Fuente de la foto principal: eltiempo.es.
Tras haber anochecido con cielos ocre y amanecido con pavimentos y coches anaranjados a causa del episodio de calima sahariana de las últimas horas, nos habéis preguntado por los grupos de riesgo que deben tomar especiales precauciones en relación al posible contacto con estas partículas en suspensión. Concretamente, os habéis interesado por el caso de las mujeres embarazadas. ¿Mejor continuar con las recomendaciones de una rutina de ejercicio moderado con paseos al aire libre o permanecer los días que dure este fenómeno en casa y otros lugares cubiertos?
Aunque no se trata del principal grupo de riesgo, las recomendaciones de los expertos consultados por Maldita.es son permanecer en casa con puertas y ventanas cerradas, utilizar mascarilla en caso de tener que salir a la calle y evitar el deporte al aire libre.
Impacto de la calima en la salud de mujeres embarazadas
Como hemos explicado en Maldita.es, aunque tenga origen natural, la llegada a la atmósfera de este polvo en suspensión empeora la calidad del aire y tiene un impacto negativo en la salud. El motivo es el predominio de partículas muy pequeñas (inferiores a 10 micras, e incluso a 2,5 micras, conocidas como PM10).
Respirar las partículas en suspensión que conforman la calima “no es bueno para ninguna persona, en general, porque el pulmón no está hecho para recibir partículas de determinado tamaño”, explica a Maldita.es Olga Mediano, coordinadora de área de ventilación mecánica y cuidados respiratorios críticos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). “Podríamos compararlo, por ejemplo, con un lugar en el que hubiera una contaminación relevante”, añade.
Por eso la exposición de cualquier persona a estas partículas debería evitarse, en la medida de lo posible, durante los días más intensos de calima.
En palabras de Mediano, es cierto que existen grupos de personas más vulnerables, entre ellos los niños, los ancianos o los pacientes con enfermedades respiratorias en quienes “evitar esta exposición es especialmente importante”. Las mujeres embarazadas también formarían parte de estos grupos.
Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), al igual que otros contaminantes atmosféricos, además de estrés oxidativo y efectos proinflamatorios y protrombóticos, estas partículas pueden generar hipertensión gestacional (presión arterial alta durante el embarazo) e hipoperfusión placentaria (disminución del flujo de sangre que pasa por la placenta) en embarazadas.
Así lo muestra la literatura científica al respecto, además de advertir sobre las posibles consecuencias de la exposición. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista científica BMC Public Health señala la relación entre la contaminación del aire (por partículas PM10, entre otras, las mismas que predominan en la nube de polvo sahariana) y el nacimiento prematuro/bajo peso al nacer. “Se recomienda a las mujeres embarazadas que reduzcan o eviten la exposición a la contaminación del aire durante el embarazo, especialmente en las primeras y últimas etapas”, aconsejan los autores.
Sin embargo, las mujeres embarazadas no se considera el grupo más vulnerable y afectado: “Se trata de un nivel intermedio de vulnerabilidad en relación a la calima y las recomendaciones serían las generales: evitar la exposición y, en el caso de salir, hacerlo con protección”.
Es decir, si es imprescindible salir de casa para realizar alguna gestión o alguna actividad necesaria, el consejo de Mediano es hacerlo con mascarilla, que “nos va a proteger de la inhalación de estas partículas”. Vicent Carmona, ginecólogo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, agrega un par de consejos: “cerrar puertas y ventanas, salir de casa lo menos posible y evitar el ejercicio al aire libre”.
Miguel Barrueco, catedrático de Neumología de la Universidad de Salamanca y jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de Salamanca, coincide en estas recomendaciones y añade, además, beber abundantes líquidos. *
La población con más riesgo frente a la calima son los pacientes con enfermedades respiratorias
El grupo más vulnerable y que debe ser más precavido en relación a la exposición a las partículas en suspensión características de la calima son las personas con enfermedades respiratorias: los pacientes asmáticos, alérgicos o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
“Lo que puede ocurrir es que aparezcan molestias a nivel local de los ojos (irritación) o de la vía aérea superior (como obstrucción a nivel de la nariz). [La inhalación de estas partículas] también puede suponer un problema más importante, en caso de que lleguen al pulmón. Los bronquios podrían irritarse, cerrarse y dar lugar a tos, dificultad respiratoria, presión torácica…”, advierte Mediano, quien añade que se trata de consecuencias “mucho menos frecuentes si la persona está sana, incluso si está embarazada”.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el ginecólogo Vicent Carmona.
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* Actualizado el 16 de marzo de 2022 con las recomendaciones de Miguel Barrueco.
Primera fecha de publicación de este artículo: 15/03/2022