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MALDITA CIENCIA

9 bulos y mitos sobre la "píldora" y los anticonceptivos hormonales orales

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Si hay un tema que cause todo tipo de dudas por el choque entre las comodidades que supone su funcionamiento y el miedo a sus supuestas repercusiones en la salud, son los anticonceptivos hormonales orales, más conocidos como la "píldora". A pesar de ser uno de los métodos más eficaces a día de hoy para evitar embarazos no deseados, el abanico de dudas y bulos que la rodean es muy amplio (y en ocasiones, alarmante).

Pero aquí está Maldita Ciencia para intentar aclarar qué es verdad y qué no tiene evidencias en relación a todo eso que hemos oído sobre la píldora.

No, la píldora NO protege de las enfermedades de transmisión sexual

A pesar de que se trate de un método anticonceptivo de gran eficacia, la función de la píldora se limita a eso, impedir o dificultar el embarazo, pero no está de ninguna manera relacionada con la protección frente al contagio de cualquier enfermedad de transmisión sexual (ETS), como la clamidia, el herpes genital, la gonorrea, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y con ello el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), el virus del papiloma humano (VPH) o la sífilis.

El responsable de la propagación de estas infecciones es el intercambio de fluidos corporales a través del contacto sexual sin utilizar ningún tipo de barrera protectora. Para protegerse de ellas el método más eficaz y recomendable es utilizar preservativos masculinos o femeninos de látex o poliuretano cada vez que se practique sexo vaginal, oral o anal, ya que este reduce (aunque en algunos casos no elimina completamente) las posibilidades de contagio.

No, la píldora no afecta a la fertilidad

Una de las preocupaciones más comunes entre quienes se plantean comenzar con la píldora es si esta afectará a su fertilidad a largo plazo. La respuesta que nos han dado los expertos coincide: "Lo que influye en la mayor o menos posibilidad de quedarse embarazada tras su uso es el paso de los años", resume Francisca Martínez, jefa de la unidad de anticoncepción del área clínica del servicio de medicina de la reproducción en la clínica ginecológica Dexeus Mujer.

Es decir, si una mujer toma la píldora durante muchos años, el problema no serán los supuestos efectos que el medicamento pudiera haber tenido en su sistema reproductivo, sino el transcurso del tiempo, factor que sí indice en la fertilidad.

Con respecto a si es más complicado quedarse embarazada durante los primeros meses tras abandonar el tratamiento, Carles Catllá, jefe del Servicio de Reproducción del Institut Maqués, explica a Maldita Ciencia que, a partir de los dos meses, la tasa de embarazo es la misma. Es decir, tras dejar de tomar la píldora anticonceptiva, las opciones de quedarse embarazada son las mismas que las que tiene una mujer que no la haya tomado.

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Sí, tomar la píldora puede disminuir la frecuencia de la menstruación y hace de esta un sangrado "falso"

Aproximadamente cada mes, mientras es fértil, el cuerpo de la mujer regula y pone a punto las condiciones necesarias para que se produzca un posible embarazo. Entre otros procesos, el recubrimiento interno del útero aumenta su grosor hasta que, en caso fecundación del óvulo, este pueda adherirse a sus paredes y comenzar a desarrollarse. Ahora bien, si esto no ocurre, el cuerpo deshecha este recubrimiento y el óvulo no fecundado en forma de fluido sanguinolento: esto es la menstruación.

En el cuerpo de una mujer que esté tomando la píldora, ese sangrado ocurre en los "días de descanso", cuando recurre a las pastillas placebo. La retirada radical del aporte hormonal induce al sangrado, pero esta no es una regla como tal: es más ligera y suele durar menos días.

Hay tratamientos que no incluyen una semana de placebo mensual y su correspondiente sangrado, sino que todas las pastillas son activas (tienen hormonas). Estas se conocen como régimen de pastillas de ciclo extendido y permiten tener ese sangrado cada más tiempo, en función del tratamiento que se tome.

No, tomar la píldora no engorda

La idea de encontrarse con unos kilos de más, sin ton ni son, hace que muchas mujeres se echen atrás a la hora de comenzar un tratamiento de anticonceptivos hormonales orales o lo abandonen. Sin embargo, la ciencia no está de acuerdo: aunque muchas mujeres dicen sentirse "más hinchadas" o "haber engordado a causa de esta", ningún estudio ha conseguido, hasta la fecha, establecer una relación causa-efecto entre la píldora y el aumento de peso a largo plazo. 

Puede ocurrir que, durante las primeras semanas o meses y debido al cambio hormonal que supone comenzar el tratamiento, el cuerpo retenga más líquidos, pero no grasa. Además, este efecto secundario debería cesar, como muy tarde, al tercer mes. 

"Si alguien achaca su aumento del peso a la píldora, por cualquier motivo, puede cambiar a una progesterona más diurética o antiandrogénica. Hay suficiente variedad como para encontrar la pastilla más adecuada para cada paciente", indica Ros.

Sí, la píldora puede afectar al acné positiva o negativamente según su composición 

A través de los AHCs (anticonceptivos hormonales combinados) introducimos en nuestro cuerpo un extra de estrógenos, la hormona encargada de los cambios físicos de las mujeres durante la adolescencia a través del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. Pero también la progesterona tiene efectos en el cuerpo de la mujer.

"Dependiendo del tipo de progesterona que lleve la píldora, podrá ocasionar diferentes cambios físicos", explica Ros. "Si se trata de una progesterona anti hormona masculina (antiandrogénica), probablemente la paciente tenga menos acné y menos granitos por el cuerpo, en general". Pero si la progesterona no es antiandrogénica, sí podría aumentar el acné, aunque sería reversible, al interrumpir el tratamiento.

"No todos los anticonceptivos actúan igual, pero los que solemos recomendar los dermatólogos (con efecto antiandrogénico), sí consiguen disminuir el acné", explica a Maldita Ciencia Sara Gómez Armayones, dermatóloga en el Hospital Clinic. "Hay pacientes en los que este problema se soluciona sin recurrir a tratamientos más fuertes, tan solo con AHCs", añade. 

Gracias a ellos, las glandulas sebáceas producen menos sebo, ya que reducen el nivel de testosterona. Aun así, los efectos no son visibles de la noche a la mañana, sino que pueden tardar hasta tres meses en apreciarse. 

La píldora y el riesgo de cáncer: varía para cada tipo de cáncer

La respuesta a la pregunta de si la píldora incide o no en el riesgo de sufrir cáncer es compleja ya que, por el momento, no hay estudios que puedan negar o afirmar de manera rotunda y contundente si la probabilidad es mayor, menor, de qué depende esta o en qué tipos de cáncer podría incidir.

De hecho, según el Instituto Nacional del Cáncer (NIH, por sus siglas en inglés), los datos procedentes de estudios poblacionales (aquí puedes leer más sobre cómo son esos estudios) no pueden establecer definitivamente que una exposición a la píldora cause o impida el cáncer dado que, además del uso de AHC, es posible que el riesgo dependa también de otros factores no contemplados en las investigaciones.

Por el momento, hay estudios que sugieren que, durante el periodo en el que una mujer toma la píldora, el riesgo de sufrir cáncer podría aumentar o disminuir en función del tipo de tumor del que hablemos. "En principio, los anticonceptivos orales previenen el cáncer de ovario y de endometrio", explica a Maldita Ciencia Catllá. "En cambio, existe más prevalencia de cáncer de cérvix, provocado por el VPH (virus del papiloma humano): como la gente suele utilizar anticonceptivos orales en lugar de preservativo, el riesgo es mayor, al estar expuesto a un germen externo".

En conjunto, según explica a Maldita Ciencia Modesto Rey Novoa, presidente de la Sociedad Norte de Contracepción (SEC), la mortalidad global por cáncer en las mujeres usuarias de este tipo de anticonceptivos disminuye. "Por ejemplo, el efecto protector frente al cáncer de ovario y endometrio se prolonga, incluso, más allá del tiempo de su uso, dependiendo también del tiempo durante el que se hayan estado utilizando: a más años, más protección". Añade que, además, se ha mostrado una disminución del cáncer de colon.

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La píldora y el riesgo de trombosis: es posible pero poco probable

Una de las dudas y miedos más frecuentes es si tomar este tipo de anticonceptivo influye en la circulación y aumenta el riesgo de sufrir una trombosis venosa (coágulo sanguíneo que se forma en una vena profunda). La respuesta es sí, puede influir; pero no, no siempre lo hace (y, de hecho, es poco probable que así sea). 

Según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), la posibilidad es algo mayor durante el primer año, y vuelve a aumentar al tomarla de nuevo si ha habido una interrupción de más de 4 semanas y en caso de mujeres fumadoras, con sobrepeso, que han dado a luz recientemente o cuyos familiares cercanos la hayan sufrido.

"El riesgo es mayor, sobre todo si hay antecedentes familiares o genéticos y si tienen alteraciones genéticas" explica Catllá. "En el resto de la población este puede incrementarse entre un 5 y un 10%". 

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Ahora bien, no existen motivos de seguridad que hagan necesaria la interrupción del anticonceptivo hormonal en mujeres que lo utilizan habitualmente sin haber presentado problemas. Según explica aquí la AEMPS, la última revisión europea sobre el riesgo de sufrir un tromboembolismo venoso por el uso de este tipo de anticonceptivos confirmó que este es muy pequeño.

La píldora ayuda a disminuir (o eliminar) el dolor menstrual

Esta es otra de las dudas más recurrentes con respecto al tratamiento: si es cierto o no que este reduce o incluso elimina el dolor asociado a la regla. Efectivamente, lo hace y, de hecho, tomar la píldora es una de las principales indicaciones frente al dolor menstrual. 

Las molestias menstruales pueden deberse, principalmente, a dos motivos: o bien se tiene mucha cantidad de regla (por lo que el útero se tiene que mover mucho para expulsarla), o bien porque se sufre alguna enfermedad asociada a este dolor por otras causas, por ejemplo, endometriosis. 

"En estas enfermedades (endometriosis), el tratamiento de primera línea de elección son los anticonceptivos continuos o en pautas continuas, con los que se tengan 2 o 3 reglas al año", explica Ros. "En el caso de que el motivo del dolor sea la cantidad, en mujeres con reglas muy abundantes que pueden llegar a provocar anemia, el tratamiento de elección también son este tipo de anticonceptivos", añade.

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¿Influyen en los cambios de humor?

El síndrome premenstrual es un conjunto de síntomas que se manifiestan los días previos a la menstruación y, normalmente, desaparecen con ella. Durante estos, pueden darse alteraciones y cambios de humor en la mujer. "Los cambios hormonales característicos del ciclo sexual femenino provocan, en ocasiones, cambios en el humor, manifestando mayor irritabilidad", explica Rey.

Pero, ¿es cierto que comenzar a tomar la píldora también puede incidir negativamente en el estado de ánimo? A pesar de que hay numerosos estudios que han tratado de dar respuesta a una pregunta, todavía no existe un consenso definitivo sobre si es o no cierto. De hecho, actualmente la píldora se receta como una de las soluciones para minimizar los síntomas del síndrome premenstrual. "Hay psiquiatras que pautan los AHC a quienes sufren este tipo de alteraciones psiquiátricas cíclicas", indica Ros.

Rey explica que la píldora elimina la variabilidad hormonal que se produce durante el ciclo sexual habitual, por lo que muchas mujeres pueden notar una mejoría evidente en esos cambios de humor. Aún así, durante los tres primeros meses del tratamiento es normal sufrir este y otras consecuencias relacionadas con el mismo. "Hay respuestas singulares, especialmente en mujeres que toman anticonceptivos combinados cíclicos", indica Rey.


Primera fecha de publicación de este artículo: 15/12/2019

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