Elegir pareja para aparearse es un momento importante en la vida de todos los individuos (en este caso nos referimos a animales no humanos, pero que cada uno se lo aplique como quiera), porque de la elección dependerán las características de la posible descendencia y con ello la progresiva evolución de la especie, aunque pocos individuos sean (o seamos…) conscientes de ello en ese momento. Aprender más sobre cómo eligen pareja las distintas especies nos da pistas sobre ese proceso evolutivo que hay detrás.
Los gorriones, por ejemplo, no usan el olor para escoger a sus posibles parejas, a diferencia de otros animales, como concluye un estudio publicado en PLOS ONE con investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN).
Para comprobarlo, los investigadoras introdujeron gorriones comunes (Passer domesticus) en cajas con el olor de pájaros del sexo contrario. También analizaron el sistema inmunitario de los individuos para poder evaluar cómo la diversidad inmunitaria influía en la elección sexual. Así, fueron conscientes de que la selección en función del olor era aleatoria y, por lo tanto, no escogían a una pareja con un sistema inmunológico más compatible, otra estrategia interesante que algunas especies desarrollan (buscan inconscientemente un individuo con un sistema inmunitario lo más diferente posible al propio para que la descendencia pueda defenderse frente a un mayor abanico de enfermedades y amenazas). De ahí que no se pueda atribuir al olfato un papel en la selección sexual de los gorriones, según el estudio.
“Tras descartar esta vía, se abre una gran cantidad de posibilidades sobre otros mecanismos responsables de esta selección de pareja, porque debe haber otra manera en la que los gorriones detecten el sistema más compatible para ellos en sus compañeros”, señala Luisa Amo, la primera firmante del estudio e investigadora en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid en declaraciones al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Los autores no descartan la posibilidad de que la similitud o variedad de sistema inmunitario sea un factor en la elección de pareja a través de otros mecanismos distintos del olfato. Los gorriones comunes se reproducen entre abril y agosto y ponen de dos a siete huevos en cada puesta, que realizan dos o tres cada año.
“En las aves, una buena parte de la elección de pareja se hace a través del color del plumaje. En los gorriones, el babero negro que presentan los machos sirve a las hembras para elegir machos de ‘mayor calidad’”, indica a Maldita.es Joan Carles Senar, jefe de investigación del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona. Se trata de un trabajo “sólido e interesante” que forma parte de una serie de trabajos de los autores sobre estos temas, aclara Senar.
Este artículo es un despiece de nuestro 211º Consultorio de Maldita Ciencia.