imagen de un accidente de tráfico cuyo conductor murió supuestamente al sufrir una hipoxia por llevar puesta la mascarilla. Sin embargo, se trata de un bulo puesto que la foto corresponde a un accidente de tráfico ocurrido en Mallorca el 1 de junio de 2019, meses antes de la pandemia de la COVID-19 y de que el Gobierno recomendara el uso de las mascarillas.

A través de una búsqueda inversa hemos visto que la imagen fue publicada el 1 de junio de 2019 por el periódico Última Hora. En su artículo, aseguran que el accidente se había producido ese mismo día en el municipio mallorquín de Muro, y que el conductor era un hombre de 19 años que resultó herido de gravedad tras chocar frontalmente con un camión cuyo conductor murió.

Desde la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil nos confirman que el accidente ocurrió el 1 de junio de 2019 a las 6:15 y que se produjo por una colisión frontal tras la invasión del sentido contrario de la carretera. Además, señalan que la persona fallecida tenía 39 años.

Maldita.es no ha podido verificar de forma independiente si el responsable del accidente dio positivo en el control de alcoholemia, tal y como señala Última Hora y Europa Press en este otro artículo. En todo caso, sabemos que fue tomada en junio de 2019.

Además de que la imagen original fue publicada meses antes de la pandemia de la COVID-19 y de la obligatoriedad de las mascarillas, el montaje incluye el logo del Ministerio del Interior para que parezca que es una campaña de dicha institución, pero tampoco es el caso.

Las mascarillas no causan hipoxia

Bulos antimascarillas como este que aseguran que éstas causan hipoxia, es decir, una reducción de los niveles de oxígeno en la sangre. Esto no es verdad: no hay ninguna evidencia científica de que las mascarillas causen hipoxia, y cierta sensación de agobio o sofoco no significa que se reduzca el nivel de oxígeno en nuestra sangre, como os explicábamos aquí.

Ya hemos desmentido en Maldita Ciencia que el uso de las mascarillas cause hipoxia (aquí).  “No, el uso de mascarillas no produce hipoxia”, asegura María Elisa Calle, experta en Epidemiología y Salud Pública y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Las mascarillas, según explica, no son estancas: entra aire por los laterales y la parte superior y con ese aire entra el oxígeno y se elimina el dióxido de carbono

Y también desmentimos los vídeos que, midiendo supuestamente el nivel de oxígeno dentro de una mascarilla, intentan demostrar, equivocadamente, que las mascarillas nos hacen respirar menos oxígeno (aquí y aquí).

Aquí ya explicamos que las mascarillas filtran partículas, no gases. Es decir que, aunque puedan retener el vapor de agua, dejan pasar el O2 hacia dentro y el CO2 hacia fuera para que respiremos sin problemas. En palabras de Fernando Usera, investigador del Servicio de Bioseguridad del Centro Nacional de Bioseguridad (CNB-CSIC), las mascarillas son “barreras físicas contra aerosoles y gotas de saliva, no para el oxígeno o cualquier otro gas, cuyas moléculas tienen un tamaño mucho menor”.

Si causasen una bajada de oxígeno, el personal sanitario estaría muy afectado

Según el neumólogo Xavier Muñoz Gall, del Servicio Neumatología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y de la Sociedad Catalana de Neumología, “lo que es muy dudoso es que el oxígeno pueda bajar por el uso de mascarillas”. Solo hay un estudio de 2008 que observó 53 cirujanos y cirujanas en Kırıkkale y Estambul, en Turquía. “Este estudio demuestra que, durante la primera hora de la intervención, la saturación de oxígeno en la sangre (SaO2) puede bajar un poco, pero que después se recupera y se mantiene durante el resto de las intervenciones sin cambios”, dice a Maldita Ciencia.

Ya os hablamos de este estudio aquí, donde explicábamos que, de hecho, no había evidencias que demostrasen que la bajada de oxígeno en la sangre de los cirujanos se debiese al uso de mascarillas. Los propios investigadores reconocían que no sabían si podría deberse “a la mascarilla o al estrés de la intervención”.

Muñoz Gall recuerda que “en todo caso, el beneficio de llevar una mascarilla es mucho más importante que las mínimas bajada de oxígeno que supuestamente su uso podría comportar, y más sabiendo que son puntales y se recuperan sin quitársela”.

“Si fuera cierto [que las mascarillas causan hipoxia], los cirujanos que intervienen durante varias horas, estarían muertos y no solo cansados”, apuntaba a Maldita Ciencia María Elisa Calle.

Lo mismo señalaba Usera: “las mascarillas las utilizan durante muchas horas al día muchos profesionales sanitarios, y no se ha registrado nunca ningún problema de falta de oxígeno, y menos aún las quirúrgicas. Si causaran hipoxia, todo el personal sanitario estaría enfermo”.

Las mascarillas tienen que superar test de calidad que certifican que se puede respirar correctamente con ellas puestas

Como recuerda la investigadora ambiental Maria Cruz Minguillón del Instituto Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC“a las mascarillas quirúrgicas se someten a pruebas de resistencia a la respirabilidad, una medida que garantiza que se puede respirar adecuadamente con ellas puestas y que por tanto la resistencia al paso de los gases es adecuada. El oxígeno obviamente es un gas y por tanto con una mascarilla de este tipo se puede respirar perfectamente”.

Por otra parte, añade esta científica, a las mascarillas FFP2 y FFP3 se las somete a un test de concentración de CO2 en el aire inhalado según la norma EN149. Esto está directamente relacionado con la cantidad de O2 que puede haber. Dichas mascarillas cumplen con los requisitos de la norma y por tanto aseguran que se pueda respirar adecuadamente al llevarlas”.

Con las mascarillas más filtrantes puede costar un poco más respirar

¿A qué se debe esa sensación de sofoco al llevarlas? “Lo que sabemos”, dice Xavier Muñoz Gall, del Servicio Neumatología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y de la Sociedad Catalana de Neumología, “es que efectivamente las mascarillas incrementan el trabajo respiratorio. Y que este trabajo es proporcional a la mayor filtración de la mascarilla. Así que, de menos a más, primero serían las mascarillas quirúrgicas, luego las FFP2 y finalmente las FFP3”.

Según Usera, un componente importante de la sensación de agobio que pueden provocar las mascarillas, que él admite sentir a veces también, puede ser “psicológico” y aconseja de vez en cuando quitarse la mascarilla en una situación donde haya suficiente distancia y en un sitio ventilado y “tomar un breve descanso” antes de volvérsela a poner. 

La maldita Arancha Santos Bertrán de Lis, médico que nos ha prestado sus superpoderes, recuerda que “la mascarilla puede resultar incómoda pero no requiere un gran esfuerzo respiratorio que pueda llevar al agotamiento. La sensación de ahogo que de vez en cuando podamos sentir puede ser debida a la propia incomodidad, a la ansiedad, al calor, o a la sensación de claustrofobia”.

Además, Marián García, farmacéutica y divulgadora, recuerda que las mascarillas tipo FFP2 o KN95, al tener un mayor ajuste facial y ser más oclusivas pueden resultar más incómodas para algunas personas. “Una mascarilla quirúrgica o higiénica suele ser más agradecida en este sentido”, indica.


En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Arancha Santos Bertrán de Lis, médico.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 28/07/2020.

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