Un maldito sobre el que no conocemos su estado de alopecia nos ha preguntado por un rumor popular sobre las procesionarias de pino (Thaumetopoea pityocampa): si las tocas, ¿te quedas calvo? Si tocas una oruga procesionaria, tocarás también sus pelos diminutos repletos de una proteína que puede producir picor, irritación de ojos, problemas respiratorios y, en algún caso raro, reacciones alérgicas, pero no hay evidencia de que tu pelo se vaya a ver afectado.
Las orugas procesionarias cuentan con una proteína urticante denominada thaumatopina. El pelo de estas orugas está repleto de esta sustancia. Entrar en contacto con ella, aunque sea mínimamente, causa una reacción en la piel, acompañada de picor e irritación de oídos, ojos nariz y garganta; problemas respiratorios y, en casos raros, reacciones alérgicas, detalla la organización británica de investigación Forest Research.
Dentro de ese listado de síntomas no se encuentra ninguna afección concreta sobre el pelo. Hemos hecho una búsqueda de literatura científica y tampoco hay casos en los que se asocie una pérdida de pelo con la exposición a la proteína urticante de estas procesionarias.
Los pinos (árboles del género Pinus) son los más susceptibles a esta especie de oruga. La larva se alimenta de las acículas (las hojas finas y puntiagudas de los pinos), lo que provoca una caída prematura de sus hojas, debilita a los árboles y les hace más vulnerables al ataque de otras plagas o enfermedades, así como a factores ambientales como sequías o inundaciones.
La recomendación ante la presencia de una oruga procesionaria, tanto para humanos como para animales (como las mascotas), es que eviten el contacto con ellas de cualquier forma. Si están en un entorno urbano o donde haya contacto frecuente con humanos (como un parque o una zona de juegos), lo adecuado es avisar al teléfono de emergencias para que los servicios municipales retiren los nidos o las orugas.
Este artículo es un despiece de nuestro 209º consultorio de Maldita Ciencia.