Lo que circula: una imagen que critica que, a pesar de que la vacuna de la gripe se administra desde hace años, esta enfermedad sigue existiendo.
Verificación: el virus de la influenza, la causa de la gripe, es diferente cada temporada. De ahí que la vacuna también se reformule año a año y no exista una “universal” para acabar con la enfermedad. La protección de los anticuerpos que esta genera se prolonga durante un tiempo limitado, en torno a los diez o doce meses. Además, no toda la población recibe esta vacuna, requisito indispensable para la erradicación de una enfermedad.
El virus de la gripe no es siempre el mismo
Existen microorganismos con ciertos determinantes antigénicos (las “partes” que los anticuerpos de nuestro sistema inmunitario son capaces de reconocer y “atacar”) contra los que sí es posible desarrollar vacunas que, a largo plazo y aplicadas en la mayor parte de la población, erradiquen la enfermedad que estos generan, como explica a Maldita.es Francisco Sanz, neumólogo del grupo transversal de inmunización de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
“Es lo que pasó con la viruela: el caso más claro de desaparición de una enfermedad”, añade Sanz. Este virus cumplía las condiciones para poder ser erradicado: generaba infecciones visibles (con signos físicos claros de la enfermedad) y no había casos asintomáticos o crónicos, por lo que era sencillo aislar a los contagiados y controlar la transmisión. Además, el virus no presentaba variantes antigénicas.
No se trata de una situación aplicable a la gripe, una infección respiratoria generada por el virus de influenza (tipo A o tipo B), que se transmite mediante gotículas y aerosoles que emite al hablar, toser o estornudar una persona infectada. Los síntomas pueden variar e incluso no manifestarse.
Además, debido a su gran capacidad de replicación (el proceso mediante el que los virus se multiplican) e infección, que permite contagiar a muchos pacientes cada temporada, el virus influenza se adapta y cambia. Esto le permite “escapar al sistema inmunitario y a los anticuerpos generados a través de la vacuna”: “Se trata de un virus que se replica mucho y que genera mutaciones en las proteínas de su superficie, precisamente las dianas para diseñar las vacunas”, explica Sanz.
Las vacunas se adaptan a los cambios del virus anualmente
En palabras de Sanz, dado que el determinante antigénico (esa “parte atacable” del virus), cambia cada entre seis, nueve u 11 meses, es necesario adaptar las vacunas a las cepas circulantes anualmente. “No es la misma vacuna la que nos ponemos ahora que la que nos pusimos el año pasado o el anterior”, explica a Maldita.es Olga Mediano, neumóloga.
“Cuando hay una mutación en las proteínas del virus hacia las que van dirigidas las vacunas, ya no sirve la vacuna anterior”, explica el experto. Esa es la razón por la que no se puede hacer una vacuna “erradicadora” de la gripe. “De hecho, las vacunas se diseñan con el virus circulante o las proteínas que se supone que van a existir”, añade Sanz.
Los anticuerpos que produce la vacuna de la gripe duran de 10 a 12 meses. De ahí que cada año sea necesario revacunar. En cualquier caso, como aclara Mediano, “con la vacuna de la gripe no se pretende erradicar la enfermedad, sino evitar las complicaciones graves”.
La cobertura vacunal actual no sería suficiente
Además, en el caso de darse las circunstancias necesarias para una vacuna “universal” contra la gripe, “habría que vacunar a la máxima población posible”. Actualmente, en España “la vacuna de la gripe está muy implementada en los pacientes que tienen edad avanzada o condiciones de riesgo”.
De hecho, la recomendación para la temporada 2024-2025 es que se vacunen todos los niños entre 6 y 59 meses, las personas mayores de 65 años, las embarazadas, los sanitarios y las personas que formen parte de grupos de riesgo.