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MALDITA CIENCIA

Cuidado con este contenido que afirma que el sexo anal es “perjudicial para la salud”: con las medidas de prevención adecuadas, es una práctica totalmente segura

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En las últimas semanas nos habéis hecho llegar a Maldita.es un contenido que afirma que existen “razones médicas” por las que el sexo anal es “una mala idea” o es “perjudicial para la salud”, en las que enumera que este tipo de prácticas conlleva una serie de riesgos o problemas sanitarios o, por otro lado, apunta a que “la naturaleza” no ha preparado esta parte del organismo para la sexualidad.

En anteriores artículos hemos hablado de la importancia del preservativo para evitar riesgos de infecciones de transmisión sexual (ITS) durante las relaciones sexuales y hemos desmentido que aquellas prácticas sexuales que no se dirijan a una función de procrear son “antinaturales” y por tanto, “peores” o “dañinos”. 

En este caso, este contenido por el que nos habéis consultado vincula el sexo anal con problemas concretos de salud y lo justifica, por un lado, con literatura científica publicada con más de 40 años de antigüedad y sin revisión reciente, por lo que puede estar desactualizada, especialmente en cuanto a incidencia poblacional de ciertas enfermedades o problemas de salud sobre los que tenemos un conocimiento más actualizado; y por otro, vinculando a que algunas prácticas o partes del cuerpo son más o menos “naturales” para el sexo.

El sexo anal, si se realiza con precauciones, no conlleva riesgos de salud (como cualquier práctica sexual)

El contenido afirma que “el sexo anal puede acarrear la destrucción del sistema inmunológico, la disbiosis intestinal, infecciones, parásitos” y otros problemas de salud. Según explica a Maldita.es Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS) y directora del Instituto Iberoamericano de Sexología, todo esto es rotundamente falso siempre que se empleen las medidas de seguridad necesarias: “El sexo anal es una práctica más dentro del abanico de prácticas sexuales, a las que hay personas que les gusta más o menos, y se puede realizar de manera totalmente segura”.

La sexóloga y socióloga de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS) Norma Ageitos añade, en declaraciones a Maldita.es, que los riesgos que el contenido menciona "son similares a los que pueden suceder en el caso de penetraciones vaginales si se da en el mismo contexto nocivo (sin seguridad)."

En este mismo sentido se expresa José Vicente Roig Vila, director del Centro Europeo de Cirugía Colorrectal y codirector de Coloproctología (especialidad de la medicina enfocada al colon, recto y ano) del Hospital Nisa 9 de Octubre de Valencia, quien detalla a Maldita.es que el sexo anal con todas las precauciones "no conlleva un riesgo especialmente significativo ni de lesiones anorrectales ni tampoco de infecciones". A esto agrega que la posibilidad de sufrir un traumatismo por su práctica "salvo casos de agresión sexual, que no es de lo que estamos hablando, es ínfima".

Las medidas de protección fundamentales para la práctica del sexo anal son el preservativo, “el único método que ayuda a prevenir el riesgo de infecciones de transmisión sexual”, y el lubricante. Molero agrega que para algunos casos y personas “se necesita una dilatación previa, para lo que se puede emplear algún tipo de dilatador, pero siempre con lubricante y preservativo”. La experta descarta que sea necesaria una lavativa o enema antes de practicar sexo anal: “Si se emplea un preservativo no tiene por qué hacerse”.

Sobre que el sexo anal conlleve el riesgo de que se mezcle la materia fecal con el torrente sanguíneo, Molero aclara que esto no tiene por qué ocurrir si se emplea el preservativo como protección. Además, la sexóloga recuerda que el ano cuenta con su propia mucosa y que, al igual que la oral o vaginal, tienen funciones de protección pero también pueden estar expuestas a infecciones o contaminación. “Por eso es importante,en cualquier práctica sexual en la que queramos sentirnos más seguros, usar protección, incluso en el sexo oral”.

El semen no tiene efectos inmunosupresores

En varios puntos del contenido se afirma que el semen “alógeno” o “ajeno” en el propio organismo tiene efectos inmunosupresores (bajada de las defensas del sistema inmunitario). Según explica la presidenta de la FESS, “no hay ninguna evidencia científica que diga eso, en absoluto”.

No obstante, destaca que cuando existe un intercambio de fluidos entre dos personas, “ya sea a nivel de saliva, con los besos, u otras secreciones”, el organismo es capaz de reconocer la entrada de agentes externos presentes en estos fluidos (esto es, la microbiota de la otra persona) y estimular su sistema inmune si fuera necesario. De hecho, existen estudios que apuntan a que las personas que mantienen una vida sexual más activa presentan más niveles de ciertos anticuerpos que quienes tienen menos actividad, aunque sus resultados son limitados y hay que tomarlos con cautela.

Por otro lado, el blog vincula el hecho de practicar sexo anal y estar expuesto al semen ajeno con el desarrollo del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), una enfermedad que debilita progresivamente el sistema inmune. El causante del sida es el VIH, un virus que se transmite por ciertos fluidos corporales: la sangre, el semen, el líquido preseminal, las secreciones rectales, las secreciones vaginales y la leche materna de una persona que tiene el VIH. Por lo tanto, es falso que el semen sea el responsable de causar esta enfermedad, sino que es únicamente uno de los posibles vehículos de este patógeno. Como resalta Molero y hemos explicado en Maldita.es, el uso correcto del preservativo protege de transmitir o contraer el VIH.

No existen partes del cuerpo que estén más o menos “proyectadas” para mantener relaciones sexuales

En último lugar, el contenido apunta en varias ocasiones en que el ano no es un órgano que esté “proyectado” o “preparado” para el sexo, ya sea afirmando que “la naturaleza no lo ha previsto para ello” o apuntando a que es “la vagina” la parte del organismo “que está proyectada por naturaleza para tener relaciones sexuales”.

En este artículo sobre bulos relacionados con la comunidad LGTBI ya advertíamos de los argumentos que dicen que el sexo únicamente tiene una función reproductora, por lo que todo lo que no esté orientado a procrear es “antinatural”, pero eso no es un argumento científico ni médico, sino una opinión.

Para este caso, la experta recuerda que no existen partes de nuestro cuerpo “que estén más preparadas que otras para el sexo”, ni siquiera los genitales. “Eso es una visión muy reduccionista de la sexualidad, que va mucho más allá que la fertilidad”, concluye. Ageitos, por su parte, incide en que los cuerpos humanos "tienen herramientas que están pensadas para la reproducción, pero no significa que sea su única utilidad".

La sexualidad no se restringe únicamente a una serie de partes u órganos determinados, ni a la práctica de la penetración vaginal, sino que involucra sentimientos y comportamientos biológicos, físicos, emocionales, sociales o espirituales. Por lo tanto, apuntar que existen partes del cuerpo humano más o menos orientadas para el sexo es una opinión, y no una afirmación científica o médica, a pesar de que se intente camuflar como tal.

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