El bambú está formado principalmente por agua y fibra alimentaria, por lo que contiene pocas calorías y azúcares y prácticamente nada de grasa. Pese a estos escasos valores nutricionales, especialmente la densidad calórica, los osos pandas (Ailuropoda melanoleuca), que casi sólo comen bambú durante horas y horas, llegan a pesar hasta 150 kilos, aun midiendo sólo 150 centímetros de alto. ¿Cómo lo consiguen? Una de las claves está en las bacterias que viven en su intestino.
La bacteria Clostridium butyricum, presente en la microbiota intestinal (las colonias de bacterias beneficiosas que viven en los intestinos animales) de los osos pandas es capaz de producir un precursor de las grasas (ácido butírico). Esta bacteria es más abundante durante la temporada en la que el panda come brotes del bambú que en la temporada en la que se alimenta de las hojas de la planta. El ácido butírico resultante aumenta la producción de grasas en el oso panda y, con ello, el volumen del animal.
Esta es la conclusión de un estudio publicado en la revista científica Cell Reports. Los investigadores trasplantaron la microbiota del oso panda a un ratón sin esta colonia de bacterias, lo que se conoce como trasplante fecal, y comprobaron que las bacterias intestinales del roedor se asemejaban, con el tiempo, a la del panda. Además, los ratones con el trasplante bacteriano crecían más rápido y almacenaban más grasas.