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MALDITA CIENCIA

Por qué es perjudicial para los ojos meterse al agua con lentillas

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Claves
  • No es recomendable que las lentillas estén en contacto con el agua, ni al bañarse ni al ducharse
  • Un riesgo de esta práctica es sufrir una queratitis por Acanthamoeba, una infección en el ojo poco común pero peligrosa
  • También puede alterar las lentillas, cambiando su forma y ocasionando molestias y lesiones en la córnea
 
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Quizá es algo que se lleva haciendo toda la vida o es la primera vez que lees sobre ello, pero hay gente que se baña (en la piscina, en el mar o en una charca cualquiera) usando lentillas. ¿Es esta una práctica dañina o perjudicial? Sí, sí y mil veces sí. No es aconsejable ni bañarse ni ducharse con las lentillas puestas. Lo más recomendable es que el único líquido que toque las lentillas sea, o bien el específico para ello, o bien las lágrimas que produce el organismo de manera natural.

Tanto los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, siglas en inglés), como la Academia Americana de Oftalmología y la Sociedad Española de Oftalmología (SEO) coinciden en que el agua y las lentillas no son una buena combinación. El motivo es que el agua no es inerte y contiene microorganismos que, si se dan las condiciones, pueden causar un problema de salud. Un microbio al que le viene ‘genial’ el bañito con lentillas es el Acanthamoeba.

El Acanthamoeba es un género de protozoo que está muy presente en la naturaleza, especialmente en ambientes acuáticos como ríos, lagos, estanques y agua del grifo. La inmensa mayoría de sus especies son inofensivas para los humanos, pero cuando se dan las condiciones ideales, estos organismos pueden causar una infección importante en el ojo llamada queratitis por Acanthamoeba. Es poco común, pero peligrosa.

En este caso, las condiciones ideales se dan en la superficie de las lentillas: cuando estos protozoos se instalan en ella contaminándola, pueden conducir a la formación de un biofilm de hongos, bacterias y virus (una ‘urbanización’ de microbios, compleja y difícil de eliminar), explica Elena Salobar García Martín, profesora de Inmunología, Oftalmología y ORL de la Universidad Complutense de Madrid.

Los síntomas de esta infección son inflamación de la córnea, lagrimeo, enrojecimiento, dolor intenso y deterioro de la visión. El problema, explica García Martín, es que es difícil de diagnosticar “porque a menudo se confunden sus síntomas con queratitis por virus del herpes simple y por hongos, infecciones más comunes”. Un diagnóstico más tardío, agrega, puede ocasionar que la úlcera que se forma en la córnea sea “incontrolable e intratable”.

Además de este riesgo de infección, las lentillas en contacto con el agua pueden cambiar de forma, hincharse y pegarse al ojo. Estas alteraciones pueden ser incómodas e incluso lesionar el ojo, resumen los CDC.

En definitiva, es totalmente desaconsejable que las lentillas entren en contacto con el agua al bañarse o al ducharse. Esto también aplica si se opta por guardar las lentillas en agua del grifo: existe riesgo de infección y lesión en los ojos. Como solución para que las personas que necesitan lentillas (o gafas) quieran seguir viendo en el agua, los CDC recomiendan usar gafas de natación graduadas.

Este artículo forma parte del 218º consultorio de Maldita Ciencia.


Primera fecha de publicación de este artículo: 16/08/2023

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