Hay quienes se lavan el pelo con más frecuencia que otros pero, al menos en principio y por lo general, a nadie se le ocurriría dejar de hacerlo por completo (¿no?). En este contexto, ¿es cierto que si dejamos de limpiar nuestra melena durante un mínimo de dos semanas, este comienza a hacerlo por sí mismo? Lo cierto es que no. De hecho, la falta de higiene puede suponer un problema para la salud capilar. Pero, ¿qué pasaría exactamente si descuidamos la limpieza de esta parte del cuerpo? Dependería del tiempo que se mantuviese la situación.
En las primeras cuatro semanas, el cuero cabelludo empezaría a acumular restos de secreción sebácea (sebo), cuya función original es lubricar el pelo, y de descamación de la piel. El sebo procede de las glándulas sebáceas, que están unidas a cada cabello. “Dado que el cuero cabelludo es el punto del cuerpo donde más pelos hay, también es el lugar en el que más glándulas sebáceas vamos a encontrar”, explica a Maldita.es David Saceda, miembro del Grupo Español de Tricología de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Cuando el sebo no se retira con la suficiente frecuencia, se va acumulando y solidificando y hace que el cabello tenga un aspecto graso.
“Como la piel se va renovando, se va eliminando parte de ella en forma de finas escamas. Normalmente son pequeñas y no las vemos. Cuando son más gruesas, nos topamos con lo que conocemos como caspa. De no retirar esa descamación, esta se acumula en el cuero cabelludo produciendo picor”, añade Saceda.
La acumulación de grasa y de piel muerta “es el caldo de cultivo perfecto para que el número de microorganismos que, en condiciones normales, viven en nuestro cuero cabelludo, aumente”. Sobre todo si la situación se mantiene más allá de un mes. El motivo es que disponen de mucho alimento. “Se alimentan de la propia grasa y descamación. Principalmente ocurre con un hongo, Malassezia furfur, que puede ocasionar dermatitis seborreica y, con ello, mucho más picor y enrojecimiento de la zona”, continúa el experto.
Otra de las consecuencias en los primeros seis meses descuidando la higiene capilar es el apelmazamiento del cabello. Hay una afección, la pitiriasis amiantácea, en la que el pelo se queda completamente pegado a la superficie del cuero cabelludo por esa mezcla de hongos, sebo y descamación.
A medida que los meses van pasando y se acerca el año (e incluso más tiempo), la cosa empeora: “Aparecen otros microorganismos diferentes a esos que conviven habitualmente con nosotros. Esta vez se trata de microorganismos patógenos que producen problemas en la piel, infecciones como la tiña, o de tipo bacteriano, que pueden causar incluso pus”, advierte Saceda. Añade que este puede acumularse entre el cuero cabelludo y el pelo: “En resumen: un desastre”.
Si has escuchado alguna vez que lavarse el pelo todos los días sea perjudicial: no es cierto. De hecho, no existe una recomendación específica acerca de cuánto debemos lavarnos el pelo: cada persona tendrá que hacerlo con una frecuencia diferente según su tipo de cabello, su forma, su largo, y su secreción grasa.
Entre los consejos que la Academia Estadounidense de Dermatología propone para conseguir y mantener una melena sana encontramos lavar el pelo (si es graso, con más frecuencia, utilizar el champú en el cuero cabelludo (no en el largo del cabello), usar acondicionador después del lavado y acondicionador concentrado en las puntas. Es importante, además, elegir champús y acondicionadores específicos para nuestro tipo de cabello y protegerlo al nadar (en piscinas, en el mar…).