“Polillas gigantes que están tomando Madrid”. Así se refieren varias publicaciones en redes a la situación que parece estar ‘sobrevolando’ la capital: una supuesta plaga de polillas en armarios, portales y recovecos. Son varios los usuarios que se han hecho eco a través de sus cuentas de X de la sorprendente cantidad de estos insectos con la que se están topando en los últimos días: “¿Hay plaga de polillas en Madrid? Es increíble las que hay”, “¿Alguien puede explicar qué está pasando en Madrid? Necesitamos explicaciones”, lanzan, buscando respuesta en la red social.
El Departamento de Control de Vectores del organismo municipal Madrid Salud señala a Maldita.es que efectivamente, desde finales del mes de mayo, viene recibiendo “cierto número de avisos sobre actividad de polillas ambientales diurnas (lepidóptera)”. Algo que, desde el punto de vista de la salud pública “no se estima riesgo relevante alguno” y que ha ocurrido en otras ocasiones.
Primavera, la estación de los lepidópteros
El aumento de estos insectos, teniendo en cuenta el momento del año en el que nos encontramos, no parece extrañar a los expertos. En palabras de José Luis Viejo Montesinos, catedrático del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), todos los años se observa un aumento de lepidópteros por estas fechas, entre mayo y junio. “En 2024, concretamente, han aparecido más poblaciones de la Autographa gamma, una especie que cada ocho años aproximadamente muestra una densidad de población considerable”, explica el experto a Maldita.es.
Esta afirmación se basa en la evaluación demográfica de otras especies en el Monte de Valdelatas (Madrid) que ha realizado el equipo de investigación del biólogo y que detectó una densidad de Autographa gamma de unos 140 individuos en pocos metros, siendo lo habitual en esta especie observarla en una de entre 10 y 20 insectos. “No es usual una densidad tan alta este mes, pero he visto densidades mayores en otros años”, indica.
El Departamento de Control de Vectores de Madrid Salud también indica haber recibido “cierto número de avisos sobre actividad de polillas” desde finales de mayo. En cualquier caso, añade que no se trata de un número de avisos muy destacado y que los que se reportan llegan especialmente desde distritos del sur y sureste.
“Esta situación ya ha ocurrido en el pasado (años 1962, 1996, 2013…) y parece presentarse con patrones cíclicos, unos fenómenos naturales de duración limitada en el tiempo. Las causas pueden ser multifactoriales, probablemente relacionadas con la existencia de ciclos biológicos, con migraciones propias de estas especies y con otras circunstancias ecológicas”, añaden desde el departamento.
Óscar Soriano, científico titular del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) especializado en entomología sanitaria, explica el porqué del mayor número de encontronazos con estos animales: “Depende de que coincidan algunas variables, principalmente el calor y que la planta de la que se alimentan las larvas [plantas nutricias] estén más desarrolladas”.
¿Por qué tantas, por qué este año y por qué ahora?
Altas temperaturas unidas a un invierno “no muy crudo”: estos son los factores que facilitan la supervivencia de una mayor cantidad de polillas.
En palabras de Soriano, el calor acelera los metabolismos de estas especies: a mayor temperatura, más rápida será su metamorfosis, por lo que surgen con más rapidez. “Las larvas se desarrollan más deprisa, comen más plantas y ‘salen’ antes en forma de mariposas”. Son a estas, a los individuos adultos, a las que nos referimos como polillas. En esta última fase, solo liban las plantas, pero no las comen.
Las altas temperaturas también influyen en la posibilidad de que haya más generaciones de mariposas. Dado que el metabolismo se acelera, el adulto, que suele poner los huevos a finales del invierno, los pone antes. El resultado es otra generación de polillas. “A más calor, más generaciones”, explica Soriano.
Además, al haber sido esta primavera más lluviosa de lo habitual, hay más vegetación de la que se pueden alimentar más orugas. “Pero esto no lo sabemos con certeza”, incide Viejo. “También coincide que hemos tenido un invierno no muy crudo: al no tener tanto frío, mueren menos orugas. Por tanto, crecen más individuos, sobre todo en primavera, que es cuando completan su ciclo”, añade.
Que no cunda el pánico: las polillas son inofensivas
Preguntados por los potenciales peligros que este aumento de polillas puede suponer tanto para las personas como para el medio ambiente, los expertos consultados por Maldita.es coinciden: ninguno.
“La inmensa mayoría [de lepidópteros] no tienen ninguna influencia en los humanos, ni siquiera pican”, aclara Viejo quien vuelve a incidir en que, aunque “existe un poco de histeria sobre estas especies”, en realidad “no hacen ningún daño”. “Algunas mariposas, como mucho, taladran los geranios, pero no entrañan ningún peligro a la salud humana”, añade Soriano.
La Autographa gamma, especie mayoritaria según el equipo de investigación de Viejo, ni es plaga ni tiene incidencia en las personas. “Hay otras, como la procesionaria del pino, que sí lo tiene, pero no es este caso”.
Esto no impide que a muchos les resulte desagradable verse en un cara a cara con estos insectos. La recomendación de los expertos en caso de molestia por una mayor cantidad es ir a lo sencillo: “un manotazo y listo”. “Hay un montón de mitos sobre ellos, como que comen la ropa o que afectan negativamente al medioambiente, cosa que es mentira. Las larvas, eso sí, son polífagas”, es decir, se alimentan de distintos tipos de comida, recuerda Viejo.
Sobre este potencial peligro para nuestros armarios, ni la polilla es una única especie que se alimenta de ropa ni todas las polillas dependen de este menú: la familia Tineidae, que incluye a estos insectos, abarca a más de 3.000 especies en todo el mundo. Son las polillas de la ropa las que se alimentan de la queratina, una proteína de origen animal que puede formar parte de la ropa, como explicaba a Maldita.es Raimundo Outerelo, profesor honorífico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid.