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MALDITA TECNOLOGÍA

Qué es la tecnofilia y cómo evitar que se convierta en algo negativo

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  • La tecnofilia se caracteriza por la afición a la tecnología y los dispositivos digitales, con una actitud positiva y entusiasta
  • En principio no es algo negativo, aunque como cualquier actividad podría llegar a ser excesiva, obsesiva y problemática
  • Para evitar comportamientos de dependencia, lo ideal es tener una actitud crítica y reflexiva hacia el uso de la tecnología y sus posibles efectos negativos
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Los seres humanos, en ciertos aspectos, podemos ser muy diferentes. Hay personas a las que les genera ansiedad tener que usar un teléfono móvil o incorporar un chatbot a su trabajo, y otras que se levantan pensando en el nuevo lanzamiento de Apple y están deseando que se haga realidad el metaverso.

Y es que hay cosas que sí pueden llegar al blanco o negro, aunque haya muchos grises por en medio. En la vida digital también pasa. En Maldita.es ya os hemos explicado qué es la tecnofobia - es decir, tener miedo a la tecnología. Pues hoy toca lo contrario: tener afición (que, a veces, puede ser desmedida) por ella. Hablamos de la tecnofilia.

La tecnofilia describe una “actitud positiva y entusiasta hacia la tecnología”

Según el diccionario de la Real Academia Española, tecnofilia significa afición por la tecnología. “El término ‘tecnofilia’, formado por tecno-, en referencia a la tecnología como conjunto de técnicas, herramientas, métodos y procesos que se utilizan para transformar la materia y la energía con el fin de lograr un objetivo específico, y -filia, apego o afición por algo, se utiliza por primera vez en la década de 1960, para describir una actitud positiva y entusiasta hacia la tecnología”, explica a Maldita.es Laura Cuesta Cano, experta en Educación Digital y profesora de Cibercomunicación en la Universidad Camilo José Cela.

Para la experta, la tecnofilia se caracteriza por ejemplo por “la adopción temprana de las nuevas tecnologías, el uso intensivo de dispositivos digitales y apps, la creencia en que la tecnología tiene el potencial de resolver problemas importantes en la sociedad, y un sentimiento de que la tecnología mejora la calidad de vida”. La palabra aparece mencionada en este sentido en el libro La gran adicción. Cómo sobrevivir sin internet y no aislarse del mundo, de Enric Puig Punyet de 2016: “La tecnofilia, la creencia de que los problemas de la humanidad se resolverán por medios digitales, está ganando la batalla”.

Cuesta pone como ejemplos de grandes tecnófilos de la historia a Nikola Tesla, Steve Jobs, Bill Gates o Elon Musk, “personas que han convertido el mundo digital en el centro de su día a día”. Quizá nos suena más del cine y la televisión la palabra geek, como se conoce coloquialmente a la persona fascinada por la tecnología y la informática.

¿Podría la tecnofilia convertirse en algo negativo?

En principio, la tecnofilia “no tiene ninguna connotación negativa: sería simplemente el gusto o la afición por los avances y nuevos dispositivos tecnológicos”, contesta a Maldita.es José C. Perales, catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada. Pero sí que apostilla que, “como cualquier otra afición o actividad, podría llegar a ser excesiva o problemática”.

Esto podría pasar “porque el gasto económico en la compra de tecnología es descontrolado o bien porque la actividad interfiere con otras, impactando negativamente en la calidad de vida de la persona”, ejemplifica Perales. En la misma línea, Cuesta añade que podría traducirse en una “obsesión por tener tecnología punta, un consumo desmedido de dispositivos tecnológicos, y en una dependencia de los dispositivos electrónicos y aplicaciones, con dificultad para desconectarse o desvincularse de ellos”.

¿A qué nos puede sonar todo esto? ¿Te ha venido a la cabeza la palabra ‘adicción’? En Maldita.es ya hemos explicado que hay que tener mucho cuidado con hablar a la ligera de adicción a las redes sociales o la tecnología, y hemos ahondado en qué hay detrás de este tipo de expresiones. Si nos vamos al enfoque médico, “ni la tecnofilia ni la adicción a las nuevas tecnologías son categorías diagnósticas reconocidas”, como recuerda Perales.

Todo son, por supuesto, hipótesis para entender los posibles escenarios: que te guste la tecnología no significa ni por asomo que vayas a desarrollar un problema con su consumo o su uso, ni mucho menos una dependencia; pero es importante ser consciente de los riesgos.

¿Qué se puede hacer si la afición por la tecnología se vuelve problemática?

Ambos expertos coinciden en que, aunque en estos casos no catalogarían un problema así o cualquier actividad que se haga en exceso con el término adicción, esto no significa que las personas que hagan un uso abusivo de la tecnología no necesiten un tratamiento especializado y atención clínica.

Además, recuerda Laura Cuesta, la tecnofilia también puede conducir a “una sobreestimación de la capacidad de la tecnología para resolver problemas y a una subestimación de los riesgos y desafíos asociados con su uso”.

¿Cómo se puede evitar esto? Para José C. Perales, “es necesario que existan alternativas disponibles en el entorno de la persona y que esta tenga las habilidades necesarias para disfrutar de esas alternativas”. Es decir, que la tecnología no sea el centro único y exclusivo del día a día, sino que haya más opciones. El experto indica que, entre los factores de riesgo para desarrollar conductas problemáticas, están “los ambientes empobrecidos, la falta de habilidades y la vulnerabilidad emocional”.

Si el problema no ha podido evitarse, entonces Perales explica que la intervención se centrará en el “manejo de contingencias”, es decir, en “la manipulación del entorno para que esas alternativas existan y sean satisfactorias, se entrenen las habilidades y se reestructuren los pensamiento de la persona”, que en ese momento sólo girarían en torno a la tecnología o los dispositivos electrónicos.

En general, Laura Cuesta subraya que “es importante adoptar una actitud crítica y reflexiva hacia el uso de la tecnología y ser conscientes de sus posibles efectos negativos”.

La tecnofobia, el tecnoestrés y otros efectos de la tecnología

Como decíamos al principio, hay otros conceptos contrapuestos a la tecnofilia, como la tecnofobia. Ya en 2001, el investigador Pedro Rodríguez Rojas escribió en su artículo La sociedad del conocimiento y el fin de la escuela sobre “dos perspectivas enfrentadas: una, la tecnofilia, es decir la legitimación en sí misma de la tecnología, es buena per se; o la tecnofobia, donde sólo se perciben los males”. Si quieres leer más, aquí explicamos qué implica tenerle miedo a la tecnología.

Hay otros efectos de la tecnología en las personas a los que se empieza a poner nombre: el tecnoestrés o estrés negativo derivado del uso de dispositivos móviles y la exposición a la vida digital, que puede darse por ejemplo ante la llegada del nuevo curso; o el vamping, el phubbing o la nomofobia. En este artículo tienes más información y también consejos sobre cómo configurar el móvil para tratar de desconectar y evitar (si las tenemos) malas sensaciones.


Primera fecha de publicación de este artículo: 30/01/2023

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