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MALDITA CIENCIA

Por qué elegir bien un sujetador va más allá de lo estético y afecta a tu salud

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Hay a quienes les resulta más cómodo y a quienes menos, quienes optan por usarlo y quienes no. Pero, ¿puede interferir una prenda de vestir como el sujetador en nuestra salud o se trata de una cuestión meramente estética? ¿Es necesario llevarlo? ¿Qué ventajas y qué inconvenientes tiene? 

“Una correcta sujeción del pecho es fundamental para mantenerlo firme y evitar una mala posición de espalda”, indica a Maldita Ciencia Sonia Baulies, Coordinadora de la Unidad de Ginecología Oncológica y Mastología de Dexeus Mujer. Así, podremos reducir la posibilidad de dolores musculares debidos al peso del pecho. Es por ello por lo que, bajo su criterio, el sujetador no es un simple artículo estético, sino que tiene una finalidad médica: mantener fija la mama. Ahora bien, en función de las características del pecho, este será más o menos necesario.

Los expertos consultados por Maldita Ciencia coinciden en que, en caso de que la decisión sea hacer uso de él, elegir la talla correcta es muy importante. Sin embargo, Baulies señala que en torno al 70% de las mujeres utilizan una talla inadecuada de sujetador

“Más allá del aspecto estético, un sujetador demasiado pequeño o apretado causa surcos en los hombros y por debajo de las mamas, dolor, corte de la circulación superficial e incluso puede llegar a causar cambios posturales de la espalda”, explica a Maldita Ciencia Marco Romeo, cirujano plástico especializado en cirugía mamaria. La posibilidad de que esto ocurra aumenta cuanto mayor es el volumen del pecho y remitirá tras decantarse por el sujetador correcto. 

Ahora bien, como ya hemos explicado en Maldita Ciencia, el uso de sujetador ni aumenta el riesgo de cáncer de mama ni evita la caída del pecho

¿Llevar o no llevar sujetador? Esa es la cuestión 

Entonces, teniendo en cuenta los factores anteriores, ¿es mejor llevar sujetador o no llevarlo? La respuesta la da, de nuevo, Baulies: “En mujeres con mamas muy pequeñas o planas, el sujetador puede no aportar grandes ventajas”.

“Una vez más, podemos hacer hincapié en las consecuencias de un pecho pesado en la espalda. Por ejemplo, una mama copa D (de mayor volumen) pesará alrededor de un kilo, por lo que un sujetador correcto y utilizado la mayoría del tiempo ayudará a reducir la carga del peso en la musculatura de espalda y cuello”, indica Romeo. “Por otro lado, una correcta postura y una musculatura bien entrenada ayudan a reducir los efectos del peso a largo plazo”, continúa.

Aunque no existe el sujetador perfecto, es importante utilizar uno adecuado

Mònica Mallafré, fisioterapeuta de Dexeus Mujer, comenta en Maldita Ciencia que muchas de las pacientes que acuden a la visita médica o de fisioterapia no usan el sujetador adecuado, sino que suelen ser demasiado ajustados. “Eso provoca que, al inspirar aire, la caja torácica no se expanda con normalidad. Esta limitación de movimiento puede afectar también al sistema digestivo al no activarse el peristaltismo intestinal. El diafragma también nos ayuda a mantener una buena postura y colabora con otros músculos para que nuestro suelo pélvico se mantenga más saludable al recibir menos presión abdominal”, explica la experta. 

Esto no quiere decir que tengamos que dar con el sujetador perfecto porque, en opinión de los expertos consultados por Maldita.es, este no existe. Al final, cada situación puede requerir un tipo determinado en función de las necesidades (deportivos, de día, de noche…) y, como decíamos, la importancia reside en escoger bien la talla y la copa. “El pecho de una mujer cambia a lo largo de las diferentes etapas (pubertad, embarazo, lactancia, menopausia) y el sujetador debe adaptarse a todos estos cambios”, afirma Baulies. 

En caso de no presentar enfermedades en las mamas, se podría usar cualquier sujetador siempre que se adapte, sea cómodo y no moleste. Ahora bien, no sucede lo mismo en casos concretos, como tras recibir un tratamiento de radioterapia; después de haber pasado por una cirugía mamaria, ya sea de aumento o reducción o en aquellas mujeres con mamas muy voluminosas. “Entonces sí que es muy importante escoger un determinado tipo de sujetador: su finalidad ya no será tanto estética, sino de sujeción, para evitar al máximo las molestias”. 

Para Romeo, la mejor elección (por norma general) es decantarse por un sujetador sin aro, en muchos casos de tipo deportivo. Según el experto, estos tienen un porcentaje de fibras elásticas que soportan el pecho con una presión uniforme y progresiva.

Ahora bien, coincide en que, según el tipo de mamas, será más apropiado utilizar un tipo de sujetador que otro. Su consejo es elegir el que mejor siga el perfil del pecho. “Por ejemplo, un pecho con una forma más redonda y surco mamario circular precisa un sujetador con el mismo perfil. Sin embargo, en una mama más ancha que alta, será mejor un sujetador más lineal”, explica Romeo. “Las mamas más pequeñas, necesitan menos soporte y permiten más libertad a la hora de elegir modelos. Si estas son más pesadas,  precisará siempre y primariamente de soporte para descargar peso”, continúa.

Cómo saber tu talla de sujetador

100B, 80A, 95C… Este es el formato con el que nos referimos a la talla de un sujetador. Como vemos, tienen dos componentes: un número, que indica el contorno de pecho (anchura de espalda), y una letra, que hace referencia al volumen (copa). La elección adecuada dependerá de la proporción entre ambas. 

Como explica el especialista en cirugía plástica, reconstructiva y estética Joaquim Muñoz, para conocer la primera variable, se debe medir el contorno del tronco por debajo de la línea del sujetador y sumarle 15 centímetros (en el caso de la medida española y francesa). Ya tenemos el número. ¿Y la letra? La obtendremos midiendo el contorno de nuevo, esta vez por encima del propio pecho, a la altura del pezón. Después, a esta medida hay que restarle la del contorno por debajo del pecho (sin sumar los 15 centímetros). Si la diferencia entre los dos contornos es entre 12 y 14, la copa será la A; entre 14 y 16, la B; entre 16 y 18, la C y si se encuentra entre 18 y 20, la D. 

Eso sí, para que estos datos sean útiles, la medición debe hacerse desnuda y sin estar en el periodo de menstruación, que puede interferir en el tamaño del pecho durante esos días. 

Si los tirantes dejan marca o se caen con facilidad, si el tejido de la prenda hace arrugas llevándolo puesto o si el contorno no es el correcto (lo ideal es que se abroche en la segunda línea de corchetes y que ni te apriete ni vaya holgado) puede que no estés utilizando la talla correcta. Otras de las pistas que pueden servir para comprobarlo es si la prenda deja marcas en la piel tras su uso; si el aro, en caso de tenerlo, no se adapta al pecho o si el relleno lo presiona en exceso. 

¿Influye llevar o no sujetador en la caída del pecho? 

Como ya hemos explicado en Maldita Ciencia, la elección de llevar o no sujetador no influye en que, en un futuro, el pecho esté más o menos caído: no hay evidencias ni estudios científicos que lo demuestren. "Muchas mujeres acostumbran a llevar sujetador desde una edad muy temprana y también se les cae el pecho. ¿Por qué? Porque no es cierto que esto ocurra por no utilizar esta prenda", confirmaba a Maldita Ciencia Julio Millán Mateo, miembro de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE).

Al fin y al cabo, con el tiempo todas las mamas tienden a caer, “es ley de naturaleza”, afirma Romeo. El pecho está formado por tejido graso, glandular y conjuntivo. Este último es el responsable de mantenerlo fijo, actuando como una especie de sostén natural, ya que la mama en sí no dispone de músculos que la aguanten. 

“Los ligamentos de Cooper se fijan a los músculos pectorales permitiendo que la mama se mantenga a nivel del tórax. Sin embargo, no son muy potentes y con los cambios hormonales y la edad pierden firmeza, lo que hará que la mama adquiera una cierta caída o ptosis”, explica Baulies. 

Hay muchos factores que influyen en el proceso de ptosis mamaria o caída del pecho: los embarazos y las variaciones de peso corporal, la calidad de la piel y el volumen de la mama misma. También del tejido predominante que presente el pecho. Además, hay que tener en cuenta que ninguna mama es igual. “Sujetar el peso de las mamas podría ayudar a retrasar el proceso pero no pararlo. Además, se debería llevar el sujetador las 24 horas, lo cual es inviable en la vida real”, añade Romeo.

Para retrasar la caída del pecho, Baulies recomienda una correcta hidratación cutánea y la tonificación de los músculos pectorales.

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