El wómbat es un marsupial que habita en Australia y Tasmania (Australia). Es un herbívoro, vive en madrigueras y además de su capacidad para correr a más de 40 km/h, su trasero de cartílago, grasa, piel gruesa y pelo es su mejor arma contra los depredadores. Aun así, la característica más conocida de los wómbats, y la que los hace únicos, no es su velocidad o su ‘culo de acero,’ sino lo que sale de este último: unas heces con forma de cubo. La investigación científica ha descubierto por qué. Y no, la causa no es un esfínter cuadrado.
El intestino es el responsable de la forma de las heces del wómbat
Como en el resto de animales, no es en el ano donde se forman las heces cuadriculadas del wómbat, sino en su intestino. Un estudio científico publicado en 2021 en la revista Soft Matter concluyó que la causa de que esto ocurra es una rigidez no uniforme en la parte final de los intestinos, que moldea las esquinas del material que compone las heces antes de salir por el ano (que, sí, es redondo).
Las esquinas se forman por contracciones rápidas en las regiones más duras y movimientos más lentos en las zonas blandas, según el modelo matemático desarrollado por los investigadores.
El descubrimiento, a manos del ecólogo de fauna salvaje de la Universidad de Tasmania, Scott Carver, fue accidental y ocurrió al diseccionar un cadáver de wómbat como parte de su investigación sobre el tratamiento de la sarna en estos marsupiales.
Según Sunghwan Jung, biofísico de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) que estudia la mecánica de los movimientos animales y que no participó en la investigación, "este estudio es realmente bueno", ya que, como señala en declaraciones a Science, demuestra que las tripas de estos animales "son muy especiales". Otro estudio, de 2018, del que Carver también fue coautor, también encontró la clave del cubismo en los intestinos, tras diseccionar a un wómbat atropellado por un coche.
Heces para marcar el territorio
Los wómbat colocan sus heces en puntos destacados de sus zonas de distribución, como alrededor de una roca o un tronco, para comunicarse entre sí, aclara Carver en Royal Society of Chemistry (RSC). “Si están haciendo una batida territorial y reclamando una nueva zona, pueden dejar hasta 150 heces en una sola noche", añade Greg Irons, director del Santuario de Fauna Salvaje de Bonorong en Tasmania.
Unos intestinos largos y una digestión lenta
Los intestinos de los wómbat miden unos 10 metros de largo, 10 veces más que el cuerpo habitual del animal. Mientras que la comida que ingerimos los humanos atraviesa nuestro sistema digestivo en uno o dos días, en los wómbat el proceso dura hasta cuatro veces más, para lograr extraer el máximo de nutrientes y agua de los alimentos, según explican los autores en RSC.
"La formación de cubos puede ayudarnos a comprender el estado de hidratación de los wómbats, ya que sus heces pueden parecer menos cúbicas en condiciones más húmedas. También muestra cómo la rigidez intestinal puede producir lados lisos en las heces como una característica de la patología", señala Carver. Por último, aclara que aún queda mucho por saber sobre el comportamiento del wómbat, de cara a comprender por qué evolucionaron para producir heces cúbicas.