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MALDITA CIENCIA

Por qué un "estudio" no ha descubierto civilizaciones extraterrestres hostiles en la Vía Láctea

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A principios de junio de 2022, ciertos contenidos en medios de comunicación (ver ejemplos 1, 2, 3 y 4) señalaban que un “estudio” redactado por un científico español habría afirmado que hasta “cuatro civilizaciones alienígenas hostiles” o incluso “dispuestas a destruirnos” podrían convivir en la misma galaxia en la que se encuentra el sistema solar, la Vía Láctea.

Si bien los programas de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés) no son nuevos, no hay nada similar a este supuesto hallazgo. Lo más cercano, una señal de radio captada en 1977 conocida como señal Wow!.

Pero que no cunda el pánico: el trabajo al que se refieren estos titulares se trata de un preprint (un trabajo científico no publicado en una revista ni revisado por pares) que saca conclusiones comparando la historia humana con una hipotética situación de una Vía Láctea con vida extraterrestre desarrollada de un modo similar a la terrícola. Además, las expertas a quienes hemos consultado cuentan que tiene importantes fallos de rigor.

No podemos asegurar que nunca vaya a aparecer una civilización extraterrestre —hostil o no—, pero desde luego este trabajo no las ha descubierto. Os contamos.

Qué es, qué dice y cómo obtiene sus resultados

Para estar todos en las mismas, hace falta explicar en qué consiste este supuesto estudio, qué es lo que dice y cuál es la metodología con la que saca sus conclusiones. Como hemos mencionado, el trabajo es un preprint publicado en arXiv, un archivo para trabajos de física, matemática, informática, biología cuantitativa, estadística, ingeniería eléctrica y economía. Los trabajos disponibles en este sitio web no son revisados y cualquier usuario registrado (con ciertas condiciones) puede publicar.

El autor único del trabajo es Alberto Caballero, del Departamento de Dereito Público de la Universidade de Vigo. Además de este, Caballero aparece como autor de otros dos artículos en este repositorio de preprints: uno dedicado a determinar de manera aproximada de qué estrellas puede provenir la señal Wow! y publicado en el International Journal of Astrobiology, y otra propuesta teórica del concepto de nave espacial tripulada capaz de realizar viajes interestelares.

Rodrigo González, que fue técnico superior de Astrofísica en el Planetario de Madrid, señala en su cuenta de Twitter más detalles sobre la literatura y contenidos publicados por Caballero. En entrevistas a otros medios, Caballero se ha definido como un “aficionado a la astronomía”.

El preprint, como define en su resumen, quiere estimar cuántas civilizaciones extraterrestres hostiles hay “con una extrapolación de la probabilidad de que nosotros, los humanos, ataquemos un exoplaneta cuando nos convirtamos en una civilización de tipo 1 en la escala de Kardashev”, una forma de medir el avance tecnológico de una civilización.

Por un lado, la mencionada escala —que es hipotética y empleada en obras de ciencia ficción— mide el grado de evolución tecnológica de una civilización según la cantidad de energía que use de su entorno: tipo I, si es capaz de aprovechar toda la energía de su planeta; tipo II, si puede hacerlo con toda la energía de una estrella; y tipo III, en caso de hacerlo con toda la energía de su galaxia. Por otro, esta extrapolación se realiza basándose en el número de invasiones militares ocurridas en el último siglo, las capacidades militares de los países invasores y el crecimiento de consumo energético global.

Con todo esto (la extrapolación según el número de invasiones, las capacidades militares y el consumo energético), el trabajo no dice explícitamente que haya “cuatro civilizaciones alienígenas hostiles”, sino que estima que hay una probabilidad del 0,0000000552% (siete ceros a la derecha de la coma, 5,52 x 10-8 o 5,52e-8 en notación científica) de que una civilización extraterrestre tenga intenciones hostiles contra la humanidad.

En entrevistas a medios, Caballero afirma que el número de civilizaciones hostiles es de 4,42 pero que no lo menciona en el preprint porque “no sabemos si todas las civilizaciones de la galaxia son como nosotros [en la escala de Kardashev]” y que “esta civilización no supondría una amenaza porque no tenemos la tecnología para viajar a su planeta”.

Los problemas de rigor: metodología, madurez del tema y heterodoxia

Hemos contactado con dos astrónomos que pudieran dar una valoración sobre este preprint y argumentos de si lo consideran un trabajo riguroso o defendible. Ana Guijarro, doctora en astrofísica por la Universidad de Granada y astrónoma técnica del Observatorio de Calar Alto, y David Galadí-Enríquez, doctor en astrofísica por la Universidad de Barcelona y astrónomo residente del Observatorio de Calar Alto, resumen a Maldita.es que este borrador “no puede considerarse, en ningún caso, un artículo científico” y que es un trabajo que podría encajar en revistas “de astronomía popular y de carácter divulgativo”. Guijarro y Galadí-Enríquez —responden de manera conjunta— basan sus argumentos en tres partes: la metodología, la madurez del tema que trata y la heterodoxia científica que plantea.

Sobre el método, los astrofísicos señalan que el de esta publicación no es sostenible: “Nadie aplicaría el estudio de las batallas entre colonias de hormigas al análisis de guerras napoleónicas”. Así, plantean que “extrapolar batallas humanas en el planeta Tierra a escenarios de ‘guerra de las galaxias’ puede ser divertido o estrambótico, pero jamás riguroso”. También critican la inclusión de “fórmulas y gráficas con aspecto científico” y el empleo de la escala de Kardashev, de la que opinan que “no es más que una propuesta creativa sin ningún asidero a la realidad, ni teórica ni experimental”.

Acerca del tema escogido por Caballero, tanto Galadí-Enríquez como Guijarro opinan que la búsqueda de vida inteligente en el universo no es un campo con el grado de madurez adecuado para publicaciones científicas ordinarias” porque no cuentan ni con un respaldo teórico ni la posibilidad de realizar experimentos, ambos esenciales en el método científico.

Le corresponde el terreno de los ensayos, y hay muchos de ellos, desde obras clásicas como Vida inteligente en el universo, de Carl Sagan e Iósif Shklovski, hasta productos más recientes como ¿Estamos solos?, de Carlos Briones. No hay ninguna posibilidad de que una revista de prestigio con revisión por pares acepte este borrador de Caballero”, argumentan.

Por último, recuerdan que la defensa de la heterodoxia (plantear algo que puede resultar rompedor a lo establecido) es un elemento fundamental en ciencia: “Las propuestas aventuradas pueden acabar rechazadas (como la teoría del estado estacionario, que planteaba que la materia se crea conforme el universo se expande) o aceptadas (como la hipótesis de la deriva continental, predecesora de la tectónica de placas), y en ambos casos pueden resultar fructíferas”. A pesar de que la propuesta de Caballero pueda ser descabellada, ambos astrofísicos opinan que “jamás hay que censurar o prohibir ocurrencias como las que Caballero propone, pero sí es imprescindible que circulen en los ambientes adecuados y nunca tratando de dar gato por liebre”.

“Quizás el autor podría tener éxito proponiendo alguno de sus artículos en revistas como Sky and Telescope o Room Magazine, o en Astronomía si los vierte al castellano, o Ciel et Space o Sterne und Weltraum si lo hace al francés o alemán”, proponen los profesionales. A lo que agregan que Cuarto Milenio (programa al que acudió Caballero para explicar su preprint) “es lo último que se esperaría de alguien con conciencia científica”, ya que habla muy mal de su visión epistemológica de la ciencia: “Una cosa es la heterodoxia y otra el engaño intencionado, sistemático y consciente”.

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