Las primeras publicaciones que ves cuando entras a una red social no están puestas en ese orden por casualidad. No queremos ser nosotros quienes te rompan las ilusiones, pero el hecho de que lo primero que veas al meterte en TikTok o en Instagram sea el perfil de la chica que te gusta, no es cosa del destino.
Normalmente ordenan los contenidos por ti y no lo hacen de forma aleatoria, sino que los colocan en función de lo que ellas consideran que te puede interesar más o menos. Los algoritmos que organizan ese contenido suelen ser opacos, una caja negra. Esto significa que el sistema informático no se puede auditar externamente, por lo que sólo la compañía sabe cómo funciona (y lo puede utilizar a su favor).
Que una red social explique (más o menos) cómo funciona el algoritmo de personalización es noticia
Recientemente TikTok ha publicado un post en el que explica por primera vez cómo hace funcionar su algoritmo de recomendaciones. Esta red social se diferencia de otras en que suele tratar de encasquetar publicaciones de personas que no tenemos entre nuestros contactos si cree que nos van a interesar.
Partimos de la base de que ninguna red social es demasiado específica a la hora de explicar cómo ordenan las publicaciones. Desde que ganó popularidad, TikTok ha tenido problemas por ser tan opaco con el contenido que promocionaba: desde investigaciones que concluían que pedía a sus moderadores que limitasen la visibilidad de imágenes de gente “fea” o con aspecto “pobre” a esconder vídeos de personas con discapacidad. Hasta el momento, no se sabía nada de qué hacía con las recomendaciones.
La red social ahora explica algunos de los detalles que usa para enseñar según qué vídeos a cada persona, y que concuerdan con el tipo de variables con las que juegan otras redes sociales masivas como Twitter o Facebook. Los básicos son los datos que le das tú como usuario: qué te gusta, qué no, con quién interactúas más, a qué usuario buscas más, qué temas sueles compartir, cuáles buscas pero no compartes…
En el siguiente nivel están los datos “secundarios” de los vídeos, por así decirlo: qué hashtags utilizas, qué doblajes usas más… ¿Ves el vídeo hasta el final o te quedas a medias? Además hay que tener en cuenta otra cosa muy importante: una vez lleves un tiempo usando la red social, esta va a crear su propio perfil de usuario de ti, en base a lo que hagas ahí dentro. Este perfil le sirve para mostrarte contenido y también para colocar publicidad, por ejemplo. De modo que llegará un momento en el que también puede mostrarte cosas en función de lo que a otras personas les guste, si llega a la conclusión de que esas personas tienen un perfil parecido al tuyo.
TikTok testea la capacidad de los vídeos que subes de volverse virales
El sistema de TikTok hace pruebas para contribuir a que un vídeo pueda hacerse viral. Cuando se sube uno nuevo, se lo enseña a una pequeña muestra de personas. Dependiendo de cómo lo acojan (si lo comparten, lo comentan, interactúan con él, etc.), seguirá buscando perfiles similares a los de esos conejillos de indias para que también le den coba. Si no tiene buen recibimiento, no potenciará el que se comparta por ahí.
La tercera pata son los datos de tu dispositivo, porque sí, a las redes sociales también les interesa saber en qué idioma hablas, desde dónde te conectas físicamente, si es a través de un ordenador o un móvil, si estás solo o acompañado, etc. Puede que no sea el factor más importante, pero suma al conjunto.
¿Qué más me da como ordene una red social mis publicaciones con tal de que las vea todas?
Bueno, ahí está la cosa, que todas, todas, no llegas a ver, y no por falta de tiempo necesariamente. Seguro que más de una vez has visto a una instagramer diciendo que la red social no está mostrando sus publicaciones. sus seguidores. Puede que tengas contactos en una red social cuyos contenidos no ves nunca porque el sistema algorítmico de la red social considera que no es interesante para ti. O eso, o que prefiere priorizar otro contenido con el que cree que vas a interactuar más.
El término actual más conocido para hablar de este fenómeno y la influencia que tiene en las personas es el “filtro burbuja” y lo acuñó el ciberactivista Eli Pariser. En su libro “Cómo la red decide lo que leemos y lo que pensamos” explica que cuando navegamos por Internet e interactuamos con redes sociales, en realidad lo hacemos dentro de una burbuja comunitaria donde nuestros contactos piensan como nosotros y comparten cosas afines a nuestras creencias. Eso termina determinando lo que vemos y pensamos también.
Es decir, tu tablón de Twitter no está lleno de personas que apoyan a una determinada ideología política (aunque no las sigas) porque así es la magia de Internet, sino porque la red social va a tratar de mostrarte aquellos contenidos que piense que van más contigo.
El “filtro burbuja” se puede sacar de las redes sociales: la teoría de la personalización se aplica a todo Internet y se ajusta a diferentes ámbitos, no solo el social. Un ejemplo es la publicidad. Con todo, esta “burbuja de filtros” es todavía bastante rudimentaria, según Pariser, y pese a que las redes sociales han conseguido crear esa especie de mundito para nosotros, no se puede decir tampoco que nos “conocen”.
YouTube se analiza continuamente, por ejemplo. Varios estudios han demostrado que su sistema de recomendaciones está diseñado para viciarnos a ver más y más vídeos, puede que hasta que llegues a uno que no esperabas, cargado de desinformación.
Recientemente otra investigación de la organización alemana AlgorithmWatch levantó la liebre con que Instagram podría haber entrenado a su algoritmo para que muestre a chicas en ropa interior o bikini y a chicos con el pecho desnudo preferentemente, hayas interactuado o no con esas publicaciones concretas. Investigaciones independientes, al igual que las mencionadas de TikTok, derivadas de no poder ver ni revisar un sistema informático que influye en lo que ves y dejas de ver en Internet.
Primera fecha de publicación de este artículo: 19/06/2020.