En agosto, higo y mosto, dice el refrán. Este mes no podía faltar en el consultorio una pregunta sobre higos. Entre las preguntas raritas (que resultan no serlo tanto) que nos habéis mandado esta semana: ¿es cierto que al comer higos podemos estarnos comiendo también una avispa? Vamos por partes, es cierto que las avispas los polinizan y, en ocasiones, no pueden salir de ellos. De ahí que sea posible que nos encontremos con estos insectos al hincar el diente a un higo. Eso sí, en las variedades comerciales, las que solemos comprar, será más complicado que esto ocurra, ya que no necesitan ser polinizadas.
Los higos (género Ficus) y las avispas que los polinizan (género Blastophaga) han coevolucionado de tal forma que, actualmente, son dos especies totalmente interdependientes. Es decir, son mutualistas, ya que se benefician la una de la otra: el higo logra reproducirse gracias a la avispa y esta consigue vivir y alimentarse gracias al árbol; y simbióticas, lo que supone un mutualismo muy íntimo.
Lo que ocurre es que las avispas hembra penetran en el interior del higo o sicono, que realmente no es un fruto, sino una infrutescencia (agrupación de varios frutillos con apariencia de uno solo), a través de su agujero inferior u ostiolo. Es una vez dentro cuando se aparean con el macho.
Dado que en el interior del higo están las flores, con las que la avispa entra en contacto, al volar a otro higo transporta parte del polen de estas con ella. Al depositar sus huevos en las flores, también lo poliniza. ¿Qué ocurre entonces? En muchas ocasiones, durante el proceso, las alas del insecto se rompen, impidiendo un nuevo viaje.
El macho, sin embargo, pasa toda su vida dentro del higo y muere poco después de aparearse. El higo tiene la capacidad de detectar los huevos de las avispas. Cuando ocurre, los rodea con un tejido vegetal que servirá de alimento para la larva del insecto.
Si la larva es macho, se apareará con la hembra y, antes de morir, excavará un agujero al exterior por el que ella podrá salir a polinizar y poner sus huevos en otro higo. Una vez la hembra deja el higo, este madura, cambia de color y olor y se vuelve atractivo para los pájaros, los murciélagos y otros animales, como los humanos.
Hablamos de la avispa del higo pero, si te imaginas a la avispa que todos conocemos, quizás te lleves una decepción al ver cómo es realmente la avispa que fecunda la higuera más común en el Mediterráneo (Ficus carica) en la siguiente imagen. El nombre científico de este insecto polinizador es Blastophaga psenes.
No obstante, los higos que compramos suelen ser cultivados (no polinizados). De ahí que, en general, no comeremos avispas en los higos frescos, aunque sí cabe esa posibilidad en los secos, según indica un apartado de la página web de los Museos Iziko de Sudáfrica, dedicados a los higos.
Los higos comerciales, en su mayoría, proceden de variedades que no necesitan la polinización para producir frutos y en los que, por lo tanto, no han entrado las avispas y no forman semillas, lo que hace que el higo fresco sea más dulce y suave. En cambio, para obtener higos secos sí se suelen usar variedades que necesitan polinización para madurar. Aun así, cada vez se utilizan más higueras que no necesitan ser polinizadas, según aclaran los expertos del museo.