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Google absorbe Fitbit, la firma de relojes inteligentes: ¿qué va a pasar con el tratamiento de mis datos?

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Google anunció recientemente la compra de la empresa estadounidense Fitbit por algo más de 1.750 millones de euros. El movimiento asegura al gigante tecnológico la entrada al mercado de los relojes inteligentes y de la tecnología vestible (wearable, si utilizamos el popular anglicismo) incorporando a una de las compañías pioneras del sector.

A lo largo de los últimos meses, sin embargo, la operación ha sido revisada con lupa por dos motivos: una posible infracción de las normas de competencia y la preocupación por el tratamiento de los datos personales de los usuarios de Fitbit. 

Si tengo uno de estos dispositivos inteligentes, ¿debo hacer algún cambio en mi uso diario del mismo? ¿Se ve comprometida mi privacidad?

Una “investigación en profundidad” de la Comisión Europea

Para responder a estas preguntas es interesante analizar el proceso de compra, que se alargó durante buena parte del año pasado. Esta dilatación en el tiempo se debe, sobre todo, a las dudas que generó en la Comisión Europea (CE) la adquisición, llegando incluso a iniciar una “investigación en profundidad” antes de posicionarse al respecto. 

En esencia, el Ejecutivo comunitario recelaba de que con la compra Google afianzase su ya considerable dominio dentro del mercado tecnológico

O dicho en otras palabras, si el gigante de Silicon Valley ya tenía en su poder miles de millones de datos de búsqueda de sus usuarios, la compra de una empresa que se encarga de monitorizar el ritmo cardiaco y la actividad física de cientos de miles de personas a nivel global podría acentuar este desequilibrio en el acaparamiento de datos.

Un teléfono móvil, con la aplicación de Fitbit en primer plano

Según el comunicado de la Comisión, fechado el 4 de agosto, la transacción contaba con el riesgo de afianzar “aún más la posición de Google en los mercados de la publicidad online al aumentar la ya enorme cantidad de datos que la empresa podría utilizar para la personalización de los anuncios que muestra”.

Finalmente, el pasado 17 de diciembre, el Ejecutivo emitió un veredicto favorable a la compra. ¿La condición? Que Google no utilice los datos provenientes de estas aplicaciones relacionadas con el estilo de vida y los datos biométricos de sus clientes para ofrecerles publicidad personalizada.

“Google mantendrá una separación técnica de los datos relevantes de los usuarios de Fitbit. Los datos se almacenarán en un ‘silo’ que estará separado de cualquier otra información que Google utilice para la publicidad”.

Los datos personales y la publicidad, alejados durante al menos diez años

En Maldita Tecnología hemos preguntado a Google sobre la compra y los acuerdos alcanzados con la Comisión Europea en materia de privacidad. En este sentido, la multinacional se remite al comunicado publicado por James Park, cofundador de Fitbit, en el que asevera que “los datos de salud y bienestar de los usuarios de Fitbit no se utilizarán para los anuncios de Google”.

El acuerdo implica, por tanto, que el gigante tecnológico mantendrá alejados los datos biométricos de los usuarios de Fitbit (pulsaciones, actividad física, geolocalización…) de Google AdSense, encargada de suministrar publicidad personalizada a todos aquellos que usen su buscador.

Si quieres investigar un poco más sobre la ropa inteligente y los relojes que ofrecen empresas como Fitbil, en este artículo te explicamos más en profundidad cómo funcionan y qué tipo de datos recogen sobre nosotros.

La sede europea de Google, situada en Dublín (Irlanda)

Las condiciones de compra, además, están comprometidas para los próximos diez años. La Comisión Europea se guarda la opción de alargar estos compromisos otra década más en caso de que se justifique la “necesidad de dicha decisión”.

A modo de resumen, al menos hasta 2031 Google no podrá utilizar estos datos biométricos con intereses publicitarios o para intereses ajenos a los de ofrecer el mejor servicio posible dentro del mercado del fitness y el bienestar personal. Una situación que se podría alargar hasta 2041 en caso de que la Comisión lo justifique como necesario.

Evitar la “concentración del mercado digital”

Pese a la luz verde del Ejecutivo europeo, algunas de las asociaciones de derechos digitales e instituciones de protección de datos se han posicionado y afirman estar vigilantes ante el cumplimiento de las condiciones de compra.

Fuentes del Supervisor Europeo de Protección de Datos (SEPD), con sede en Bruselas, explican a Maldita Tecnología que hay “preocupación” por una acumulación de “datos personales delicados en Europa” por parte de una gran empresa tecnológica como Google.

“Esto podría entrañar un alto nivel de riesgo para los derechos fundamentales a la privacidad y a la protección de los datos personales. (...) El aumento de la concentración del mercado digital puede poner en peligro la libertad que gozan los consumidores de servicios digitales”, señalan desde la institución.
De cara a futuras adquisiciones de este tipo, desde la SEPD consideran necesario “evaluar las implicaciones a largo plazo” para evitar abusos y desequilibrios del mercado, “particularmente en los sectores tecnológicos de la economía”.

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