Cuando las personas que se dedican a la ciencia y la investigación quieren construir conocimiento veraz, sólido y comprobable, utilizan el método científico: una serie de prácticas aceptadas por la comunidad científica y que incluyen la formulación de preguntas, la revisión de literatura previa, el planteamiento de hipótesis, la comprobación, la experimentación, la recogida de datos, el análisis de los resultados y la divulgación del nuevo conocimiento al resto de la comunidad científica. Y dentro de esta metodología, ¿qué es exactamente el método observacional?
Según explica a Maldita.es Antonio Diéguez, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Málaga, el método observacional consiste en “estudiar aquellos fenómenos que no pueden (o no deben) ser sometidos a experimentación, por lo que se observan de manera sistemática con procedimientos rigurosos que permiten recopilar datos y someterlos a un tratamiento matemático”.
Algunos ejemplos de ciencias que se estudian mayoritariamente mediante la observación, porque sus variables no pueden manipularse ni experimentar con ellas, son la astronomía, porque no podemos (¿ni debemos?) manipular los astros, estrellas y objetos celestes para experimentar con ellos, por lo que la comunidad científica se limita a observarlos; la epidemiología, que estudia la incidencia de las enfermedades en una población, no “experimenta” con ellas; o la etología, que estudia el comportamiento animal en su entorno natural y limitando al mínimo el efecto del humano que lo observa. En definitiva: el método observacional es el que la persona que investiga no manipula el objeto de estudio, sino que se limita a observarlo y a recopilar datos.
Dentro de sus múltiples ramas, un campo fundamental de la filosofía de la ciencia se dedica a estudiar la metodología, a ver cómo ha cambiado a lo largo de la historia y comprobar que todos los métodos sean válidos para construir conocimiento. Algo en lo que existe bastante consenso entre filósofos de la ciencia, apunta Diéguez, es que “no existe un único método científico singular. No hay un método exactamente igual de válido para todas las ciencias”.
“El interés que tiene la filosofía de la ciencia es ver cómo garantizan estos métodos la objetividad del conocimiento, el consenso de la comunidad científica, y cómo han ido mejorando estas metodologías a lo largo de la historia, tanto por el avance tecnológico sino por sus procedimientos y conceptos”, detalla.
¿Y qué limitaciones tienen los estudios que se hacen únicamente con el método observacional? La principal es que, al no poder controlar las variables de todo un fenómeno, “no se puede comprobar la seguridad (y fiabilidad) de los resultados finales al 100 %”, apunta el catedrático. Del mismo modo, estos estudios tienen más riesgo de que exista un sesgo observacional (de tender a encontrar los resultados que ya se presuponía encontrar), a diferencia de la experimentación, que sí emplea mecanismos de control para evitar este problema.
Por último, en estudios que observan dos o más variables, la metodología observacional puede servir para encontrar una relación entre dichas variables, pero nunca que una es causa de la otra, para ello se usan otros métodos de investigación científica experimental. Este artículo científico recoge varios ejemplos en los que se encontraban fuertes correlaciones entre variables y que luego tuvieron que ser refutadas con ensayos clínicos aleatorizados, y este otro recoge algunas curiosas correlaciones que no pueden demostrarse científicamente, como la que existe entre el ratio de divorcios y el consumo de margarina de un estado de EEUU.
Algunas investigaciones (como esta) apuntan directamente a que los estudios observacionales tienen “un nivel de evidencia inferior” al de los experimentales porque “son más propensos al sesgo y a la confusión, y no pueden usarse para demostrar causas-efecto”. A pesar de esto, los estudios observacionales son útiles para formular hipótesis, encontrar evidencias y más baratos, fáciles y con menor complejidad ética que algunos métodos experimentales.
Primera fecha de publicación de este artículo: 21/10/2021