“El aumento en la resonancia Schumann puede provocar: mareos, dolores de cabeza, dolor de espalda, de estómago y fotofobia”. La resonancia Schumann es un fenómeno complejo que se está aprovechando en redes para difundir desinformación e inventar teorías conspiranoicas sobre este fenómeno. Algunas de ellas hablan de que la resonancia tiene efectos en la salud humana, que los cambios que está experimentando significan un cambio importante en el planeta o incluso que está ocasionando que la percepción del tiempo se esté acelerando.
En realidad, la resonancia Schumann es un fenómeno relacionado con las tormentas eléctricas de la Tierra. Es un concepto científico complejo, que requiere comprender con cierta agilidad cómo funcionan las ondas —su longitud y su frecuencia— y el espectro electromagnético —la luz, ya sea infrarroja, ultravioleta o invisible—.
Contenidos que vinculan resonancia Schumann con efectos en la salud humana
Buena parte de los contenidos desinformadores sobre la resonancia Schumann vinculan este fenómeno con diferentes efectos en la salud humana Unos explican brevemente en qué consiste esta resonancia y le atribuyen una serie de síntomas físicos, mentales, cognitivos o emocionales, sin aportar evidencias científicas que sustenten esta relación. Otro tipo de contenidos menciona primero una serie de síntomas como cansancio, confusión o cambios de humor para indicar posteriormente que se debe a este fenómeno.
Como explicamos en el artículo sobre la resonancia Schumann, se trata de un fenómeno que no tiene ningún impacto en la salud humana. Lo sabemos porque las frecuencias que la originan son no ionizantes, lo que significa que no tienen la energía suficiente para romper o modificar la estructura de moléculas o átomos y, por lo tanto, suponer un problema para la salud..
Alejandro Serrano Borlaff, astrofísico, investigador en el Ames Research Center de la NASA y maldito que nos prestó sus superpoderes, indicaba que estos contenidos sobre salud y resonancia Schumann son totalmente falsos: “No hay ningún mecanismo que pueda producir estos síntomas ni ninguna prueba científicamente demostrada que los relacione”.
“Similitud” de la resonancia Schumann con ondas cerebrales y ADN
Otros contenidos apuntan a que la frecuencia de la resonancia Schumann (en el rango de las frecuencias extremadamente bajas, entre los 3-30 hercios) “coinciden” con la “vibración” de las ondas cerebrales o del “ADN humano”. Este argumento también se emplea para reforzar la vinculación entre la resonancia y la salud.
Como explicamos, el cerebro tiene actividad eléctrica y esta se puede registrar en un electroencefalograma, que representa dicha actividad con ondas, lo que llamamos ondas cerebrales. Dependiendo del estado de relajación, estas ondas cerebrales oscilan en frecuencias diferentes, pero esto no está vinculado a ninguna “sincronización” con ondas electromagnéticas, ni mucho menos de la resonancia Schumann.
Por otro lado, algunos contenidos emplean una imagen de análisis espectral (una manera de representar determinadas ondas y frecuencias) para señalar similitudes con “la vibración del ADN”. En realidad, el ADN no “vibra” porque no es una onda ni una frecuencia, sino que es un ácido en el que se contiene la información genética de los seres vivos. Gracias en gran parte a la imagen tomada por la cristalógrafa Rosalind Franklin, se conoce que el ADN tiene una forma de doble hélice, que puede parecerse a la representación visual de una onda, pero no tiene nada que ver con la resonancia Schumann.
Patrones “nunca antes observados” de la resonancia Schumann
Parte de estos contenidos introducen la idea de que la resonancia Schumann tiene una frecuencia fija cercana a siete hercios para, después, afirmar que se ha presenciado una anomalía que la sitúa a más de 100 hercios.
Como explicamos, la resonancia Schumann asume frecuencias en lo que se denomina el rango de las frecuencias extremadamente bajas, que se encuentran entre los tres y los 30 hercios. Existen varias frecuencias en las que este fenómeno se observa más: 7, 14, 21 y 28 hercios, según explica a Maldita.es Jesús Fornieles, responsable de la estación de medición de resonancia Schumann de Sierra Nevada.
Así, las ondas electromagnéticas que pueden ‘sobrevivir’ en la resonancia Schumann son aquellas entre los 3-30 hercios, no las de más de 100 hercios.
“La resonancia Schumann es es latido de la Tierra”
Otros contenidos afirman que la resonancia Schumann es una especie de “latido” o “pulsación” de la Tierra y que, cuando esta cambia, la salud del planeta se ve alterada.
El concepto “latido del planeta” es una analogía que se emplea en divulgación científica (como hace, por ejemplo, la NASA) para hablar de la resonancia Schumann y explicar que, cuando se combinan las ondas electromagnéticas concretas, “dan lugar finalmente a un latido atmosférico de gran energía”.
Así, se trata de un recurso narrativo para hacer divulgación científica sobre este fenómeno y, aunque por sí solo no es desinformador, sí que puede inducir a error al considerar que este “latido” es estable o revela algo sobre la salud planetaria cuando no es así. Por otro lado, la resonancia Schumann se encuentra en aquellos planetas que presenten actividad eléctrica y una atmósfera, por lo que revela datos de interés científico para las investigaciones en astronomía.
La resonancia Schumann anticipa sucesos “nunca antes observados” y “vamos a acelerar en el tiempo”
Para otro tipo de contenidos, estas supuestas oscilaciones en la resonancia Schumann suponen algo “nunca antes observado” (aunque con una búsqueda avanzada se observan publicaciones antiguas que hablan de otras anomalías) y que esto supone una “aceleración en cómo se percibe el tiempo” o, simplemente, que algún evento importante está por llegar.
Hacer predicciones sin ningún tipo de evidencia ni indicadores medibles es una conocida estrategia desinformadora en muchísimos ámbitos. En Maldita.es hemos desmentido este tipo de falsas predicciones en política, campañas electorales, efectos de vacunas COVID-19, fenómenos meteorológicos adversos o incluso aquellas que se basan en Los Simpsons.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Alejandro Serrano Borlaff, astrofísico en el Ames Research Center de la NASA.
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