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MALDITA CIENCIA

Qué es la dentera y qué función tiene en nuestro cuerpo

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Sentimos empezar tan a saco, pero imagínate, ya, ahora mismo, el sonido que hace una tiza o las propias uñas de nuestras manos al apretarlas con fuerza contra una pizarra. Sino, el ruido de algunas sillas al arrastrarlas por el suelo o la sensación que surge al chuperretear algo de sabor agrio. ¿Qué sientes? Dentera, ¿verdad? Precisamente uno de los conceptos por los que nos habéis preguntado esta semana y que la Real Academia Española (RAE) define como una sensación desagradable en los dientes y encías al comer sustancias agrias o ásperas al gusto, oír ciertos ruidos desapacibles, tocar determinados cuerpos o simplemente recordar cualquiera de estas cosas.

La dentera “es una de las reacciones cerebrales más primitivas que existen”, explicaba en Aragón Radio José Manuel Moltó, ex vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Se trata de una respuesta a un hecho que nos resulta desagradable, sobre todo a nivel auditivo, aunque puede haber otras circunstancias.

Es el caso, por ejemplo, de sabores (como los agrios) o texturas (¿conoces a alguien que no soporte la piel del melocotón?). La dentera, según el experto, es bastante universal y no se debe confundir con fobias o situaciones de mero desagrado: “Es distinta”. Si lo pensamos bien, estas situaciones no producen las mismas consecuencias de la dentera, como la piel de gallina o esa sensación en dientes y encías, que sí origina el sonido que hace una puerta cuando se ha atascado una piedrecita bajo ella o el de la fricción entre dos metales.

Una de las cosas curiosas de la dentera es que, con solo pensar en la situación que la causa, se pueden reproducir con facilidad las sensaciones que nos provoca. “Piensas en alguien pasando los dedos por la pizarra y probablemente más de uno, según lo estoy comentando, está sintiendo que se le eriza la piel. No con la intensidad con la que pasaría cuando de verdad está ocurriendo, pero también”, indicaba Moltó en el programa.

Como explicaba Moltó, los sonidos que nos hacen tener dentera son bastante parecidos a los que emiten nuestros primos hermanos, los primates, al detectar un peligro potencial, y que emplean como señal de alerta generalizada. Es por ello que, al escuchar algo similar, “nos ponemos en guardia, alterados, mirando a ver qué puede pasar en ese momento”.

Un estudio publicado en 1986 y ganador en 2006 del Premio Ig Nobel de ese año apunta que, en el contexto de nuestro rango auditivo (entre los 20 y 20.000 hertzios aproximadamente), son las frecuencias medias las que más nos irritan, ya que nuestro oído es más sensible a ellas.

Los sonidos incluidos en estas frecuencias medias (entre 2.000 y 5.000 hertzios) son muy similares a estos gritos de alarma de los chimpancés. De ahí que la hipótesis de los investigadores sea que nuestra reacción a los sonidos que nos dan dentera proceda del instinto de huida de los depredadores en el pasado. “Sabemos que se trata de una respuesta grupal que, básicamente, pone en marcha todas las respuestas orgánicas de alerta. Nos prepara para una posible huida”, indicaba Moltó.

También un estudio de 2012 comprobó que los sonidos dentro de este rango son capaces de activar la amígdala, una parte del cerebro involucrada en las respuestas relacionadas con el miedo que, a su vez, aumenta la actividad en la corteza auditiva.

"Nuestra especulación fue que la razón por la que el sonido de las uñas en una pizarra tiene una cualidad aversiva casi universal es que desencadena en nosotros un reflejo automático e inconsciente de que estamos escuchando un grito de advertencia", señalaba en la página web de la Universidad de Vanderbilt (Tennessee, Estados Unidos) el autor principal del primer estudio, el psicólogo Randolph Blake.

En el caso de sabores y texturas, la dentera funcionaría como una especie de sugerencia de nuestro cuerpo para avisarnos de que el alimento podría estar en malas condiciones para que, al menos, consideremos la posibilidad.

Ahora bien, ¿a qué se debe esa sensación en encías y dientes? ¿Qué parte de nuestro cuerpo es la ‘culpable’? A pesar de que sabemos que el ‘brazo ejecutor’ es el cerebro, la fisiología de la dentera y todas las situaciones que se producen alrededor de ella “no son bien conocidas”. Según Moltó, “ni siquiera lo son los núcleos cerebrales donde probablemente ocurra esto”: “Es posible que sea sencillamente una reacción primitiva en las zonas más antiguas de nuestro cerebro y es muy difusa. No son cosas que pasen en un núcleo muy concreto”.

El porqué de la piel de gallina y esa sensación tan concreta en dientes y encías, por lo tanto, sigue siendo un misterio.

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