Hace unos días os respondíamos a algunas de las cuestiones más comunes sobre el chocolate: que si realmente hace que salgan más granitos, por qué no es un alimento saludable como tal o qué pasa con el choco negro y el blanco. A raíz de este artículo, muchos de vosotros nos habéis hecho la pregunta del millón: si es cierto que el chocolate es afrodisíaco y, como tal, aumenta el deseo sexual (no, nada que ver con la mejora de la capacidad o el rendimiento en este sentido).
Y aunque sentimos decepcionar a vuestra faceta más pícara, no hay evidencias científicas suficientes que garanticen que el chocolate u otros alimentos (que os vemos venir con el tema de las ostras, las fresas y la canela) tengan propiedades relacionadas con el apetito sexual, al menos en humanos. Si este se relaciona con el sexo o se propone como "supuesto sustitutivo" es porque es un alimento muy palatable, que activa nuestros circuitos de recompensa y nos hace "sentir bien", sensaciones que también se producen con el sexo.
"[Los alimentos afrodisíacos] son una leyenda urbana", afirma a Maldita Ciencia Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos. "La relación de determinados alimentos o sustancias con posibles propiedades afrodisíacas se ha establecido tradicionalmente por diversas razones: su parecido con los órganos sexuales (como el cuerno de rinoceronte o los moluscos bivalvos), el origen marino de algunos alimentos que se vinculan al mito de Afrodita, las sensaciones trigeminales (irritantes o agresivas, como el picante) que producen en la boca, sus características sensoriales placenteras (como el chocolate)…", continúa.
"La verdad es que hay mucha literatura al respecto, pero gran parte de ella está enmarcada en la ciencia basura o mala ciencia más directamente", explica Juan Revenga, dietista-nutricionista, en este artículo. "Hay mucha creencia, mucha fe, anclada en prácticas y costumbres de siglos atrás, de culturas 'milenarias', mucha 'ciencia onírica', pero de la buena hay verdaderamente poco (aunque suficiente)", continúa.
Los autores de este estudio apuntan que, aunque se suele creer que el chocolate, el café y la miel tienen potencial afrodisíaco, "no existe o hay poca confirmación científica que respalde esas afirmaciones". En este otro, sobre el chocolate y la salud sexual femenina, los investigadores sugieren que, a pesar de que quienes confirmaron tomar chocolate tenían un índice de función sexual femenina mayor que las que no lo hacían, los valores eran similares al ajustar los datos por edad (tomasen o no chocolate). Además, diferentes revisiones de estudios (como esta o esta) sugieren que la evidencia actual indica que no existen los afrodisíacos naturales como un tratamiento efectivo para las disfunciones sexuales masculinas o femeninas y hace referencia a "los decepcionantes datos actuales sobre su efectividad".
"Es cierto que algunos alimentos los vinculamos con situaciones eróticas. Pero, más allá de circunstancias ajenas a las propiamente nutricionales, se debe a otros factores: son alimentos que se consumen en ocasiones especiales, que se pueden comer con las manos (y obligan a que participen otros sentidos, como el tacto), recuerdan los genitales…", explica Robles. "En definitiva, el alimento en sí mismo no es el elemento importante, sino más bien la intención o la complicidad con la que se eligen, se preparan, se comparten, se decora la mesa, se prepara el entorno, la música, etc. y como no, las expectativas de la pareja al respecto", concluye por su parte Revenga.
Primera fecha de publicación: 13/7/2020.
Primera fecha de publicación de este artículo: 13/07/2020