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Cómo funcionan las ilusiones ópticas y auditivas que dejan al descubierto los trucos que usa nuestro cerebro para interpretar la realidad

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De vez en cuando se hacen muy virales vídeos e imágenes con efectos ópticos que dejan al descubierto los trucos que nuestro cerebro utiliza para ayudarnos a procesar la información proveniente de nuestro entorno de la forma más eficiente posible.

Conchi Lillo, neurobióloga* especializada en trastornos de la retina y divulgadora sobre cómo nuestro cerebro maneja la información que le proporcionan nuestros sentidos, explica a Maldita Ciencia que muchos de estos efectos ópticos se deben a que nuestro cerebro no tiene toda la información necesaria para procesar correctamente una imagen o un sonido, así que utiliza la información disponible en ese momento más la que tiene de situaciones previas similares. "El cerebro lo hace para ayudarnos, y lo hace sin que seamos conscientes ni lo decidamos nosotros", explica Lillo.

Lo que ocurre es que muchas de esas percepciones son subjetivas y por tanto diferentes para cada uno de nosotros, lo que hace que saquemos conclusiones distintas de las que sacará la persona que tenemos al lado, o incluso distintas de las que sacará nuestro cerebro un rato después si las condiciones cambian.

En otras personas, explica Lillo, la interpretación del cerebro no cambia aunque sí cambien esas condiciones: "ahí tiene más fuerza la percepción subjetiva (no sé de qué color es, da igual la información que me des, que yo lo interpreto como quiero), que la objetiva (la información que le estamos dando).

¿"Green needle" o "brainstorm"? Depende de lo que leas

El último ejemplo es un vídeo en el que una chica nos invita a escuchar un sonido poco claro y en el que entendemos palabras distintas, "green needle" o "brainstorm", según leamos unas u otras. Se trata de una demostración del efecto McGurk, que muestra la fuerte asociación que hay entre nuestros sentidos, en especial entre el oído y la vista, de forma que terminamos escuchando lo que nuestra vista nos prepara para escuchar.

El color de la zapatilla no depende del hemisferio dominante en tu cerebro

Muchas de estas ilusiones consisten en la confusión de los colores, pero es que, como recuerda Lillo, "el color no existe", sino que es una interpretación subjetiva que nuestro cerebro realiza en función de la luminosidad de una escena. Por eso si en la imagen que tenemos delante no hay información sobre las condiciones de luminosidad en las que fue tomada, el cerebro toma la decisión por su cuenta y nos dice si la imagen tiene unos colores u otros.

Es el caso de la famosa zapatilla que unos veíamos rosa y blanca y otros gris y verde. A la imagen le acompañaba una supuesta explicación: si veías la zapatilla rosa era porque el hemisferio derecho de tu cerebro es el dominante; si la ves gris, es el izquierdo.

Pero ese no era el verdadero motivo, sino que tenía que ver, como decimos, con cómo nuestro cerebro maneja los colores en distintos ambientes de iluminación. Cuando observamos una imagen, el cerebro ajusta su percepción de los colores dependiendo de la iluminación. Un ejemplo es que la luz del sol es blanca, pero las luces incandescentes, como la del fuego o la de algunas bombillas es amarilla, pero no por eso lo vemos todo amarillo bajo esa luz. El cerebro hace esos ajustes sin que nos demos cuenta.

Daniel Gómez, neurocientífico y divulgador que además emplea sus conocimientos sobre el cerebro y la percepción en espectáculos de magia, explicaba a Maldita Ciencia que lo de los hemisferios predominantes no tenía nada que ver: "A nivel visual, cada hemisferio cerebral procesa la mitad derecha o izquierda del campo visual de una manera idéntica, y no afecta al color o la forma de lo observado".

Vestido azul, vestido blanco

Otra famosa ilusión óptica que volvió loco a todo el mundo en 2015 fue el del vestido blanco y dorado/azul y gris. Era la misma imagen pero no nos poníamos de acuerdo en el color de la prenda porque cada uno la veíamos de una forma distinta. Es otro ejemplo de cómo nuestro cerebro saca conclusiones a partir de la información a su alcance y, si le falta información, puede sacar conclusiones distintas que el cerebro de otra persona.

En estas dos imágenes, el vestido se mantiene fiel a la original pero se ha añadido más información para ayudar al cerebro a interpretarla. En la primera, vemos el vestido azul porque el cerebro interpreta que la imagen está sacada con mucha luminosidad (fijándose sobre todo en la cara de la chica); y en la segunda vemos el vestido blanco porque ocurre lo contrario: el cerebro se fija en la cara e interpreta que hay poca luz, así que aclara el vestido. (Fuente: Conchi Lillo)

El fenómeno viral sirvió para realizar investigaciones sobre cómo diferentes individuos perciben el color de formas distintas basándose en ideas previas sobre la supuesta iluminación en el momento de tomar la foto, ya que esa información era ambigua en la imagen.

Una ilusión óptica no sirve para diagnosticar estrés (ni nada)

En Maldita Ciencia hemos hablado también de esta otra ilusión óptica que circulaba junto a un mensaje que aseguraba que según la intensidad de movimiento percibido en ella era posible saber si estás un poco o muy estresado. De nuevo, esta explicación es falsa.

Su autor fue Yurii Perepadia, un ilustrador y diseñador gráfico ucraniano. Creó la imagen en 2016 utilizando un truco visual que recibe el nombre de su creador, Akiyoshi Kitaoka, que consiste en que pequeñas líneas o zonas en blanco y negro situadas sobre otras de color parecen cambiar el foco de visión y así simulan movimiento en la imagen.

*Hemos modificado este artículo para corregir la especialización de Conchi Lillo, que es neurobióloga y no neuróloga como decíamos en un principio.


Primera fecha de publicación de este artículo: 12/01/2021

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