En las fiestas navideñas a veces se tiran petardos pero, ¿por qué hay gente a las que les producen un miedo aterrador y otras que disfrutan viéndolo?
Las personas que sufren cuando escuchan petardos o fuegos artificiales pueden presentar una fobia o temor a los sonidos fuertes, agudos o repentinos; y no sólo los humanos, también algunos animales.
Ligirofobia: la fobia irracional a los ruidos fuertes o muy agudos
La ligirofobia es el nombre que se le da al miedo persistente e intenso a los sonidos fuertes o muy agudos e inesperados como puede ser el ruido de los petardos o de los fuegos artificiales.
Blanca López Cabezuelo, psicóloga especializada en análisis funcional del comportamiento y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, explica a Maldita Ciencia que esta fobia, “independientemente del nombre que se le quiera dar”, al igual que otras fobias, puede tener distintos grados y estar condicionada por varios factores que tienen que ver con la conducta de cada persona, con sus vivencias y con factores evolutivos de la especie humana que nos hacer huir del peligro.
La experiencia personal con los fuegos artificiales y petardos será decisiva para determinar nuestra reacción
“Si nos dicen o sabemos que algo suena fuerte, es decir, tenemos una información obtenida de antemano, lo evitaremos” indica López Cabezuelo. Por otro lado, añade que el ser humano tiende a “ver más presencia de peligro del que realmente hay, por instinto de supervivencia”. Debido a este instinto, “los sonidos fuertes provocan respuesta de sobresalto y esto genera un gran estrés en el cuerpo porque lo que busca es movilizar a todo el organismo para que pueda huir del peligro”, explica la psicóloga.
En general, las fobias situacionales como esta “se relacionan con situaciones que han supuesto un riesgo en el pasado evolutivo de la humanidad”, añade Rafael Mora, psiquiatra en el Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón, que también ha querido prestar sus superpoderes a Maldita Ciencia.
No obstante, según López Cabezuelo también influye la relación que hayamos tenido con los petardos y los fuegos artificiales, una vez hemos estado en contacto con ellos: “Puede ser que tu madre te haya dicho desde pequeño que son peligrosos pero si no has tenido ningún percance o lo has pasado bien cuando has tirado petardos con tus amigos, es más difícil que desarrolles este tipo de miedo o fobia”. De igual forma puede ocurrir, si los asociamos a momentos agradables, como puede ser una tradición familiar de tirar petardos durante las Navidades o en las Fallas de Valencia y la persona ha estado expuesta a ellos desde pequeña y ha tenido una asociación positiva, agradable o gratificante.
En cambio, si no hemos tenido una buena experiencia, porque nos hemos quemado con un petardo o hemos vivido un episodio desagradable, “el miedo que desarrollamos puede ser mayor”.
Esto último es lo que se denomina condicionamiento operante, la teoría del psicólogo y filósofo social B.F Skinner, que establece que es más probable que una persona repita un comportamiento si este va seguido de consecuencias agradables y menos probable que se repita si las consecuencias son desfavorables.
El miedo a la pirotecnia puede ser mayor en las personas que sufren ansiedad
Mercedes Cimas, psicóloga clínica cognitivo-conductual y maldita que también nos ha prestado sus superpoderes, indica que esta fobia “afecta más a unas personas que a otras, dependiendo sobre todo del grado de ansiedad que presente. No necesariamente los petardos, pero estos al ser fuertes e inesperados les molestan más a quienes presentan un trastorno de ansiedad, ya que tienen una alta sensibilidad al ruido”.
Cimas también explica que “aquellas personas con trastorno del espectro autista (TEA), generalmente, también se alteran y sufren con ruidos fuertes” como puede el de la pirotecnia. Esto se debe, en parte, a que, como señala un artículo publicado en la Revista de Neurología, las “alteraciones emocionales negativas con extrema irritabilidad, ansiedad o descontrol emocional” son algunos de los problemas de conducta que presentan las personas que sufren TEA.
Pero, ¿todo temor a los petardos y fuegos artificiales se puede considerar una fobia?
En cualquier caso, no siempre estaremos hablando de una fobia. Mora señala que “el temor a los petardos puede llegar a alcanzar la categoría de fobia cuando genera síntomas agudos de ansiedad física como taquicardia, sudoración fría, sensación de ahogo o falta de aire, etc o ansiedad psíquica: temor intenso, excesivo e irracional ante la exposición a petardos, ansiedad anticipatoria (miedo a afrontar situaciones en las que puede haber petardos) y conductas de evitación de esas situaciones”.
La persona que lo sufre, apunta Mora, “se da cuenta de que esta reacción es excesiva e irracional, pero no puede evitarla”. Para ello, lo recomendable es acudir a un profesional que pueda ayudar a la persona que la sufre a superarla.
Para superar la fobia hay que enfrentarse al miedo de forma paulatina
“Una de las formas de tratar los miedos es exponiéndose a ellos, con los petardos lo que ocurre es que no nos exponemos contínuamente, sólo se usan de vez en cuando, en momentos muy puntuales” explica Cimas. No obstante, la psicóloga indica que “el tratamiento sería exponer a la persona que sufre esta fobia al miedo, primero imaginando el ruido de los petardos y luego en vivo”.
López Cabezuelo, en la misma línea que Cimas, explica que una de las formas de superar este tipo de fobias es mediante la habituación y sensibilización (lo que se denomina aprendizaje preasociativo), por el que nos vamos acostumbrando a este tipo de ruidos. La psicóloga insiste en que este proceso debe hacerse poco a poco, de forma paulatina, exponiendo a la persona en un principio a ruidos parecidos a petardos, “siempre desde la estimulación menos intensa y que menos temor le provoca a la persona”. Con esta exposición gradual y repetida, la persona percibe cada vez el sonido menos amenazante.
Si el aprendizaje no se hace de forma escalonada, insiste López Cabezuelo, los ruidos podrían provocar el efecto contrario en quienes sufren esta fobia.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Blanca López Cabezuelo, Mercedes Cimas y Rafael Mora.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 30/12/2020