Otra de las preguntas que nos habéis planteado esta semana es de qué depende el olor del sudor y si su origen, ya sea el ejercicio físico o una situación embarazosa, influye en él. Lo cierto es que la clave no está exactamente en lo que nos hace sudar, sino en la cantidad y composición de la microbiota de nuestra piel que, combinada con el fluido, causa el posible mal olor.
La función del sudor es refrescarnos a medida que se evapora cuando la temperatura corporal aumenta. Este, en principio, es inodoro. Como explica a Maldita.es Sara Gómez, dermatóloga miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), cuando el sudor tiene mal olor se debe al contacto con bacterias de la piel, sobre todo en pies, axilas y genitales. De ahí que tanto la falta de higiene como el exceso de sudoración (hiperhidrosis) empeoren esta condición.
Según el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés), estas bacterias descomponen los ácidos presentes en el sudor, dando lugar a la bromhidrosis o mal olor corporal, especialmente a partir de la pubertad.
Son las glándulas sudoríparas, tanto las ecrinas (en la mayor parte del cuerpo) como las apocrinas (situadas en las zonas donde hay vello, como axilas, región perineal, genital y alrededor de los pezones), las que expulsan este fluido a través de la piel. “Las glándulas ecrinas producen el sudor acuoso que cubre el cuerpo y que lo enfría mediante la evaporación”, explica a Maldita.es el dermatólogo Sebastian Podlipnik.
Las apocrinas presentan una composición del sudor algo distinta. “Si lo sumamos a que en estas zonas existe una microbiota algo diferente, el resultado es que el sudor en estas áreas corporales tienda a oler más o peor”, explica a Maldita.es Andrea Allende, dermatóloga miembro de la AEDV. A veces incluso “fuerte y sulfuroso”, añade Podlipnik.
Como decíamos, el olor corporal depende del conjunto de microorganismos que ‘viven con nosotros’, sobre nuestra piel, como señala a Maldita.es Paloma Borregón, dermatóloga y miembro de la AEDV. “Por eso cada persona huele diferente: porque tenemos distintas cantidades de ellos y, en función de eso, producimos un sudor con un olor u otro”.
Además, no solo el ejercicio físico puede causar sudoración, independientemente de su olor, también pueden hacerlo las situaciones estresantes. En palabras de Borregón, la causa puede ser “todo lo que suponga una descarga de las glándulas hace que el sistema nervioso se active (y olamos si el sudor entra en contacto con estas bacterias)”.
Ahora bien, según señala Allende, aunque el origen del sudor no parece tener una implicación directa su olor, “es cierto que pueden activarse glándulas de regiones corporales distintas y eso sí puede influir”. “Por ejemplo, cuando se produce una sudoración excesiva o hiperhidrosis por estrés, suele afectar a las manos. Si están limpias, no tiene por qué ser un sudor maloliente. De hecho, casi nunca lo es. Si también sudamos por las axilas, el olor dependerá de la cantidad, composición cualitativa y microbiota cutánea existente”, concluye la experta.