Fotografía de Claudia Wolff en Unsplash
Llorar es un acto muy humano. Desde que somos bebés hasta que envejecemos lloramos, aunque no todos con la misma frecuencia o intensidad y por diferentes motivos. ¿Pero qué sabe la ciencia sobre el llanto y las lágrimas? ¿Qué función cumple? ¿Es bueno llorar? ¿De qué están hechas las lágrimas?
Las funciones sociales del llanto
La principal hipótesis científica sobre la función del llanto es que llorar evolucionó como una expresión emocional que indica aflicción y promueve comportamientos sociales entre los humanos. Es decir, el llanto es una petición de ayuda en una especie caracterizada por su sociabilidad. También en otras especies animales como los primates existen llamadas de angustia en crías dirigidas a sus cuidadores, la cual podría ser la base evolutiva del llanto en humanos.
Pero hay varias diferencias con el llanto humano. En la gran mayoría de animales, esta llamada afligida suele limitarse a la infancia (con excepciones como los perros) y a formas orales de expresión (‘lloran’ sonoramente), mientras que en humanos desde las seis semanas de vida un bebé puede segregar lágrimas y mantiene esa capacidad en la edad adulta. Según crecemos, las lágrimas visibles ganan relevancia frente al llanto sonoro (lloramos visualmente).
La producción de “lágrimas emocionales” es exclusiva de nuestra especie. El llanto cumple funciones intra e interpersonales en adultos. “La función intrapersonal es cuando el llanto nos permite aliviar nuestro dolor y manejar nuestras emociones. Y las funciones interpersonales son las que permiten la ayuda prosocial, promueven la empatía y bajan los niveles de agresividad”, señala a Maldita.es Aurora Gómez, psicóloga sanitaria en Corio Psicología.
El objetivo en bebés y niños que lloran es “pedir ayuda y atención de los cuidadores y se mantiene a lo largo de la vida”, indica a Maldita.es Ad Vingerhoets, psicólogo clínico que lleva más de 20 años estudiando el llanto humano y profesor en la Universidad de Tilburg (Países Bajos). Los bebés humanos son “las criaturas más indefensas que existen” en comparación con el resto de crías de otros animales. El llanto logra que “la madre acuda inmediatamente al rescate pero también puede atraer a depredadores, por lo que hay un riesgo en el llanto”. Que el estado juvenil de los humanos sea el más largo de todas las especies está relacionado con la producción de lágrimas visibles debido al elevado tiempo en que una cría humana es dependiente de los adultos, según proponen Vingerhoets y otros científicos.
El llanto es “una fuerte señal de que necesitamos a los demás, de que nos tienen que dar ayuda”, señala Vingerhoets, quien también es coautor de los estudios que enlazamos en los párrafos anteriores. La función principal del llanto, según el investigador, es promover el cuidado a otras personas.
Si el llanto facilitó la supervivencia de los indefensos bebés, ¿qué ventajas evolutivas dio a los adultos llorar? Ser capaz de reaccionar a una señal que facilitara la prestación de ayuda y apoyo a los compañeros del grupo era crucial para la cooperación diaria con los otros miembros, señala el experto neerlandés. Eso explica por qué los humanos tendemos a reaccionar empáticamente a las lágrimas de personas desconocidas. Otra hipótesis es que al emborronar la visión, las lágrimas representan una señal de sumisión y pararían una agresión de otro humano
Vingerhoets también ha desarrollado otra posible razón detrás del llanto en humanos: debido a la dificultad de fingir o autoprovocarse el llanto, su veracidad se impuso como mecanismo para mostrar a nuestros congéneres la dificultad de valernos por nosotros mismos y así despertar empatía en otras personas. Otro estudio suyo señala que el llanto podría ayudar a mantener la homeostasis de nuestro cuerpo, es decir, a autorregular nuestras constantes vitales, a través de la respiración y de la frecuencia cardíaca.
Lo que nos hace llorar varía con la edad
El llanto tiene varias causas según las diferentes etapas de la vida. A lo largo de toda nuestra vida las pérdidas, la separación y la impotencia nos provocan el llanto. Pero el dolor físico, que es habitual que inicie el llanto en bebés y niños, es excepcionalmente un motivo para llorar en adultos, afirma el psicólogo clínico. En cambio, con la edad cada vez lloramos menos por nuestro sufrimiento y más por el de los demás, incluso cuando vemos algo ficcional como una película: “Nos hacemos más empáticos con la edad”, añade el experto. Otro dato que aporta Vingerhoets es que lloramos principalmente en presencia de nuestra madre o pareja sentimental mientras que la presencia de extraños tiende a inhibir el llanto.
Además, con la edad también los sentimientos positivos como ganar en una competición, reunirse con seres queridos o el nacimiento de un bebé nos lleva al llanto. En adultos las lágrimas también muestran que nos ha conmovido una situación. No obstante, aunque las separaciones, las muertes de seres queridos y las rupturas sentimentales son las situaciones que más fácilmente y con más intensidad nos hacen llorar, no suelen ser las más habituales en la edad adulta. Los motivos diarios de conflicto nos hacen llorar más frecuentemente, aclara Vingerhoets. Frente a la concepción popular de que el llanto proviene de la tristeza, el profesor universitario indica que normalmente la sensación de impotencia es lo que nos hace llorar como adultos con más frecuencia.
La composición de las lágrimas
Las lágrimas también cumplen una función de excreción de nutrientes y productos metabólicos de la córnea, la parte frontal del ojo, y de protección de la misma. Su composición, además del agua, incluye electrolitos (minerales con carga eléctrica que son responsables de su sabor salado), lípidos o sustancias grasas y proteínas que nos defienden frente a patógenos y posibles amenazas como las lisozimas, lactoferrina y anticuerpos, entre otras sustancias. Estos componentes, como la propia lágrima, provienen de la sangre. La saliva es bastante parecida a las lágrimas, indica el profesor de la Universidad de Tilburg.
Hay tres tipos de lágrimas: las lágrimas basales, que están todo el tiempo en el ojo y lubrican y protegen la córnea, las lágrimas reflejo, que se liberan de una glándula que está encima del ojo y lo lavan ante irritantes como el humo o al cortar cebolla y las lágrimas emocionales producidas por emociones como la alegría y la tristeza. Estas últimas lágrimas tienen lisozimas que nos protegen de microorganismos y así nos protegen, indica Vingerhoets.
¿Es bueno llorar?
Los beneficios intrínsecos para la persona que llora dependen del contexto, ya que mientras la mayoría de las personas en encuestas afirman que llorar les sienta bien, en laboratorio se observa que el llanto en sí mismo aumenta inicialmente el estrés emocional y por tanto encontrar bondades en llorar depende de la metodología de la investigación, de la persona y de las condiciones socioambientales. “Sentirnos bien o mal depende de quien nos observe mientras lloramos”, destaca Gómez, citando otro estudio de 2011 en el que participó Vingerhoets. “No creo que llorar tenga ningún efecto en la salud”, indica el investigador neerlandés.
Por lo tanto, llorar no es en sí mismo catártico y se necesita estar en buena salud mental, que el llanto lo produzca una situación controlable como un conflicto en el que llorar puede influir en él y que otras personas responden con compresión a nuestro llanto para experimentar sus beneficios, señala Vingerhoets. “Llorar es un acto comunicativo. Para que sea positivo debes hacerlo en un contexto en el que se pueda recoger, validar y entender. Si no, vas a volver a una indefensión aprendida más peligrosa”, señala Aurora Gómez. La psicóloga apunta que en terapia psicológica no se busca provocar el llanto. Que el llanto sea positivo depende, en resumen, de la persona, del contexto y para qué se usa.
Vingerhoets comparó en otro estudio a personas que no habían llorado en más de 15 años con personas que lloran con más frecuencia y no encontró diferencias en su bienestar. Pero sí vio que quienes lloran son más empáticos, se sienten más conectados con los demás y afirman recibir más apoyo social, cuenta el investigador a Maldita.es.
¿Mejora la salud mental llorar? Varios estudios en personas con trastornos del estado de ánimo afirman llorar más que aquellas que sin esos trastornos pero reportan menos beneficios en su estado tras el llanto. Además, otro estudio vio que las personas con síntomas de ansiedad tienen menos probabilidades de informar de mejoras en su estado de ánimo por llorar.
Los efectos del llanto más allá de la salud mental
Las consecuencias fisiológicas de llorar incluyen a la vez efectos activadores como el aumento del ritmo cardíaco y efectos relajantes como una respiración más pausada, aunque los efectos calmantes duran más que los activadores.
El sistema nervioso autónomo se divide en el parasimpático, que favorece la relajación, y el simpático, que nos pone en alerta. A nivel neurobiológico, las glándulas lacrimales que producen las lágrimas están inervadas tanto por el sistema nervioso simpático como por el parasimpático, pero predomina tanto anatómica como funcionalmente el parasimpático. Pero el papel de ambos sistemas en el llanto todavía no es bien conocido. Lo mismo ocurre con los circuitos neurales específicos del llanto, cuya investigación “está todavía en su infancia”, según un estudio liderado por Vingerhoets.
¿Por qué los hombres lloran menos?
Los bebés y niños lloran por igual sin importar su sexo o género, incluso los niños pueden llorar más, señala Vingerhoets, pero al llegar a la vida adulta las mujeres lloran más habitualmente que los hombres. Aurora Gómez citó en un artículo de la Agencia SINC republicado por Maldita.es sobre por qué algunas personas no pueden llorar aunque quieran una investigación del bioquímico William Frey que suele usarse como referencia. “En 1980 encontró que antes de los 12 años hombres y mujeres parecen mostrar la misma frecuencia de llanto, pero cuando alcanzan los 18, las mujeres lloran hasta cuatro veces más que los hombres”, resaltó a SINC.
Uno de los motivos de esta diferencia entre hombres y mujeres es que las mujeres habitualmente se sienten más indefensas y están más expuestas a situaciones emocionales como por ejemplo en el ocio, destaca Vingerhoets.
“En general, todas las sociedades ‘castigan’ más al hombre que a la mujer por la conducta de llorar. Si un hombre llora, se tiende a identificar esta conducta como femenina y socialmente se le considera más lábil emocionalmente ya que esto es, en general, más propio en la mujer”, explicaba a SINC Bonifacio Sandín, catedrático especializado en personalidad, evaluación y tratamientos psicológicos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y codirector de un sondeo sobre la salud mental durante la pandemia de COVID-19 en la que más mujeres que hombres reconocían haber llorado.
Para Gómez existe un componente de socialización de género en el acto de llorar aunque haya autores, como el propio Vingerhoets ha indicado a Maldita.es, que señalan que ciertas hormonas masculinas inhiben la respuesta de llorar como la testosterona, porque “lo que observamos es una clara socialización de género en la expresión emocional”, indica Gómez. Un estudio que comparó el llanto en adultos de 37 países a través de encuestas y encontró más diferencias en los hábitos de llorar en hombres y mujeres en países más ricos, igualitarios e individualistas. Con estos resultados, los autores sugieren que los estereotipos de género y culturales explican parte de la diferencia.
También hay diferencias en cuánto a qué provoca ese llanto, como señala la psicóloga: “Los hombres tienden a llorar más por eventos positivos y tristes y las mujeres tienden a llorar más en eventos que les producen ansiedad, miedo o ira. Otras diferencias estarían en la frecuencia a la hora de llorar entre géneros y el umbral en el que ambos géneros comienzan a llorar”.
Sin evidencia concluyente de que oler lágrimas femeninas reduzca la excitación sexual de los hombres
Quizás haya oído de un experimento en el que varios hombres olieron un frasco con lágrimas femeninas y en todos los voluntarios bajó drásticamente el nivel de excitación sexual, disminuyó la percepción de atracción al mirar fotos de rostros de mujeres y se redujeron los niveles de testosterona en sangre. Con esta investigación se señaló que además del efecto visual y sonoro del llanto, las lágrimas cumplen una función de señal química en humanos.
Pero Vingerhoets y otros investigadores intentaron replicar los resultados en tres experimentos diferentes y no consiguieron encontrar el supuesto efecto inhibidor de las lágrimas. Porque como explicamos, un solo estudio no prueba nada y una de las bases de la ciencia es la reproducibilidad. Los autores de la revisión de este experimento concluyeron que el efecto de las lágrimas de mujeres en la excitación sexual masculina y la percepción de atractivo sexual de las mujeres “si existe, es muy ligero a lo sumo. Parece que el llanto ejerce sus fuertes efectos interpersonales a través de los canales sensoriales visuales y auditivos, pero no olfativos.
Primera fecha de publicación de este artículo: 21/10/2021