Estás en el gimnasio, toca día de piernas, vas a por la cuarta serie de ejercicio en prensa y casi cuando ya lo acabas, aparece un dolor muy desagradable en el gemelo, que se ‘monta’ y que obliga a detener la repetición. ¿Te ha pasado? A las malditas y malditos que nos habéis consultado por esto seguro que se han visto alguna vez en esta situación. ¿Por qué sucede exactamente? ¿Hay personas más propensas a que se ‘monten’ los músculos que otras? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¿Y qué diferencia hay con un tirón o un calambre (dos nombres que se refieren a un mismo problema)? Os contamos.
La directora de PERFORMA Entrenadores Personales y doctoranda* en Ciencias de la Salud, Sara Tabares, aclara a Maldita.es en primer lugar que los músculos “no se montan ni se desmontan” y que decimos que un músculo se ha ‘montado’ de manera coloquial —aunque poco científica— cuando tiene un exceso de tensión. A su vez, este exceso de tensión se puede manifestar en forma de rigidez muscular.
A pesar de lo desagradable que puede ser esto, Tabares aclara que la tensión muscular “no tiene por qué ser dañina” por si sola, incluso puede ser una manera que el organismo tiene para protegerse. “Un ejemplo de ello es cuando recibimos un golpe en el cuello: en muchas ocasiones, nuestros músculos producen un exceso de tensión para evitar que los huesos cervicales se vean afectados por el traumatismo”. Aunque la tensión muscular no es perjudicial de por sí, Tabares apunta a que si esta es continuada y excesiva, “podría provocar dolor en determinadas zonas del cuerpo como cuello, espalda u hombros”.
Tabares explica que existen personas más propensas a generar más tensión muscular, y son quienes tienen patrones motores (series de movimientos básicos de anatomía humana, como correr, saltar o nadar) ineficientes que generan descomposiciones y sobrecargas musculares. Estos patrones ineficientes pueden ser adquiridos (por ejemplo, una persona que no ha aprendido una técnica correcta para nadar a braza) o propios de su morfología (una persona que tenga una pierna más corta que otra). Del mismo modo, es posible que la tensión muscular excesiva esté derivada por el estrés, y las zonas más propensas para que suceda esto son la espalda, el cuello y los hombros.
¿Cómo se puede evitar esta tensión muscular? La experta lanza una serie de recomendaciones: “Tener una buena higiene postural; acudir al fisioterapeuta para que nos valore, trate y guíe; apostar por un ejercicio adaptado e individualizado y, por supuesto, descansar”.
Ahora bien, ¿es lo mismo una tensión muscular excesiva que un calambre (también llamado tirón)? No, son problemas distintos, aunque sí es cierto que un exceso de tensión puede desencadenar un calambre.
Tabares define que los calambres son “contracciones involuntarias y súbitas de un músculo (o varios) que causan dolor y que pueden durar minutos y segundos”. Hay muchas causas que pueden explicar un calambre: un problema nervioso (por ejemplo, una comprensión de los nervios por una hernia); un exceso de tensión muscular; deshidratación; niveles bajos de electrolitos, potasio o magnesio; o problemas vasculares como dificultades en el riego sanguíneo.
Por último, para evitar los calambres, lo mejor que podemos hacer según la experta es dedicar más tiempo al calentamiento y a la activación, mejorar nuestra movilidad antes de hacer ejercicio y tener una buena hidratación “sobre todo si el ejercicio es intenso”.
*Una versión anterior de este artículo citaba a Sara Tabares como doctora en Ciencias de la Salud, cuando en realidad es doctoranda.