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Dentro del debate sobre el impacto de la ganadería intensiva industrial (las conocidas como macrogranjas) en el medio ambiente, uno de los temas recurrentes es la contaminación acuática que pueden producir los purines generados en las granjas. Pero ¿qué son los purines y por qué pueden contaminar?
Los purines son excrementos animales mezclados con agua. Al igual que el estiércol, son útiles para fertilizar el suelo, pero usados de forma incorrecta pueden contaminar el agua superficial y subterránea con nitratos (NO3-). Si los nitratos superan 50 mg/L, el agua deja de ser potable porque puede producir problemas sanitarios.
Al abonar incorrectamente, los purines pueden contaminar el agua superficial y subterránea con nitratos
Los purines son, básicamente, estiércol líquido. El Ministerio de Medio Ambiente definía el estiércol en 2009 como “todo excremento u orina de animales de granja, incluidas las aves” mezclados con “el agua de lavado y restos de pienso” y el purín como “estiércol líquido con más de un 85% de humedad”.
Tradicionalmente, el purín y el estiércol se aprovechan para abonar la tierra, pues el nitrógeno (y otros elementos químicos) que contienen los excrementos nutre los cultivos. De hecho, su uso como fertilizante orgánico “es tan antiguo como la propia historia del ser humano”, explica el Ministerio de Agricultura en su informe sobre las técnicas de gestión de deyecciones en ganadería.
El problema está en cómo se gestiona este fertilizante orgánico. Por ejemplo, si se aplica al suelo en cantidades excesivas, puede escurrirse debido a la pendiente y acabar en los arroyos, ríos, lagos… o bien, con la lluvia o el riego, puede filtrarse por el subsuelo llegando hasta los acuíferos, formaciones rocosas que contienen agua subterránea.
En concreto, el agua quedaría contaminada con nitratos, una molécula formada por nitrógeno y oxígeno. Consumir agua con más de 50 mg de nitratos por litro puede provocar problemas sanitarios, según recoge la Organización Mundial de la Salud. Uno de ellos es la metahemoglobinemia, una enfermedad que dificulta el transporte de oxígeno en la sangre y afecta sobre todo a bebés. Además, en 2010, los nitratos fueron declarados como “probables carcinogénicos para los humanos” por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer.
No sólo los purines: también se puede contaminar el agua con nitratos al utilizar demasiado fertilizante en la agricultura
Este no es un problema sólo de los excrementos animales (fertilizantes orgánicos) sino también de los fertilizantes inorgánicos (los fabricados artificialmente) que se utilizan en la agricultura intensiva (aunque también afectan otras causas como la mala depuración de las aguas residuales). Por ello, ya en 1991 la Unión Europea legisló para evitar la contaminación acuática producida por los nitratos agrarios.
Estas normas fueron incorporadas a la legislación española en 1996. Sin embargo, la Comisión Europea considera que España no ha cumplido con las obligaciones que dictan estas normas para proteger el agua de la contaminación por nitratos agrarios, por lo que en diciembre de 2021 decidió llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
El 18 de enero de 2022, el Gobierno ha aprobado la modificación del real decreto de 1996 "para reducir la contaminación por nitratos". Según sus últimas estimaciones, la contaminación por nitratos afecta en España al 22% de las masas de agua superficial y al 23% de las masas de agua subterráneas*.
*Esta información ha sido actualizada el 19 de enero de 2022 para incorporar la mención al real decreto aprobado por el Consejo de Ministros "para reducir la contaminación por nitratos".
