Sabemos que los villancicos amenizan las fiestas navideñas pero, aunque no queremos ser aguafiestas, hay que reconocer que algunos no son del todo rigurosos. Por ejemplo (y rizando el rizo), no: los peces en el río no beben, y beben, y vuelven a beber.
Como explica en este artículo Juan Ignacio Pérez, catedrático de Fisiología de la Universidad del País Vasco, aunque todos los seres vivos necesitan agua para sobrevivir, los peces de río y de agua dulce la obtienen de forma diferente.Técnicamente, los peces de río no beben agua, como sí lo hacen los del mar.
El motivo es que la cantidad de sal en el agua que les rodee (la salinidad), en comparación con la cantidad de sal que estos tienen en su propio cuerpo, es muy baja. Dado que el agua siempre fluye del medio en el que hay menos sal hacia el que tiene más, los peces de río, más salados que su entorno, corren el riesgo de hincharse de agua. De ahí que no beban, sino que filtran agua a través de sus agallas y orinan en abundancia para expulsar el exceso de líquido. A su vez, disponen de mecanismos para retener parte de las sales que en principio se expulsarían en esa orina.
El caso de los peces de mar es el contrario: su entorno es más salado que ellos, por lo que corren el riesgo de deshidratarse. Es decir: ellos sí que beben y su organismo sí está preparado para procesar ese alto nivel de salinidad en el agua. Por otro lado,orinan muy poco, para no desperdiciar líquidos. Lo explica Pérez en este otro artículo.