La canción Películas de miedo, del grupo malagueño Airbag, simula una discusión de pareja en la que una persona disfruta con las pelis de terror y la otra las detesta. Siendo Halloween la época ideal para echar mano a las series, libros, podcast y películas de miedo, ¿por qué hay a quienes les encanta experimentar esta emoción?
“El miedo es una respuesta a situaciones peligrosas y suele generar aversión, lo que sugiere que deberíamos evitarlo, al igual que evitamos la culpa, la vergüenza y el dolor”, explica Paul Bloom, del Departamento de Psicología de la Universidad de Yale (Estados Unidos). Sin embargo, añade que muchas personas buscan las experiencias aterradoras y disfrutan de ellas, como cuando practican ciertos deportes extremos, ven películas de terror o visitan atracciones del estilo “casa embrujada”.
Como explica en la página web del Servicio de Información Comunitario sobre Investigación y Desarrollo (CORDIS, por sus siglas en inglés) Coltan Scrivner, experto en ciencias del comportamiento especializado en psicología del horror, lo que ocurre en situaciones como esta (como ver una película de miedo) es que parte del cerebro alerta de que un posible peligro, mientra que otra frena esta sensación recordando dónde y cómo estamos en realidad: seguros (sentados en el sofá, delante de la televisión y no en un cementerio lleno de entes malignos).
Por otro lado, para disfrutar del miedo no vale cualquier intensidad. Según algunos estudios, la relación miedo-disfrute dibuja una curva en forma de U invertida: cuanto mayor es el miedo, mayor también su disfrute, pero solo hasta cierto punto ya que, si se supera cierto punto, el disfrute tiende a disminuir de nuevo.
“Cuando las personas describen una curiosidad mórbida, se trata mezcla de miedo y de curiosidad, fascinación o incluso consuelo. Una vez que pasa el peligro, el cerebro libera dopamina, la sustancia química del bienestar”, añade Scrivner. Además, experimentar “posibles” nuevas situaciones (en un contexto seguro) nos motivan, como recuerda Bloom y, en caso de superarlas, generan la sensación de haber completado una hazaña.
También la construcción de la personalidad y los recuerdos son parte de la receta para disfrutar (o no) del miedo. La socióloga Margee Kerr, autora del libro Scream: Chilling Adventures in the Science of Fear y que dedicó una charla TED a este tema, apunta que las experiencias que vivimos en el pasado al superar situaciones de miedo favorecen que recordemos (para bien o para mal) estas mismas situaciones. Por ejemplo, superar por primera vez con éxito el recorrido de una casa encantada con un amigo o celebrar una fiesta de Halloween llena de sustos y miedo generará sentimientos positivos cuando repitas esta experiencia.
Y hay más: estudios en ratones (como este o este) explican que hay ciertos rasgos de personalidad caracterizados por la “búsqueda de novedad” que podrían ser un factor de riesgo importante para el desarrollo de ciertos comportamientos peligrosos (como el abuso de drogas). Añaden que los rasgos de búsqueda de la novedad (repetimos, en ratones) suelen presentar diferencias individuales en el funcionamiento de la dopamina (un neurotransmisor que se libera ante diversas situaciones de placer, miedo, creatividad).
“Sin embargo, las diferencias entre roedores y humanos, así como los métodos para evaluar la respuesta/búsqueda de novedad entre especies, impiden determinar con claridad hasta qué punto los modelos animales contribuyen a nuestra comprensión de la personalidad humana”, señalan los autores.