“Haciendo estos ejercicios faciales evitará arrugas, ojeras y bolsas”. “Yoga facial para ralentizar el envejecimiento”. “Redefine tu rostro y asómbrate”. Son muchos los contenidos en redes sociales que recomiendan la práctica de diferentes ejercicios faciales por su supuesta capacidad de rejuvenecer el rostro y deshacer o prevenir arrugas y otros signos relacionados con la edad. ¿Hay evidencias científicas sobre su eficacia? Estos ejercicios podrían tener un ligero beneficio en la apariencia facial, pero estos serían limitados y, en cualquier caso, no justificarían afirmaciones tan rotundas como las utilizadas en redes sociales.
Existen estudios sobre el efecto de los ejercicios faciales en el aspecto del envejecimiento. En principio, y dado que la apariencia del rostro no solo depende de la superficie de la piel (manchas, laxitud…), sino también de la grasa y el músculo bajo ella, tendría sentido pensar que ejercitar estos últimos aumentase el su volumen y, con ello, mejorase la apariencia facial.
Lo que ocurre, como explica a Maldita.es la dermatóloga estética Inés Escandell, maldita que nos ha prestado sus superpoderes, es que la gran mayoría son estudios de baja calidad: no solo presentan un reducido número de participantes, sino que analizan intervenciones que no son homogéneas (ejercicios puntuales durante más o menos minutos a lo largo de más o menos semanas) y carecen de grupos de control (otro grupo de individuos que no realizase los ejercicios y a los que se hiciese seguimiento para detectar diferencias entre unos y otros).
Estas son las conclusiones a las que llega un metaanálisis (un método para sintetizar los resultados de los estudios en relación a un tema concreto) publicado en la revista Aesthetic Surgery Journal en 2014 sobre la bibliografía hasta el momento. Añade, además, que en la mayoría de los casos, las evaluaciones sobre si los ejercicios habían sido o no efectivos “fueron puramente subjetivas, realizadas por los autores y/o los propios pacientes, sin enmascaramiento”.
“Al final, lo que concluyen casi todos los estudios es que [los ejercicios faciales] podrían mejorar de forma muy leve el aspecto del envejecimiento facial (nada que ver al resultado de otros tratamientos que se realizan en consulta)”, indica Escandell. Hablamos, además, de rutinas de unos 30 minutos que deben practicase diariamente o cada dos días durante, al menos, 20 semanas, no solo unos cuantos segundos frente al espejo en un momento determinado. Y, aun así, los resultados serían leves, como menciona Escandell. Según este estudio de 2018, tras estas 20 semanas de ejercicios, la media de edad estimada al inicio se reducía tan solo de 50 a 48 años, lejos de esa década de diferencia de la que alardean muchos contenidos en redes.
Además, en palabras de la dermatóloga, “no se puede afirmar de forma definitiva que esta mejoría exista”, al no haberse comparado los resultados en los participantes que llevaron a cabo los ejercicios con participantes que no los practicaron.
Por todo esto, no se puede asegurar rotundamente que estas rutinas mejoren significativamente el envejecimiento, como lo hacen estas webs y contenidos: “Esto no es cierto, no se puede hacer esa afirmación con tal rotundidad. ¿Que hacer ejercicios faciales mejore [la apariencia de la piel]? Puede, incluso por el efecto de la relajación. Pero no se puede afirmar ni prever qué resultados vamos a conseguir, porque no hay datos en estudios de calidad”, concluye la experta.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la malditas Inés Escandell, dermatóloga.
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