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MALDITA TECNOLOGÍA

Sensores para registrar tus movimientos y tu actividad diaria: qué son los acelerómetros que usan los móviles y otros accesorios

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Quizás la palabra “acelerómetro” como tal no lo habíais escuchado antes, pero sí que es probable que hayáis oído hablar de los sensores de movimiento de los móviles o los sensores corporales. Básicamente, porque esta función es la que permite que una aplicación en tu móvil te diga cuántos pasos has dado en el día de hoy. Algunas marcas, como Samsung y Apple, las tienen incluso integradas en sus sistemas.

¿Por qué es interesante que nos preguntéis por ello? Porque es una función que incorporan los smartphones por lo general desconocida, a la que en un principio también tenemos que dar permiso para que esté activa, y que si llega a ser vulnerado puede exponer un tipo de información sobre nosotros y nuestros dispositivos que no hubiésemos imaginado.

Son sensores que miden movimientos que hacemos con nuestro cuerpo

Empecemos por lo básico: los acelerómetros son sensores que miden fuerzas de aceleración. Los incluyen los móviles, pero también las tablets y los relojes y pulseras inteligentes. Como explicamos en este artículos sobre estos accesorios, los acelerómetros detectan la posición de nuestra mano (donde llevamos el reloj) o de otra parte del cuerpo (si hablamos del móvil) y su oscilación al movernos. Con esa información, un algoritmo interpreta cuánto nos movemos o si estamos en posición horizontal, cuando puede interpretar que estamos durmiendo.

“Los sensores de movimiento son útiles para supervisar el movimiento del dispositivo, como la inclinación, la vibración, la rotación o el balanceo. El movimiento suele ser un reflejo de la interacción directa del usuario (por ejemplo, un jugador que conduce un vehículo o controla una pelota), pero también puede ser un reflejo del entorno físico en el que se encuentra el dispositivo (por ejemplo, moviéndose contigo mientras viajas en automóvil)”, se explica en la plataforma para desarrolladores de Android

Su uso está muy relacionado con la monitorización de ciertos parámetros de nuestra salud. Por ejemplo, en este estudio publicado en Nature se prueba qué tipo de datos podían recolectar de dispositivos con acelerómetros incorporados para seguir la sintomatología y el progreso de 31 personas con Parkinson. Entre ellos, señales de la coordinación de los movimientos del cuerpo y patrones de sueño.

A diferencia de otros sensores como el micrófono o la cámara de los móviles, los acelerómetros no se consideran por lo general como “intrusivos con la privacidad” de las personas. El riesgo que tiene el uso de acelerómetros está en que alguien dirija un ataque para obtener datos específicos de ellos y los interprete para deducir cierta información sobre una persona. 

El acceso indebido a los datos que recogen puede vulnerar nuestra privacidad

Como citan los autores de una investigación sobre la relación entre estos sensores y la privacidad del usuario, se tiene la concepción de que, en teoría, las aplicaciones no pueden acceder a los datos que captan los acelerómetros sin permiso expreso del usuario. Sin embargo, su estudio se centra en demostrar cómo, teniendo cierto conocimiento sobre el contexto de una persona, por ejemplo dónde vive o en qué trabaja, vulnerar estos sensores puede dejar al descubierto datos que sí pueden identificarnos como nuestra edad, nuestro género, nuestro estado de salud, rasgos de nuestra personalidad o nuestro estado anímico.

Entre otros experimentos, lo que hacen estos investigadores es analizar las vibraciones que capta este sensor cuando hablamos por el móvil o escribimos en él, por ejemplo: “Está demostrado que a través de vibraciones aéreas, los acelerómetros pueden ser lo suficientemente sensibles para capturar sonido, incluyendo el lenguaje humano, con la calidad suficiente par distinguir a los interlocutores”.

Eso sí, también especifican que sus pruebas se han llevado a cabo en un entorno de laboratorio, y que la precisión de los resultados “la vida real” puede ser menor. Por eso, usan su investigación principalmente para alertar de los peligros que puede suponer no limitar el acceso a estos sensores si cada vez pueden extraerse más datos de ellos. 

Aun así, no es el único estudio que expone que se puedan obtener conversaciones o patrones de comportamiento de una persona analizando estos sensores. Otra investigación de este mismo año arroja conclusiones similares: que las vibraciones que puede captar un acelerómetro a partir de una conversación mantenida con el altavoz de un móvil, por ejemplo, podría ser registrada y se podría identificar a sus interlocutores.

El uso de estos sensores también se analiza desde un punto de vista comercial, ya que proporcionan datos que podrían exprimirse para analizar a los consumidores. Un ejemplo que tenemos es el de Spotify: en su Política de Privacidad, la aplicación para escuchar música tiene incluido que recogen “datos del sensor móvil generados por el movimiento o la orientación”, entre ellos el acelerómetro.

¿Para qué le sirve esto a Spotify? Bueno, imagina que los algoritmos de recomendaciones de la aplicación estuviesen programados para tener en cuenta ese sensor y recomendarte música más enérgica cuando interpretan que estás practicando deporte (porque tenemos el móvil encima y se mueve). Con ese dato se te puede encasillar como una persona deportista a la que se le puede vender publicidad sobre esta temática.


Primera fecha de publicación de este artículo: 05/08/2021

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