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Dos millones y medio de aves muertas y 14 granjas afectadas en 2025: cómo funciona el protocolo para frenar la "gripe" aviar

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En corto:
  • El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación registró entre enero y octubre de 2025 74.000 aves contagiadas por influenza aviar, comúnmente conocida como gripe aviar
  • La UE establece el marco normativo que deben aplicar los Estados miembros para erradicar la infección una vez detectado un foco
  • De acuerdo con el protocolo, todas las aves expuestas al virus —infectadas o no— deben ser sacrificadas para evitar la propagación. En 2025, el número de aves muertas, ya sea por sacrificio sanitario o por efecto directo del virus, ascendió a 2.653.454 ejemplares

Entre el 1 de enero y el 28 de octubre de 2025, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación registró en España 74.476 contagios en aves de corral por influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) en 14 focos diferentes. Estos brotes provocaron la pérdida del estatus de país libre de influenza aviar ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). 

La detección de un foco en una explotación avícola activa un protocolo sanitario de erradicación que incluye, entre otras medidas, el sacrificio de todas las aves, tanto infectadas como sanas, presentes en la explotación. Como consecuencia, la expansión del virus en 2025 ha supuesto la muerte de más de dos millones y medio de aves, ya sea por sacrificio sanitario o por efecto directo de la enfermedad.

Las opiniones y puntos de vista expresados solo comprometen a su(s) autor(es) y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea. Ni la Unión Europea ni la autoridad otorgante pueden ser considerados responsables de ellos.

Las directrices sanitarias que determinan los procedimientos a seguir en estos casos las establece el Ministerio de Agricultura, en aplicación del Reglamento de la Unión Europea. Estas medidas se enmarcan en los objetivos de la Política Agraria Común (PAC), que buscan garantizar un estándar común de sanidad y bienestar animal en todos los Estados miembros.

Detectarlo en la granja y notificar a las autoridades sanitarias

El primer paso es la detección del foco por parte de los propios responsables de las granjas avícolas. La Dirección General de Sanidad del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) establece una serie de observaciones clínicas y patológicas para que los encargados de las explotaciones puedan identificar una alerta por influenza aviar:

  • La reducción de la ingesta de pienso y agua superior al 20%, sin justificar. 

  • La reducción de la producción de huevos superior al 5% durante más de dos días, sin justificar. 

  • Un índice de mortalidad semanal superior a un 3%, sin justificar. 

  • Todo indicio clínico o lesión post-mortem que sugiera la presencia de influenza aviar 

Si el personal de una explotación detecta signos como estos, que puedan ser compatibles con la influenza aviar, está obligado a notificarlo de inmediato a las autoridades sanitarias, que pondrán la granja bajo vigilancia oficial e iniciarán una investigación. En ese proceso, los servicios veterinarios realizan una encuesta epidemiológica al responsable de la explotación para identificar los posibles orígenes del brote y contactos de riesgo. A continuación, se examinan las aves enfermas o muertas, se toman muestras oficiales y se envían al Laboratorio Central de Veterinaria (LCV) de Algete (Madrid), para confirmar el diagnóstico.

Durante el periodo de investigación la explotación queda inmovilizada: se prohíbe la entrada y salida de aves, huevos, piensos, materiales o vehículos, salvo autorización expresa. Se lleva un registro detallado de los animales presentes, su estado sanitario y los productos almacenados. Las aves deben permanecer confinadas en el interior de las naves, evitando el contacto con fauna silvestre, y se aplican medidas de bioseguridad y desinfección en los accesos.

Una vez se detecta una alerta en una explotación se inspeccionan y censan las granjas cercanas, especialmente las situadas en un radio de tres a 10 kilómetros, y se suspenden temporalmente las concentraciones de aves en esa zona para evitar la propagación del virus.

Sacrificar a las aves, destruir los materiales y desinfectar

En el momento en el que las autoridades verifican que se trata de un caso de IAAP, comienza un nuevo protocolo para la extinción de la enfermedad bajo las directrices del reglamento de la Comisión Europea que regula las normas de prevención:

  1. Notificación oficial: se comunica formalmente la presencia de la enfermedad al propietario o responsable de la explotación.

  2. Sacrificio de las aves: se procede a la matanza de todas las aves de corral y otras aves cautivas, cumpliendo estrictamente con la legislación vigente en materia de bienestar animal.

  3. Rastreo de productos: se realiza la localización y control de los huevos y carne producidos durante el período de incubación de la enfermedad, así como de las aves nacidas de huevos incubados en ese mismo intervalo.

  4. Valoración e indemnización: se levanta un acta de tasación de los animales, huevos y piensos contaminados, que se realiza en el momento de la matanza para facilitar posteriormente el pago de indemnizaciones a los propietarios.

  5. Destrucción de materiales contaminados: se procede a la eliminación segura de todas las aves muertas o sacrificadas, así como de los productos de origen animal y materiales de riesgo (pienso, estiércol, deyecciones, yacija, etc.), de acuerdo con el reglamento  del Parlamento Europeo y del Consejo que establece las normas sanitarias aplicables en estos casos.

Una vez finalizada la limpieza y desinfección, comienza un periodo de control que debe durar un mínimo de 21 días hasta que se pueda autorizar la repoblación, de acuerdo con el Manual práctico de operaciones en la lucha contra la influenza aviar del MAPA. Durante este tiempo, la explotación permanece bajo estricta vigilancia oficial por los Servicios Veterinarios. Solo cuando las pruebas virológicas (muestreo ambiental) confirmen la ausencia total del virus en las instalaciones, se levantan las restricciones sanitarias y la autoridad competente de la comunidad autónoma correspondiente puede emitir la autorización para introducir nuevas aves y, por tanto, reanudar la actividad productiva.

Para las personas en contacto también existe un protocolo, y para la población general recomendaciones de prevención

En paralelo al procedimiento de desinfección de las instalaciones, se desarrolla también un protocolo de prevención de sanidad humana. Las autoridades sanitarias veterinarias son las encargadas de notificar a los responsables de salud pública en caso de brotes. Las personas expuestas directamente a los focos de infección son sometidas a vigilancia pasiva para detectar posibles síntomas compatibles con la enfermedad, y se les realizan cribados mediante pruebas PCR. El Ministerio de Sanidad publicó el 21 de octubre de 2025 un manual de actuación con el protocolo oficial de prevención y detección de casos en personas.

Además de las medidas a tomar para aquellas personas expuestas de manera directa a focos de contagio en explotaciones avícolas, también existen recomendaciones para la población general para evitar la infección. En zonas en las que se han detectado brotes en aves de corral, la OMS propone un serie de recomendaciones

  • Evitar el contacto con animales enfermos o muertos

  • Evitar el contacto con animales en granjas y mercados de animales

  • Evitar la entrada en zonas donde podrían sacrificarse animales

  • Evitar el contacto con cualquier superficie que parezca estar contaminada con excrementos de animales

  • Evitar sacrificar o comer animales enfermos.

  • Evitar el consumo de leche, huevos y carne crudos

  • Practicar la higiene de manos regular con agua y jabón.

Más allá de las aves de corral, las recomendaciones también se aplican al resto de aves para que los ciudadanos puedan encontrar espacios públicos como parques o estanques y en libertad. Además de la aplicación de las sugerencias anteriores, se aconseja no alimentar a las aves para evitar su aglomeración y notificar a los responsables del entorno si se encuentra un animal muerto.