Quizás hayas oído alguna que vez el 10% (o más) de los niños y niñas no son hijos o hijas del padre que los cría. Pero diversos estudios genéticos más recientes rebajan bastante esa cifra a entre un 1 y un 3%, al menos, en países occidentales industrializados. Esta cifra se mantiene en las poblaciones estudiadas antes incluso de los métodos anticonceptivos modernos.
Los metaanálisis en países occidentales sitúan la cifra hasta en un 3,1%
Un metaanálisis del año 2008 analizó 31 estudios publicados entre 1932 y 1999. La conclusión es que se ha ido reduciendo el porcentaje de “no paternidad” (la discrepancia entre la paternidad biológica y quien se considera socialmente el padre) con el tiempo. La media que encontraron fue del 3,1%. La razón que, según los autores, podría explicar el declive en la cifra son los métodos anticonceptivos.
No obstante, los estudios analizados sólo incluyen a nueve países, la mayoría pertenecientes al mundo anglosajón y con una población mayoritariamente blanca (caucásica), por lo que no se puede extrapolar a toda la población mundial, como indican sus autores: “La base de datos disponible es claramente insuficiente para investigar las posibles diferencias entre países en las tasas de no paternidad”. También señalan que los estudios primarios en que basan su análisis son pocos.
En 2006 se hizo otro análisis de 67 estudios, algunos incluidos en el metaanálisis anterior y otros no, que situó la cifra de “no paternidad” en un 1,7% de media.
Estudios más recientes encuentran una mayor tasa de no paternidad en las clases sociales bajas y en ciudades
En 2019 se publicó en Current Biology un estudio a gran escala que analizó cómo el contexto socioeconómico afectó a la paternidad fuera de la pareja durante siglos en Europa occidental. Para ello utilizó técnicas genéticas gracias a que el cromosoma sexual Y lo transmite el padre y no la madre a su descendencia. Los autores obtuvieron ADN de 531 grupos compuestos por dos hombres (1.062 hombres en total) en los que cada pareja debería tener un ancestro paterno común en Flandes (Bélgica) y Países Bajos.
Sus resultados indican que solo el 1,6% de los niños de cada generación son de un padre biológico distinto al registrado. Su análisis encontró que en granjeros y clases sociales medias y altas la tasa de “no paternidad” eran bajas (1 y 1,1% respectivamente). Eran mucho más altas en clases bajas (4,1%). Esto coincide con las conclusiones de una revisión del año 2006 de la literatura científica al respecto.
El estudio de 2019 también analizó el efecto de la densidad de la población: en ciudades densamente pobladas la tasa de paternidad fuera de la pareja fue mayor (2,3%) frente a zonas rurales escasamente pobladas (0,6%). Las tasas de “no paternidad” estimadas en las poblaciones humanas son alrededor del 1% o el 2%, explicó el coautor de este estudio, Maarten Larmuseau, biólogo de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) a El País en 2016, tras publicar otra investigación que concluía que esta ratio ha permanecido baja también en el pasado, sin que la contracepción moderna lo haya cambiado.
Otro estudio científico que investigó el cromosoma Y para analizar más de tres siglos de posibles hijos fuera de la pareja se publicó en 2015. Lo hizo en Sudáfrica, en 23 familias blancas (afrikáneres, descendiente de los colonos europeos de Sudáfrica) y encontró una tasa de no paternidad inferior al 1% por generación.