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Hablamos de los niños e Internet en Twitch: cómo gestionar la educación digital de los más pequeños

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Uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos en un mundo cada vez más conectado es el de enseñar y educar a los más pequeños en el uso de las nuevas tecnologías y del mundo de Internet. ¿A qué edad es recomendable que tengan su propio teléfono? ¿Cómo evitamos que sufran comportamientos tóxicos o que vean contenido inadecuado para su edad? Nos habéis preguntado sobre este tema a lo largo de los meses, así que dedicamos un programa en nuestra Maldita Twitchería para arrojar algo de luz sobre el tema tan complejo que es la educación digital de nuestros hijos.

La importancia de guiar a nuestros hijos en el proceso

El primer contacto con la tecnología de los más pequeños "suele venir cuando le dejamos nuestro teléfono o tablet para que vean algunos dibujos o, en algunas ocasiones, pequeños juegos educativos", nos comenta Jorge Flores, director de Pantallas Amigas. No obstante, sí hay diferencias entre ver una serie animada en un móvil a verlo en una televisión: "Este tipo de dispositivos son mucho más interactivos y te invitan a usarlos, a diferencia de la televisión tradicional, por lo que siempre tiene que primar la prudencia", añade Flores.

Quizás la pregunta más difícil sea determinar cuál es la edad recomendable para que un niño tenga un teléfono inteligente propio. "Lo importante es que los padres estén preparados y dispuestos para acompañarlos debidamente, que sea una experiencia guiada", comienza el experto. "Cada niño es un mundo y tiene sus necesidades y sus momentos propios, pero me atrevería a decir que, como mínimo, 12 años, como edad estándar", termina Flores.

La información recopilada por las apps de control parental no siempre se queda en el teléfono

Las aplicaciones de control parental son herramientas que muchos padres y madres usan para supervisar qué hacen y qué no en el teléfono de los pequeños. Estas aplicaciones pueden bloquear activamente contenidos y, en algunos casos, también hacer un monitoreo permanente sobre lo que está sucediendo en esos dispositivos. "Pero el problema viene por la propia naturaleza de las apps: necesitan recoger muchísimos datos para ofrecer el servicio y el 72% de las aplicaciones que estudiamos compartía alguna de esta información recopilada con terceras partes", describe Álvaro Feal, doctorando en IMDEA Networks y autor de una investigación sobre este tipo de aplicaciones.

"Estamos hablando de información sensible, como la geolocalización o las llamadas que se hacen, que además son de menores de edad", añade Feal. Como en cualquier aplicación, "también están obligados a preguntar, en este caso al padre o madre, si consienten esta transmisión de datos a terceros, lo que en numerosos casos no ocurre", apostilla el investigador.

Crear espacios seguros para los pequeños

Con estas herramientas en la mano, también puede suceder que los padres "caigan en una sobreprotección o hipervigilancia, lo que solemos llamar padres helicóptero: como no tenemos el control sobre el fenómeno (Internet en este caso), tendemos a llevar todo el peso hacia nuestro hijo y olvidamos cuestiones fundamentales como hablar y debatir con ellos sobre su uso de las nuevas tecnologías", nos cuenta Aurora Gómez, psicóloga especializada en comportamientos digitales.

Por otra parte, otro de los problemas que surgen es que nuestros hijos se encuentren con contenido tóxico o grooming, por lo que Gómez aboga por "apropiarnos de la tecnología que usamos y optar por herramientas libres que respeten la privacidad y nos den el control, como Minetex, la alternativa al popular juego Minecraft para que nuestros hijos jueguen sólo con los amigos y familiares que crean oportuno".

Hacer un pacto padres-hijos puede ayudar a poner límites

Como la vida online es la vida real, María Lázaro, profesora de Márketing Digital y directora de Desarrollo Corporativo del Real Instituto Elcano, comenta que es "fundamental aprender a equilibrar ambos mundos y aprender a darle un buen uso a la tecnología, acompañando a los nuestros hijos de manera gradual para enseñarles los diferentes usos que le podemos dar a Internet". Esto no significa que tengan sus propios dispositivos desde pequeños, sino que "con la supervisión de los padres, aprendan a buscar información, a visualizar contenido, y siempre marcando con un pacto padres-hijos sobre qué es lo que se puede hacer y que no", continúa Lázaro.

La experta remarca que es importante saber qué tipo de contenido ven y qué hacen nuestros hijos en Internet "de la misma manera que queremos saber qué hacen y a dónde van cuando salen de casa con sus amigos, por ejemplo". "Lo mismo pasa con otras cuestiones: si no le damos un coche porque no sabe conducir, no le demos un teléfono si no vamos a estar pendientes y acompañándoles en su uso", termina.

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