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MALDITA TECNOLOGÍA

El funcionamiento de los motores de búsqueda, pagos en surtidores a través de apps y cómo cerrar tus cuentas personales si pierdes el móvil: llega el 34º consultorio de Maldita Tecnología

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¡Buenos días, malditas y malditos! Retomamos nuestro consultorio semanal para dar respuesta a algunos de los asuntos que nos habéis hecho llegar en los últimos días. Tenemos un poco de todo, desde el funcionamiento de los motores de búsqueda hasta los posibles problemas derivados de pagar en un surtidor a través de una app. Además, para iniciar el consultorio, te explicamos cómo cerrar sesión de tus cuentas personales en caso de perder el móvil.

No dudéis en seguir mandando vuestras preguntas a través de cualquier canal: Twitter, Facebook, al correo electrónico [email protected] o a través de este formulario. ¡Empezamos!

¿Cómo cerramos nuestras cuentas si alguna vez perdemos el móvil?

¿Has perdido el móvil? ¿Te lo han robado? Si es el caso (y deseamos de corazón que no lo sea) aquí te dejamos unos cuantos consejos prácticos para separar de manera definitiva la cuenta del gadget y así evitar que cualquier persona pueda acceder a nuestros perfiles. El proceso, eso sí, varía en función del servicio.

Whatsapp

Lo primero que recomienda el servicio de mensajería, propiedad de Facebook, es que bloquees tu tarjeta SIM. Una vez realizado, tienes dos opciones: “utiliza una tarjeta SIM nueva con el mismo número de teléfono para activar WhatsApp en tu teléfono nuevo o  enviando “un correo electrónico incluyendo la frase ‘Teléfono robado/extraviado: Por favor, desactiva mi cuenta’” junto a los datos del interesado al email de soporte técnico de la compañía.

Facebook

Entramos a través de un ordenador o de cualquier otro dispositivo con acceso a la red social y nos dirigimos a Configuración y, después, a la pestaña Seguridad e Inicio de Sesión. Ahí, debajo del título Dónde has iniciado sesión, puedes ver todos los dispositivos desde los que has entrado a Facebook. Selecciona el móvil extraviado y cierra la cuenta.

Twitter

El proceso es similar al de Facebook. Simplemente necesitamos acceder a nuestra cuenta a través de otro dispositivo y, una vez dentro, accedemos a Configuración y seguridad, después a Cuenta y finalmente a Aplicaciones y sesiones. En esta pestaña podremos identificar el teléfono perdido y cerrar sesión.

Instagram y LinkedIn

En el caso de estas dos redes sociales, con cambiar la contraseña en un dispositivo es suficiente para que la sesión se cierre en todos los demás, según explica en este didáctico post la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI).

Google

En el caso de Google, el hecho de cerrar sesión en un móvil extraviado puede parecer un auténtico lío. Muchos usuarios cuentan con numerosas aplicaciones y servicios abiertos como Google Play, Gmail, Drive o Maps, por citar solo algunos ejemplos, y el proceso sería tedioso en caso de tener que cerrar uno a uno todos ellos. Sin embargo, si tienes tu cuenta de Google vinculada a todos esos servicios, bastará con ir a Seguridad > Tus dispositivos > Gestionar dispositivos para eliminar de una sola vez toda vinculación entre tu perfil y el dispositivo en cuestión.

Apple

En el caso de la multinacional de la manzana, también es importante cerrar sesión en caso de pérdida ya que una sola cuenta suele estar vinculada a múltiples servicios. Lo primero de todo es quitar el móvil de la lista de dispositivos de confianza, algo que se puede hacer en el menú Dispositivos de tu cuenta de Apple. Después, desde la propia empresa te recomiendan marcar el móvil como perdido para que este se bloquee y no pueda ser manipulado por terceros.

¿Cómo funciona un buscador y en qué se basa para ordenar los contenidos? ¿Por qué algunos parecen arrojar resultados menos útiles o relevantes?

Para rastrear, seleccionar y jerarquizar la (casi) infinita información de la que disponemos en internet ya nos hemos acostumbrado a delegar el trabajo en los motores de búsqueda. Sea cual sea la duda, el concepto o el producto que tecleemos, el buscador tratará de ponernos frente a los ojos las opciones que más se ajusten a lo que queremos encontrar.

Sin embargo, la duda es lógica: ¿en qué se basan Google, Yahoo! o Bing, por citas los tres ejemplos más conocidos, a la hora de realizar este trabajo?

Antes que nada, es necesario aclarar que no toda información es accesible a través de los motores de búsqueda. Es posible el creador de un sitio web decida que no quiere aparecer en los buscadores y, por ello, Google ofrece un formulario para retirar temporal o permanentemente los contenidos de su motor de búsqueda.

Dentro de las páginas que sí son rastreables, los motores reciben la consulta y asignan puntos a los distintos portales web (en décimas de segundo y gracias al trabajo de un algoritmo) en función de su capacidad de satisfacer la búsqueda del usuario. 

Según el buscador de Silicon Valley, lo más determinante para ofrecer una selección de resultados es el análisis de palabras del usuario y su presencia en las páginas que se nos ofrece, la coincidencia entre la búsqueda y resultados y la priorización de opciones que se han demostrado previamente útiles para otras personas.

Los factores que clasifican los resultados, sin embargo, están en constante evolución y revisión por parte de los desarrolladores de los motores de búsqueda. Así lo afirma a Maldita Tecnología el programador senior y colaborador en la iniciativa tinfoilismo.org, Jorge Senín, quien explica que el funcionamiento concreto de estas herramientas es confidencial y la mayor parte de la información que circula en internet sobre ello “es repetitiva y a veces confusa”.

“Estos factores de puntuación evalúan, por ejemplo, el tiempo que lleva 'vivo' el dominio, la velocidad de carga, la compatibilidad con dispositivos móviles, enlaces que apuntan a la página, la cantidad de palabras clave, etcétera. Cada uno de estos factores puntúa el contenido”, asevera el programador.

Dentro de este contexto, la figura del especialista en SEO se ha convertido en una pieza clave para numerosos sitios web. Las siglas hacen referencia a Search Engine Optimization y, como puede deducirse del nombre, consiste en adaptar los contenidos de un portal web para hacerlos lo más atractivo posible al motor de búsqueda, generalmente Google. 

Es decir, tratar de conseguir la mayor cantidad de ‘puntos’ posibles pare resultar atractivo al buscador y que este priorice tu contenido.

En palabras del propio buscador, el SEO “consiste precisamente en facilitar que estos buscadores entiendan y presenten el contenido” y aporta algunas claves para que la indexación (clasificación que hace de forma automática Google en base a los temas que se tratan en la página) sea lo más óptima posible: buenas descripciones, responder a las preguntas que planteas en el título, actualizaciones habituales y dar un papel principal al texto y no al audiovisual.

El creador de contenido que quiere que su página salga lo más arriba posible ante una búsqueda, por tanto, debería cuidar estos elementos.

Pese a que en los últimos tiempos han surgido distintas alternativas que hacen gala de respetar la privacidad de los usuarios y de ser éticos con sus datos personales (como es el caso de DuckDuckGo), lo cierto es que Google sigue siendo el líder indiscutible del sector, por lo que cabe pensar que su algoritmo se ajusta de manera precisa a las búsquedas de sus usuarios.

¿A qué se debe esta alta calidad a la hora de encontrar y jerarquizar las respuestas que más nos convienen? Pese a no tener una respuesta definitiva, Senín apunta al “montón de dinero, ingenieros y ventaja competitiva” que el gigante norteamericano cuenta respecto a su competencia.

Debido a esta gran inversión anual, Google también cuenta con un mapa de internet mucho más preciso que su competencia, tardando solo cuatro días (o unos pocos más, dependiendo del contenido) en indexar nuevas webs y añadirlas a su catálogo. Un catálogo de “cientos de billones” de webs que crece y crece cada día.

Cada vez hay más apps para pagar en los surtidores. ¿Qué ocurre si hay un incidente relacionado con esto? ¿De quién sería la responsabilidad?

El pago a través de aplicaciones móviles se ha instalado en apenas unos años como una alternativa más en numerosos sectores. Esta última semana nos habéis preguntado por el caso concreto de los surtidores de gasolina, que en varios casos ya han automatizado sus procesos a través de este tipo de herramientas.

Más allá de su comodidad, las dudas surgen en torno a los posibles problemas derivados del proceso electrónico. ¿Si hay un error en el pago tras echar la gasolina sería responsabilidad mía o de la empresa?

Consultamos al respecto al maldito Mario Sánchez, desarrollador de aplicaciones móviles e ingeniero en Intersystems. Según el experto, la mayoría de apps destinadas a este tipo de pagos (como pueden ser las de Ballenoil y Carrefour) funcionan como “interfaz de compañía” y ayudan a la hora de pagar y acceder al suministro.

“La aplicación en sí no está más que mandando solicitudes al servidor de la compañía que es quien tiene los datos y quien se encarga de gestionar el pago”, explica.

Por tanto, en un fallo surgido en este tipo de aplicaciones “claramente debería ser la compañía quien respondiese”, algo que no estaría tan claro en una app gestionada por terceros, como puede ser el caso de Just Eat con los servicios de comida a domicilio. En este caso, el programa es un mero intermediario y un problema con un pedido puede ser responsabilidad o bien del restaurante de origen o bien del servicio de delivery.

Lo que sí queda claro en el pliego de condiciones de este tipo de aplicaciones es que una vez ofrecido el servicio (en este caso, llenar el depósito) las “obligaciones dinerarias” son responsabilidad del cliente, tal y como refleja Cepsa en el texto que regula sus servicios digitales. Se abre, eso sí, la puerta a que el cliente “alegue todo lo que estime pertinente” para defender su interés, como puede ser un fallo puntual en el servicio técnico.

En caso de que surja un error de la app habiendo ya llenado el depósito “habría que revisar si las aplicaciones ya indican en sus condiciones la posibilidad de realizar pagos con posterioridad en el caso de un problema técnico en la prestación del servicio”, según apunta el ingeniero y abogado especializado en tecnología y ciberseguridad Sergio Carrasco.

En otras palabras, cada aplicación debe indicar si es posible que el saldo quede “pendiente de cargo” en caso de fallo de la app. Para cerrar este cobro, la empresa “podrá utilizar los datos” del usuario volver a contactar con el cliente y pasar de forma definitiva el cobro.

Para evitar rodeos y reclamaciones a terceros, Sánchez considera deseable “utilizar la app de pago de la propia empresa”, en caso de que exista, para así contar con un interlocutor claro a la hora de tramitar un fallo en el servicio. También habría que tener en cuenta si la figura del intermediario puede llegar a ser beneficiosa a la hora de tramitar una reclamación o si, por el contrario, puede ser contraproducente.

“Es decir, reclamar a compañía PepeSistemas que algo en Cepsa no va bien lo veo más arriesgado que al revés. Sin embargo reclamar a Just Eat por comida en restaurante chino Xen es justo lo contrario, una compañía intermediaria grande puede hacer más presión sobre el proveedor final”, sintetiza.

¡Antes de que te vayas!

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Si tenéis cualquier duda sobre esta información o cualquier otra relacionada con la manera de la que te relacionas con todo lo digital, háznosla llegar:

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Mario Sánchez.

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