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Botellas de plástico, de aluminio, de vidrio y briks: ¿cuáles tienen menos impacto ambiental?

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La preocupación por el impacto de nuestro consumo en el medio ambiente nos lleva a preguntarnos qué productos debemos comprar que sean más respetuosos. Pero la respuesta no es siempre fácil. En Maldita.es ya buscamos comparar el distinto daño ambiental que producen las bolsas de plástico, de papel y de algodón y concluimos que es difícil medir el impacto ambiental al completo de estos productos pero la clave está en la reutilización para reducir la huella ecológica. Ahora vamos a responder a esta misma pregunta sobre los distintos materiales con los que se puede hacer una botella: plástico, vidrio o aluminio, y otro envase que podemos considerar equivalente, como los briks.

El impacto ambiental no depende sólo del material sino de todo el ciclo de vida de la botella

Saber si una botella tiene menor o mayor huella ambiental depende no sólo del material sino de todo el ciclo de vida de la botella. Para ello hay que considerar el impacto ambiental del tipo de material, pero también su origen y su forma de conseguirlo, cómo se fabrica y dónde, el transporte hasta los centros de producción y también la forma de distribución y cómo utilice esa botella el usuario final, señala a Maldita.es Paula Baldó, ambientóloga especializada en diseño y desarrollo de productos y consultora y diseñadora de estrategias de sostenibilidad y economía circular en envirall.

Para conocer el impacto ambiental total hay que saber si el consumidor usa la botella una única vez o la reutiliza y si cuando ya no la quiere la tira a cualquier parte y acaba en un vertedero o es reciclable, aclara la consultora ambiental. Otros factores que se deben medir para obtener la huella ecológica real son la longevidad del producto y el número de usos que permite, señala a Maldita.es Carmen María Martínez, ambientóloga y maldita que ha prestado sus superpoderes.

El vidrio es reutilizable y fácilmente reciclable

De los distintos materiales, el vidrio tiene muchas ventajas, entre las que destaca que es un material que permite fabricar y distribuir envases reutilizables, algo que no ocurre con el brik, las latas de aluminio o soluciones de plástico de usar y tirar, aclara a Maldita.es Alberto Vizcaíno ambientólogo y consultor en sostenibilidad y gestión ambiental. Además, este material tiene “unas altas tasas de reciclado cuando el material entra en el circuito de recogida selectiva”, añade.

Por ello, el consultor considera que en términos globales “el material con menor impacto sería el vidrio, que permitiría reutilización y es fácilmente reciclable”. Además, Vizcaíno destaca que proviene de materias primas abundantes como la arena de sílice y caliza y requiere menos energía que otros materiales, tanto en su fabricación original como en su reciclaje.

Por su parte, el problema del aluminio para el consultor ambiental es que necesita material que impermeabilice con sustancias plastificantes. No obstante, el aluminio puede reciclarse de forma económica sin pérdida de propiedades, según Vizcaíno. Algo que no ocurre con el plástico, “cuya separación en polímeros en un reciclaje químico tiene un coste tan alto que hace que sea una opción testimonial”.

El brik, en cambio, es un envase complejo con capas de plásticos, cartón y aluminio cuyo reciclaje es muy costoso e implica la pérdida de gran parte del material, señala Vizcaíno y como contó la revista especializada en periodismo ambiental Ballena Blanca. No obstante, por su forma optimiza el volumen ocupado en transporte frente a botellas cilíndricas, lo que reduce su huella en el transporte.

Para Baldó, es importante utilizar materiales reciclados pero la reducción y la reutilización son más prioritarias para ir hacia una economía circular que implica reducir los residuos al mínimo y mantener los materiales dentro de la economía siempre que sea posible.

Los problemas ambientales del plástico

Más allá del impacto en el clima, “el problema ambiental real que vemos en el medio ambiente con los plásticos es la contaminación masiva” con este material, destaca a Maldita.es Alicia Mateos Cárdenas, ambientóloga e investigadora posdoctoral especializada en microplásticos en el agua dulce en la Escuela de Ciencias Biológicas, de la Tierra y Ambientales de la Universidad College de Cork (Irlanda). Además del ciclo de vida de cada material es importante tener en cuenta los efectos ecotoxicológicos de los plásticos, el monitoreo de plásticos en el medio ambiente y la exposición humana a los microplásticos, “de la cual todavía se sabe muy poco”, añade.

En el caso de los plásticos, hay estudios que señalan la presencia de los microplásticos en las personas pero también el desconocimiento sobre su posible efecto en la salud humana. Otros indican que los microplásticos no sólo son absorbidos por animales marinos sino también por las plantas, lo que supone incluirlo en la cadena alimenticia. Los microplásticos se encuentran hasta en la atmósfera, por lo que se distribuyen por todo el planeta.

La dificultad de encontrar estudios independientes que midan de forma integral la huella ambiental

Alberto Vizcaíno alerta a que las metodologías de los estudios que miden esa huella ambiental pueden “jugar con los datos que se utilizan para los cálculos y con los límites del estudio”. Lo denuncia también Baldó: “Los análisis de ciclo de vida pueden hacerse para tener los resultados que quieres tener si no sigues las pautas recomendadas”. El contexto geográfico es importante en los distintos estudios porque influye la localización de la producción y comportamientos del usuario, porque no recicla igual, por ejemplo, un francés que un español, destaca Baldó.

Por eso, para Vizcaíno el reto es encontrar estudios independientes que analicen todas las variables: “Lo que más hay son estudios de parte, como los que financian la industria del envase de usar y tirar y el negocio petroquímico, a través de cátedras universitarias, institutos tecnológicos o asociaciones sin ánimo de lucro creadas ex profeso para este fin, en los que resulta relativamente sencillo encontrar una perversión de las herramientas de análisis del ciclo de vida de productos y de los datos empleados para analizar el impacto ambiental de las soluciones comparadas”.

Un estudio de parte, con carencias, usado para defender que las botellas de plástico son más sostenibles

En 2021 se ha publicado un estudio realizado por el Centro de Innovación y Desarrollo para la Economía Circular (CIDEC) que concluye que el plástico PET reciclado (r-PET) es, desde un enfoque de análisis de ciclo de vida, ”el mejor material desde una perspectiva ambiental, por ser el que menos emisiones de gases de efecto invernadero emite a la atmósfera” tras comparar la botella de vidrio, de plástico PET sin reciclar y con varios grados de reciclado, los brick y las latas de alumnio. Los resultados de este artículo se han divulgado asegurando que las botellas de vidrio o aluminio no obtienen resultados mejores que las de plástico, pero lo cierto es que el análisis incluye latas de aluminio de un solo uso y no reutilizables frente a botellas de plástico recicladas.

Pero “usar únicamente la huella de carbono como medida de sostenibilidad es quizá algo pobre” porque cuando se hacen análisis de ciclo de vida, el impacto en el cambio climático es una de las variables que se mide, pero también se tienen en cuenta otros impactos como la eutrofización (el exceso de nutrientes en el ecosistema), la afección a la capa de ozono y la ecotoxicidad terrestre, señala Paula Baldó. La consultora ambiental destaca también que es un “análisis exclusivamente de la entidad a la que le interesa el r-PET”. Este trabajo está apoyado por la industria petroquímica a través de AIMPLAS (un centro tecnológico del sector del plástico) y no ha sido revisado por la comunidad científica ni publicado en ninguna revista científica.

Otro aspecto llamativo del estudio para la ambientóloga es que “no considera las opciones de vidrio o lata de aluminio recicladas, cosa que también habría que tener en cuenta para ser más objetivos y no poner solo el PET como único material reciclado”. Además, Baldó indica que no se puede generalizar a partir de un único estudio: “que una botella de plástico producida de una forma concreta, por un fabricante concreto y que siga un ciclo de vida específico salga mejor que otros materiales no quiere decir que siempre sea así”.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Carmen María Martínez.

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