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Cómo influyen en nuestro cerebro las melodías y villancicos navideños

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Cascabeles, melodías con las que estás familiarizado y puede que algún que otro “‘¡Ho, ho, ho!”. Estas son algunas de las características principales de las canciones navideñas o villancicos que puede que lleves canturreando inconscientemente durante las últimas semanas. Quizás a alguno de vosotros estos sonidos os pongan de buen o mal humor, porque también nos habéis preguntado si pueden influir en nuestro cerebro y, en caso afirmativo, cómo lo harían. Lo cierto es que, como cualquier melodía, pero especialmente por el golpe de reminiscencia que ocasionan, sí pueden interferir en nuestro estado de ánimo.

Peter Vuust, profesor asociado en el Centro de Neurociencia Integrativa Funcional de la Universidad de Aarhus, además de profesor en la Royal Academy of Music y músico de jazz, explicaba a la plataforma de noticias científicas de los países nórdicos ScienceNordic algunos de los motivos por los que, año tras años, seguimos escuchando las mismas canciones, por mucho tiempo que tengan.

Aunque no existen unos ingredientes exactos para garantizar que una melodía se convertirá en un éxito navideño, sí que es posible determinar algunas de las razones por las que ciertas canciones navideñas se escuchan a pesar del paso del tiempo y por qué estas pueden llegar a interferir, incluso, en nuestro estado de ánimo.

Una de las primeras causas, según Vuust, es la repetición de las mismas melodías año tras año, ya que, cuantas más veces escuchamos una canción, más nos gusta. ¿O acaso no has aborrecido una canción al oírla por casualidad y primera vez en la radio, pero te has visto tarareándola con gustos semanas o días después?

Estos son precisamente los resultados a los que apunta un estudio de 2017 publicados en la revista Frontiers in Neuroscience: “la familiaridad es el predictor más importante del gusto por la música, independientemente del género, el timbre, la estructura, la complejidad y otros factores”. Los investigadores añaden que escuchar repetidamente “puede aumentar el gusto por casi cualquier pieza musical, siempre y cuando se escuche en circunstancias naturales”.

Esto ocurre, en parte, porque al cerebro ‘le gusta’ llevar razón en sus predicciones. De ahí que, al escuchar las primeras notas de una canción (y si no que pregunten a los concursantes de Pasapalabra), este trabaje duro para intentar reconocerla. De conseguirlo, experimentamos una sensación de recompensa, al confirmarse nuestras sospechas. "Es la forma en que el cerebro se asegura de que hagamos algo bueno para nuestra supervivencia", explicaba a ScienceNordic Vuust. "La música se adapta bien a los mecanismos de predicción y expectativa del cerebro, porque es tan precisa en el tiempo que el cerebro puede formular constantemente expectativas que se convierten en realidad momentos después".

Esto, sin embargo, no ocurre en todo el mundo. Hay quienes se cansan antes de determinadas melodías ya que, según Vuust, el principio de ‘cuanto más la escucho, más me gusta’ se termina cuando nos damos cuenta de que esto está ocurriendo. “Tan pronto como alcanzamos el nivel de conciencia, comenzamos a ser críticos, por lo que el efecto positivo no dura para siempre. Lo inteligente de los éxitos navideños es que los olvidas y luego comienzas de nuevo en la curva ascendente cuando vuelve la temporada festiva”.

Otro de los motivos que explican el porqué de que haya a quienes la música navideña les hace sentir bien es la memoria. Lo que ocurre es que la música vinculada a la memoria activa una zona del cerebro, la corteza prefrontal medial, que tiene una conexión más fuerte con los recuerdos autobiográficos que con los recuerdos históricos.

Según explica a PopScience Amy Belfi, neurocientífica de la Universidad de Ciencias y Tecnología de Missouri, con respecto a la música navideña, en muchas ocasiones la memoria autobiográfica está ligada a nuestras familias e infancias, lo que resulta en lo que los psicólogos y neurocientíficos llaman un golpe de reminiscencia. Si los recuerdos que nos evocan son positivos, también lo será nuestra sensación.


Primera fecha de publicación de este artículo: 29/12/2022

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