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‘Popper’ y ceguera, zapatos de suela fina y mantequilla para las bolas de pelo en gatos. Llega el consultorio científico 215º de Maldita.es

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Uy, uy, uy, uy, si tu gato hace “uy, uy, uy, uy”, puedes cantarte una de Rosario Flores, pero también echar un ojo a esta nueva entrega del consultorio científico de Maldita.es en la que, entre otras cosas, explicamos el porqué de las bolas de pelo en gatetes y si la mantequilla es una posible forma de evitarlas. ¡Pero la cosa no se queda ahí! Si hay que hablar de vinagre como suavizante para la ropa, se habla; si hay que explicar la relación entre el ‘popper’ y los problemas de visión, se hace y si hay que criticar las chanclas y demás zapatos planos, también.

Seguro que se te ocurren más preguntas que podamos resolver el próximo viernes, y el siguiente, y el siguiente. ¡No te las guardes! Anímate y mándanoslas por Twitter, Facebook, correo electrónico ([email protected]) o por nuestro chatbot de WhatsApp (¡guárdate el número! +34 644 22 93 19). Por el momento: luces, cámara y… ¡al melón!

¿Puedes quedarte ciego al tomar mucho ‘popper’?

Si eres una persona que puede tener problemas con el consumo de drogas o conoces a alguien que lo pueda estar pasando mal, puedes leer esto: Qué hacer ante la sospecha o evidencia de consumo y Red de atención pública a las drogodependencias en España.

“He escuchado que si tomas mucho ‘popper’ puedes quedarte ciego de forma irreversible. ¿Puede pasar?”. Una persona nos remitió esta duda al consultorio científico de Maldita.es. La respuesta rápida es que sí pueden ocurrir problemas de visión, pero con varios matices: no es “ceguera” total, sino más bien pérdida de visión central; no es un daño que dependa de tomar ‘mucho’ o ‘poco’ ya que hay casos que lo sufren al consumirlo por primera vez; y la literatura apunta a que no es irreversible, ya que muchos pacientes mejoran al dejar el ‘popper’, aunque hay casos que sufren esta pérdida durante varios meses.

Según detalla el dosier informativo del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad de España, ‘popper’ es el nombre común de varias sustancias químicas inhalables compuestas por nitrito de amilo, nitrito de isobutilo o nitrito de isopropilo. Se considera un psicoactivo que causa sensación de euforia, vasodilatación, aumento del deseo y relajación de esfínteres. Estos efectos, detalla el dosier, se perciben a los pocos segundos de inhalarlo y desaparecen rápidamente, a los dos minutos, generando una sensación de agotamiento. También genera tolerancia, por lo que puede llevar a aumentar la dosis o la frecuencia de la inhalación para obtener los mismos efectos.

Entre los efectos secundarios, Sanidad destaca vértigo, debilidad, dolor de cabeza (breve o prolongado) congestión de la cara y el cuello, taquicardia, enrojecimiento de la piel y mucosas, náuseas, vómitos y diarrea. Un consumo a largo plazo puede generar lesiones neurológicas, depresión respiratoria y metahemoglobinemia —poco oxígeno en sangre—, según el Servicio Gallego de Salud.

Sobre su relación con el sentido de la vista, existe numerosa literatura científica (ver 1, 2, 3, 4) que señala que, efectivamente, el ‘popper’ puede provocar problemas de visión, justo después de su inhalación. Concretamente, puede causar un problema de pérdida de visión central en los dos ojos, desenfoque visual, puntos ciegos, metamorfopsia (ver con ‘ondas’ aquellas líneas e imágenes que son rectas) y fosfenos (manchas de luz).

¿Por qué ocurre esto? La principal hipótesis es que las altas concentraciones de óxido nítrico (NO) de estos productos causan un daño a la retina, el tejido de los ojos que transforma la luz en señales eléctricas que envía al cerebro. El NO regula el metabolismo de los fotorreceptores (las células especializadas de la retina) y estudios experimentales con animales muestran que estos mueren al recibir dosis elevadas de esta molécula química. Otra posible hipótesis es que el efecto vasodilatador del ‘popper’ causa cambios en la presión ocular que pueden contribuir a este daño en la retina.

Como ejemplo, este caso singular de 2016 publicado en la revista BMJ Case Reports describe a un hombre de 52 años con pérdida de visión central bilateral y repentina tras inhalar ‘popper’ por primera vez en su vida. Una tomografía de coherencia óptica —una prueba no invasiva para conocer el estado de la retina— mostró que esta persona tenía daños en la capa externa e interna de la retina de ambos ojos. Los profesionales recomendaron que no consumiera esta sustancia y tres meses después del diagnóstico, la visión del paciente mejoró.

Estos mismos trabajos científicos recogen que, por norma general, los pacientes mejoran su visión y síntomas al dejar de consumir ‘popper’, por lo que no se trata de una pérdida irreversible. No obstante, hay algunos casos en los que no se recupera la capacidad de visión inicial durante varios meses de seguimiento a la persona.

Esta carta al editor publicada en 2010 en New England Journal of Medicine recoge cuatro casos similares: pacientes con pérdida de visión prolongada tras inhalar ‘popper’. En dos pacientes, la visión volvió a la normalidad con el tiempo, aunque las pruebas mostraban que sus retinas seguían presentando cierto daño. En una de las pacientes, la pérdida de visión se mantuvo hasta un mes después de la primera visita médica.

Por último, este daño concreto no parece estar asociado a cuánto ‘popper’ se consuma, no es un efecto dependiente de la dosis y aún faltan más estudios que lo exploren. Esto se observa en casos en los que la persona sufrió de pérdida de visión tras la primera vez que inhaló esta sustancia o en comparaciones de diferentes pacientes que presentan el mismo problema con patrones de uso muy diferentes, desde solo una vez en la vida hasta uso mensual o semanal.

¿Qué problemas puede suponer utilizar siempre calzado plano y con suela muy fina?

Andar sobre un par de andamios (o zapatos de tacón, para entendernos), no es, ni mucho menos, lo apropiado para la salud de nuestros pies. Pero, ¿qué ocurre si nos vamos al caso contrario, al calzado de suela muy fina, como manoletinas, bailarinas o chanclas? Tampoco es recomendable: el calzado adecuado, según los expertos, debe tener un poco de altura en el talón (unos tres/cuatro centímetros). “No se aconseja el calzado plano porque provoca más tensión en el arco plantar y en la fascia del pie”, señala en su página web el Servicio Riojano de Salud, lo que puede causar dolor en la zona.

También el Colegio de Podología de la Comunidad Valenciana señala en su página web que utilizar zapatos totalmente planos, sin prácticamente suela, “no es nada recomendable”. “En primer lugar, porque una suela muy fina obliga a nuestro pie a absorber los impactos contra el suelo directamente. Es el caso de las típicas bailarinas o manoletinas, carentes de amortiguación, y muy comunes en niñas y adolescentes”. Además, añade, no ofrecen un buen apoyo para el arco del pie ni para el talón.

Pero la altura del tacón y la suela no son las únicas características que hacen que un calzado sea o no adecuado: “También se deben tener en cuenta otras cuestiones, como que el ancho de horma y de la puntera sean suficientes como para albergar el ancho del pie o que la altura de esta última sea suficiente para no comprimir los dedos”, explican a Maldita.es Maria Ruiz y Mireia Membrillas, podólogas especialistas en biomecánica en Moratín Podología.

De ahí que tengamos que especificar a qué tipo de ‘calzado plano’ nos referimos, ya que no todos son iguales: “Es muy diferente hablar de calzado tipo deportivo minimalista, que suele ser amplio, a referirnos a zapatos tipo bailarinas o manoletinas”, que “pueden causar hematomas en las uñas, así como roces en los dedos, y comprimen la parte delantera del pie, facilitando la aparición de juanetes y callos”.

En palabras de Estefanía Soriano, vicepresidenta del Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana, los zapatos con suela demasiado fina de este tipo repercuten en el sistema aquíleo-calcáneo-plantar, una zona que comprende desde el tendón de Aquiles hasta la misma planta del pie pasando por el calcáneo, el hueso del talón.

Fuente: Blog Doctora María Valdazo

Este sistema es el que permite realizar el primer movimiento del paso. Lo que ocurre cada vez que el talón entra en contacto contra el suelo es que el tobillo se flexiona, gracias a la tensión del tendón de Aquiles. “Si llevamos un calzado excesivamente plano, la tensión del Aquiles tiene que ser mayor para poder dar lugar a esa flexión. ¿Consecuencia? Que el hueso del talón y la fascia plantar recibirán mayor tensión”.

Esto puede ser causa de dolor en la planta del pie, también conocido como fascitis plantar (inflamación de la fascia), algo “muy frecuente en verano, cuando se abusa de las chanclas”, añade Soriano, un calzado que solo se aconseja para ir a la playa y a la piscina, para evitar hongos y verrugas plantares. A largo plazo, de abusar de este tipo de calzado, se puede incluso sentir dolor en los músculos de la pantorrilla y desarrollar problemas en los tobillos, en la espalda y la cadera, e incluso interferir en la postura en general.

“¿Cuántas veces hemos escogido un zapato plano para caminar durante horas ‘porque iremos más cómodos’ y hemos acabado el día con un fuerte dolor de pies?”, plantea la experta, quien recuerda que lo recomendable, tanto en hombres como en mujeres, es utilizar un calzado con un tacón de unos cuatro centímetros y con buena amortiguación, para que el pie pueda trabajar sin sobreesfuerzo en la marcha habitual.

Como recuerda en The Conversation Miguel Cánovas Vázquez, profesor asociado de Podología deportiva y Patología en la Universidad de León, aunque podamos pasear un rato con tacones o zapatos normales, “el calzado para caminar distancias medias y largas debe ser siempre deportivo”. Es esencial, además, usar la talla adecuada, que “permite la transpiración, ajuste y sujeción” necesarias, así como cierto grado de amortiguación.

Con respecto a las zapatillas de deporte tipo minimalistas o barefoot, bajo el punto de vista podológico, según Ruiz y Membrillas, sí son recomendables de manera general siempre y cuando no existan patologías previas y se haga una correcta transición desde el uso del calzado convencional al calzado minimalista plano.

¿Es recomendable darle mantequilla a tu gato para prevenir las bolas de pelo?

Internet está lleno de vídeos de gatos y en Maldita.es no dejamos de hablar de estos animales. Un motivo más para hacerlo es que hay quienes dudan y se plantean si la mantequilla es útil para reducir o prevenir las bolas de pelo entre los felinos. La respuesta corta es que no sirve. Además, por ser un lácteo este producto no es apropiado para estos animales. En cualquier caso, hay alternativas mejores para este objetivo, como una alimentación completa, la jalea de malta o la hierba gatera.

El motivo por el que se crean estas bolas de pelo es que los gatos se lamen el pelaje tanto para ‘acicalarse’, como para regular su temperatura corporal, comunicarse con otros gatos a través del olor o calmarse, según explica a Maldita.es Mercedes González, veterinaria y maldita que nos presta sus superpoderes. Al ser rugosa, la lengua de estos animales puede arrastrar parte del pelo que, como consecuencia, tragan. Dado que este no se digiere, puede acumularse en el estómago.

Cuando los gatos no eliminan ese pelo a través del vómito o las heces, puede acumularse en su sistema digestivo en forma de bolas de pelo (tricobezorares) y provocar obstrucciones. Si le causa estreñimiento, vómitos, diarrea, dolor u otros síntomas de obstrucción intestinal hay que acudir al veterinario ya que, como aclara la veterinaria, esto aumenta el riesgo de perforación potencialmente mortal.

Volviendo a la mantequilla, no es una buena opción para intentar que los gatos expulsen más fácilmente las bolas de pelo. De hecho, tanto este como el resto de productos lácteos, en general, no son ‘buenos’ para los gatos, como señala a Maldita.es Mar Puig, auxiliar veterinaria, educadora canina también especializada en gatos y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. En concreto, la mantequilla contiene grasa saturada a la que no se atribuye efecto laxante, pero que aporta un exceso de calorías. Tampoco hay evidencias de que otros aceites o grasas sean preventivos, por lo que conviene no emplearlos sin supervisión veterinaria, añade González.

Entonces, ¿hay algo que ayude a reducir o facilite la expulsión de las bolas de pelo que genera un gatete? Para ayudarle, lo mejor es darle “alimentos completos y bien formulados que cubran sus necesidades de nutrientes y que añadan una cantidad adecuada de fibra”, como indica González.

También se puede administrar jalea de malta una o varias veces por semana, al ser un lubricante intestinal y tener efecto laxante. ”Los gatos la suelen aceptar bien y la mayoría la lame directamente. Se puede untar en las patas para que la ingieran por lamido al tratar de quitarla del pelo”, concluye. La hierba gatera es otra opción válida, según añade Patricia Fos, cuidadora de gatos, directora de un albergue gatuno y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.

¿Es el vinagre una buena alternativa al suavizante?

“He oído que el vinagre es una buena alternativa al suavizante para la ropa: se queda suave, fija los colores, no daña la ropa, es menos contaminante, limpia las tuberías… ¿Es esto cierto?”. La respuesta rápida es que el vinagre blanco destilado o vinagre de limpieza (no el vinagre para comer o el aceto balsámico) sí puede servir como suavizante de ropa.

El motivo es que este actúa de forma similar a los suavizantes para la ropa. Como explica el libro Chemistry for Changing Times, del químico orgánico John W. Hill y el profesor de química Terry W. McCreary, el suavizante se aplica durante el ciclo de aclarado de la ropa, después del lavado con detergente, y se usa porque “las lavadoras aplican mucha tensión mecánica a los textiles: las fibras se aplastan y se deshilachan, se le ‘van’ los hilos a la ropa”. El resultado es una prenda ‘raída’, apariencia que se nota tras secar la ropa.

Lo que consigue el suavizante es recubrir los textiles y dar una sensación de suavidad. ¿Cómo? Aplicando sustancias con carga eléctrica positiva (tensioactivos catiónicos, para los que leyeron nuestro artículo de la diferencia entre gel y champú) que se adhieren a las prendas y hacen que los hilos se ‘levanten’. Esto impide que las fibras de los textiles se adhieran entre sí. A su vez, aportan a la ropa propiedades antiestáticas (básicamente, una capa contra la electricidad estática), que evita temporalmente que se acumule polvo en la tela. También tienen componentes que aportan un olor agradable a la ropa.

Con todo y con esto, ¿por qué sabemos que el vinagre es un buen sustitutivo del suavizante? Como explica este editorial científico publicado en la revista Tribology & Lubrication Technology, especializada en las ciencias de la fricción y el desgaste, el ácido acético del vinagre, al reaccionar con el agua, aporta iones de hidrógeno de carga eléctrica positiva que se adhieren a los tejidos de la ropa, consiguiendo un efecto similar al de los tensioactivos catiónicos de los productos suavizantes.

Además, el vinagre también tiene la propiedad de eliminar algunos tipos de manchas —el editorial científico destaca las manchas del desodorante, pero también algunas de grasas, de orina o de café— y ciertos olores desagradables de la ropa. Por otro lado, se degrada mucho mejor en el agua que el suavizante y, para más inri, es barato y fácil de producir. No hemos encontrado evidencias de que el vinagre tenga capacidad de retener o fijar mejor los colores de la ropa.

Para contar con estos resultados, ¿nos sirve cualquier tipo de vinagre? Pues no. En este caso, lo recomendable es usar un producto con mayor cantidad de ácido acético y que no contenga ingredientes que aporten sabor o aroma —como el aceto balsámico o el vinagre de vino—. Esto lo cumple el vinagre blanco destilado, obtenido a partir de la fermentación del alcohol puro de la caña de azúcar, maíz o malta; o el vinagre de limpieza.

¿Quiere decir esto que sea preferible usar vinagre en lugar del suavizante, cualquiera que sea el caso? En absoluto. Según explica a Consumer Reports Steven Grayson, dueño de una empresa de reparaciones en Estados Unidos, el vinagre, si se usa de forma continuada, puede dañar las juntas de goma de la lavadora, lo que puede derivar en fugas de agua.

Por último, hay que señalar que el suavizante (ya sea el producto en sí o esta alternativa, el vinagre) no es un producto esencial para lavar y desinfectar la ropa —aunque pueda ser muy agradable al tacto.

Los suavizantes pueden traer problemas. Pueden ocasionar dermatitis en algunas pieles si reaccionan con determinados ingredientes del producto, aunque esto es algo que también pueden causar detergentes, jabones y otros productos de limpieza susceptibles de entrar en contacto con la piel. Además, están basados en compuestos grasos que no se mezclan bien con el agua (hidrófobos) y que pueden acumularse en el mecanismo de la lavadora, en las prendas y en las tuberías. Por otro lado, hay prendas que no interesa que se queden ‘suaves’, sino que no pierdan su capacidad de absorción, como las toallas o la ropa deportiva, por lo que el suavizante estaría contrarrestando su propósito.

Todavía no hemos terminado...

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En este artículo han colaborado con sus superpoderes Mercedes González, veterinaria; Mar Puig, educadora canina, y Patricia Fos, cuidadora de gatos, que forman parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.

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