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MALDITA CIENCIA

Cómo evitar y a qué se debe el sudor excesivo en la cara

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  • La hiperhidrosis o sudor excesivo ocurre especialmente en las partes del cuerpo con más glándulas sudoríparas: la cabeza, las axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies
  • Puede ser primaria, si no se conoce el origen, o secundaria, si es consecuencia del consumo de ciertos fármacos, enfermedades o de ciertas situaciones fisiológicas
  • El tratamiento puede ser farmacológico o a través de cirugía mínimamente invasiva, pero siembre bajo el control de un dermatólogo
 
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La sudoración es una de las formas que tiene nuestro cuerpo para autorregular su temperatura. Es decir, es necesaria y permite que nos refresquemos en los momentos en los que percibimos que aumenta el calor, además de ser considerada la primera barrera de defensa cutánea. Esto, sin embargo, no quita que en ocasiones sea molesta, sobre todo cuando hablamos de exceso de sudor o hiperhidrosis. ¿Hay forma de evitarla? No existen ‘trucos’ ni tratamientos preventivos, pero sí tratamientos farmacológicos y cirugías mínimamente invasivas, en función del diagnóstico y la valoración previas de un dermatólogo.

Si nos referimos concretamente al ‘agüilla’ de más de nuestra cabeza y cara, hablaremos de hiperhidrosis craneofacial, que también incluye zonas como el cuero cabelludo, la frente, el cuello y el pecho (ya sea de forma alterna o simultánea). Estas son algunas de las zonas más comunes al hablar de exceso de sudor, pero también lo son, según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), las palmas de las manos, las plantas de los pies y las axilas, por disponer de una mayor cantidad de glándulas sudoríparas que el resto del cuerpo.

¿En qué casos se da este ‘sudor de más’? Depende, pero, como casi siempre que sudamos, suele ocurrir a partir de “estímulos térmicos y emocionales, que desencadenan la respuesta de las glándulas sudoríparas, ocasionando así ese exceso de sudoración”, como explica la Clínica Universidad de Navarra en su página web.

Sobre las causas de esta condición, también depende. En este caso, de si hablamos de hiperhidrosis primaria, de aquella de la que no se encuentra el origen, o secundaria. La causa de la primera, como explica a Maldita.es la dermatóloga, miembro de la AEDV y maldita que nos presta sus superpoderes, Inés Escandell, “probablemente se trate de una predisposición genética, alteraciones ambientales o de alguna alteración en el sistema nervioso central en el control de la sudoración”. Suele aparecer en niños, adolescentes o adultos jóvenes.

La hiperhidrosis secundaria puede estar causada por razones fisiológicas (comienzo de la menopausia); por el consumo de algunos medicamentos, como los antidepresivos, o a consecuencia de determinadas enfermedades (tanto endocrinas como neurológicas, infecciones o cáncer). En general, en la mayoría de ellas la sudoración excesiva es un síntoma más entre otros muchos, posiblemente más importantes.

Aunque la hiperhidrosis en sí no suele ser grave, “sí deteriora de forma muy importante la calidad de vida de quien la padece”. De ahí la importancia de los posibles tratamientos, que pueden ser bien farmacológicos o bien recurrir a cirugía mínimamente invasiva. Ahora bien, el primer paso en cualquiera de los casos está claro: acudir a tu dermatólogo.

Sobre actitudes preventivas, Escandell señala que “es muy complicado” que funcionen. “En axilas y palmas se utilizan normalmente los antitranspirantes, que suelen incluir sales de aluminio, pero en la cara y en el cuero cabelludo no se toleran muy bien, por lo que no se suelen utilizar”. En casos en los que el origen esté en una situación de estrés, se podría intentar prevenir parcialmente a través de terapia psicológica, según Escandell: “Pero es muy complejo y no sirve para la gran mayoría de los pacientes”. Por lo tanto, “de preventivo, poco”, más allá de “controlar la exposición al calor y a situaciones que desencadenan este exceso de sudor”: “Después, tendríamos que recurrir a los tratamientos”.

Si hablamos de las posibilidades que ofrece el tratamiento farmacológico, la inicial es en ‘formato’ tópico, como señala la Clínica Universidad de Navarra. Este incluye medicamentos que ‘bloquean’ el conducto de las glándulas sudoríparas. Una segunda opción en algunos tipos de hiperhidrosis son los tratamientos tranquilizantes y sedantes. La toxina botulínica también se utiliza en determinados casos de sudoración intensa en manos o axilas. “Primero se realiza un test para conocer qué áreas son las que más sudan y así actuar de manera más selectiva, evitando efectos secundarios sistémicos”.

En relación a la cirugía, esta está indicada para los casos más graves en los que el resto de intentos han fallado y, como en cualquier otro tratamiento médico, debe decidir sobre él un profesional sanitario (en este caso, un cirujano). El proceso “consiste en efectuar una pequeña incisión de apenas 5 milímetros en cada lado del tórax para localizar y seccionar o comprimir mediante clips, en un punto determinado, la cadena simpática, que es la que controla la sudoración y el rubor facial”. Puedes leer más sobre los tratamientos de la hiperhidrosis en las páginas web de la AEDV y de la Clínica Universidad de Navarra.

Este artículo es un despiece de nuestro 211º Consultorio de Maldita Ciencia

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Inés Escandell, dermatóloga y miembro de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.

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