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Ni desaparece en la adolescencia ni es el resultado de una crianza inadecuada: mitos sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad

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El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Quienes lo padecen pueden tener problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas (por ejemplo, actuar sin pensar cuál será el resultado) o ser excesivamente activos. Existen múltiples mitos relacionados con este trastorno, como que siempre influye en la concentración, que es resultado de una crianza inadecuada o que desaparece en la adolescencia.

Las personas con TDAH sí que pueden concentrarse en algunos casos

No es cierto que las personas con TDAH no puedan concentrarse, por norma general. “No es que no puedan hacerlo nunca, si no que, en algunas tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, tienen dificultades y se distraen con facilidad con estímulos externos”, comenta a Maldita.es María Pardo Guerra, facultativa especialista en Psiquiatría de la Unidad de Hospitalización Infanto-Juvenil (UHIJ) del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón.

En cambio, sí que pueden mantener la atención en aquellas tareas que les motiven y les resulten interesantes. Así lo indica a Maldita.es Esther Claver, psicóloga y maldita que nos ha prestado sus superpoderes: “Les pasa como a todos: es más fácil prestar atención a lo que les motiva, pero ellos, al tener inmaduras ciertas funciones ejecutivas, han de hacer más esfuerzo”.

La diferencia es que aunque, como a todos, el esfuerzo que debemos invertir se multiplica cuando nos vemos en la necesidad de prestar atención a algo que no nos motiva, “a ellos, a veces, se les hace imposible”.

No hay evidencias científicas de que el TDAH desaparezca en la adolescencia

Uno de los mitos más extendidos sobre este trastorno afirma que el TDAH desaparece en la adolescencia. Javier Guerrero, neuropsicólogo, neurocientífico y maldito que también nos ha prestado sus superpoderes, explica a Maldita.es que, en realidad, “se trata de un trastorno de origen biológico, con factores genéticos y ambientales que ayudan a su desarrollo, por lo que no desaparece ni en la adolescencia ni en la edad adulta”. Pese a que “se mantiene de forma crónica”, con terapia y medicación sí que puede mejorar la calidad de vida de la persona afectada.

José Ángel Morales, doctor en Neurobiología del Departamento de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y otro de los miembros de la comunidad de malditos y malditas, explica a Maldita.es que no es que el TDAH desaparezca, sino que disminuye.

“De hecho, según un estudio publicado en la revista científica Paediatrics & Child Health, el 50% de los niños que lo padecen siguen teniendo síntomas durante la adolescencia y la edad adulta”, comenta el experto. Otra revisión publicada en American Family Physician indica que el TDAH afecta a entre el 30% y el 50% de los adultos que lo tuvieron en la infancia.

A medida que se acerca la etapa adulta, algunos síntomas del trastorno "cambian", según cuenta a Maldita.es Alba Valiente Pallejá, médica especialista en psiquiatría y también maldita que nos ha prestado sus superpoderes. Por ejemplo, “la hiperactividad no se manifiesta tanto a nivel motor sino que es descrita más como una dificultad persistente para relajarse internamente”.

No todos los niños con este trastorno manifiestan hiperactividad

Los niños hiperactivos están constantemente en movimiento, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH). Además, suelen ser impacientes y les cuesta controlar su comportamiento o esperar su turno.

Ahora bien, no todos los menores con TDAH son hiperactivos: se trata de otro de los mitos que rodea a esta condición. El síntoma central del trastorno es la dificultad para mantener la atención, según explica Valiente. En algunos casos, “se observa también hiperactividad e impulsividad”. Aunque lo más frecuente es que se den a la vez, la experta sostiene que hay quienes pueden padecer TDAH pero no manifestar hiperactividad.

Morales subraya que, en general, la hiperactividad es algo típico de la mayoría de los niños cuando son pequeños. “Lo que diferencia a los niños con TDAH es que son hiperactivos e impulsivos más tiempo, les cuesta estar sentados, no pueden estar haciendo la misma actividad constantemente…”, señala. Más allá de la hiperactividad, el experto aconseja “valorar otros muchos parámetros para diagnosticar TDAH”.

No hay evidencias científicas de que el TDAH sea el resultado de una crianza inapropiada

Tampoco es cierto que el TDAH sea el resultado de cómo unos padres han criado a su hijo. De hecho, no se sabe exactamente cuál es su causa. Algunas investigaciones apuntan que se trata de un trastorno altamente hereditario y multifactorial.

Además de factores genéticos, también pueden influir algunos ambientales, según Medline Plus, el servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Guerrero destaca que, al ser un trastorno de origen biológico, “no se puede decir que sea resultado de una crianza inapropiada y nunca será culpa de los padres o de su método de enseñanza”.

Los medicamentos para tratar el TDAH no producen adicción y otros mitos sobre el trastorno

También existe la falsa creencia de que los medicamentos para tratar el TDAH producen adicción. “Es un falso mito muy extendido”, afirma Morales. El experto señala que no es cierto que el metilfenidato (un medicamento que se usa para tratar el trastorno) produzca adicción a la dosis a la que se administra e insiste en que reduce la impulsividad del niño.

Durante años han circulado muchos otros mitos. Guerrero menciona, por ejemplo, aquellos que afirman que el TDAH no existe, que es una moda, que los menores que lo padecen tienen un tumor o una lesión cerebral, que sólo afecta a varones o que se cura.

En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Javier Guerrero, José Ángel Morales, Alba Valiente Pallejá y Esther Claver.

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