La definición de perro potencialmente peligroso (PPP) describe a los animales de esta especie que tienen, por sus características, el potencial de hacer daño. De manera legal, el Real Decreto 287/2002, sobre animales potencialmente peligrosos, recoge aquellas razas y características de perros PPP. Ahora bien, una veterinaria y educadora canina nos explica que estos perros no son agresivos por naturaleza. La agresividad o el carácter del animal no se define por su raza o características físicas, sino por cómo se ha educado, el contexto de crianza, cómo ha socializado —con humanos y otros perros— y las necesidades concretas de ejercicio y cuidados.
Mar Puig, auxiliar veterinaria, educadora canina, coordinadora de la Asociación Cinco Hocicos y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, explicaba en Twitch que la denominación PPP es correcta: “Cualquier perro de más de 15 kilos, sea de la raza que sea y criado en el contexto que sea, es potencialmente peligroso en el sentido de que tiene la capacidad física para hacer daño”.
Sin embargo, llamar a estos perros como PPP, indica Puig, puede inducir a error, ya que “esto no significa, en absoluto, que sean perros agresivos de serie”: No les ponen un chip y, cuando nacen, les ‘toca’ ser agresivos”. De hecho, la educadora canina incide en que la supervivencia de los perros, animales provenientes del lobo, se ha basado en la socialización y cooperación en manada. “Si fueran animales agresivos porque sí, gratuitamente, su supervivencia sería inviable y estarían condenados a la extinción”.
Los perros en general, salvo en caso de algunas enfermedades o situaciones, no son agresivos. “Lo que sí hay son malas educaciones, malas socializaciones y problemas de conducta que, normalmente, generan los humanos por no saber comunicarnos con ellos”, precisa Puig. A esto se suma que cada perro requiere de unos cuidados concretos. En el caso de los perros grandes, “pueden necesitar gastar más energía al requerir hacer ejercicio, tanto físico como mental”.
A pesar de no ser agresivos de naturaleza, ¿necesitan los PPP una educación más exigente por su potencial para causar daño? Puig considera que sí, pero no lo limita a los perros grandes, sino a todos. “De hecho, un requisito para adoptar en nuestra asociación es recibir un curso de educación y lenguaje canino”.
Además, la educadora canina puntualiza que los perros pequeños “suelen tener conductas más agresivas que los grandes” por cómo son educados los humanos, ya que los impactos de sus ‘malos’ comportamientos, “como hacerse pipí en casa”, no tienen la misma relevancia que cuando lo hace un perro grande. “Si un PPP se hace pipí dentro, sí que va a ser un problema y su humano se va a esforzar más en corregir ese problema”, concluye.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Mar Puig, educadora canina, que forma parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.
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Este artículo es un despiece de nuestro 214º Consultorio de Maldita Ciencia.
Primera fecha de publicación de este artículo: 21/06/2023